El monstruo de mil cabezas
El narcotr¨¢fico y la criminalidad organizada son los s¨ªmbolos de la delincuencia en los a?os noventa
Al comisario Jos¨¦ Mar¨ªa Mato Reboredo le cost¨® trabajo convencer a sus jefes de que eso de la droga iba a convertirse en un problema serio. Corr¨ªan los a?os setenta. En Espa?a, la droga que se conoc¨ªa eran los gramos de grifa decomisados a los legionarios que acud¨ªan a Madrid para los desfiles de la Victoria.Al final, a Mato le concedieron el mando de una brigada especial integrada por un pu?ado de inspectores. Hoy, el narcotr¨¢fico y la criminalidad organizada son los s¨ªmbolos de la delincuencia, como hace 10 a?os lo fueron las bandas de atracadores y en la d¨¦cada de los setenta las pandillas juveniles. El clan de Los Charlines, el capo gallego Sito Mi?anco o el turco Osman Yavuz son la encarnaci¨®n del delincuente de los noventa.
"El problema de la criminalidad organizada se va extendiendo larvadamente. Es casi imperceptible hasta que lo tienes encima y ya no hay soluci¨®n. Geogr¨¢ficamente, estamos en una situaci¨®n inmejorable para que se enra¨ªce, para que se acomode. No voy a decir que tengamos los problemas de otros pa¨ªses, pero, desde luego, hay signos de poder tenerlos". El diagn¨®stico pertenece a un hombre con sobrados conocimientos del tema: el ex juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garz¨®n, ahora diputado del PSOE y delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.
La relaci¨®n entre criminalidad organizada y narcotr¨¢fico es innegable. La lucha contra esta delincuencia es todo un reto para el Estado, seg¨²n reconoci¨® recientemente Garz¨®n: "Debemos saber que no vamos a acabar con el problema de la droga, ni con el narcotr¨¢fico; pero que al menos lo encauzaremos hacia unos l¨ªmites que no nos desborden. As¨ª, tendremos controlado al monstruo dentro de una jaula m¨¢s o menos amplia". Un monstruo al que ser¨¢ dificil cortarle sus mil cabezas.
La delincuencia organizada est¨¢ representada en Espa?a por el terrorismo y "el tr¨¢fico il¨ªcito de estupefacientes, generalmente involucrado con actividades de blanqueo de dinero", seg¨²n afirm¨® hace unos d¨ªas el ministro del Interior, Jos¨¦ Luis Corcuera.
A mediados de los a?os setenta, la Guardia Civil intercept¨® cerca de Valencia a una pareja de marselleses en un Tibur¨®n Citro?n cargado con m¨¢s de cien kilos de hero¨ªna. El grueso alijo, perteneciente a la French Connection, iba a ser enviado a Estados Unidos., La importante operaci¨®n policial, a la que los peri¨®dicos de la ¨¦poca apenas dedicaron unas l¨ªneas, pas¨® sin pena ni gloria. Ni la polic¨ªa ni la Guardia Civil llegaron a comprender entonces la importancia de su actuaci¨®n. "?Es tan importante coger unos cuantos kilos de polvos?", se preguntaba incr¨¦dulo m¨¢s de un agente.
Un breve repaso a la estad¨ªstica puede dar idea de la evoluci¨®n de la droga en Espa?a. La polic¨ªa decomis¨® en 1970 s¨®lo ocho gramos de coca¨ªna y 81 de hero¨ªna; en 1975, 11 kilos de coca¨ªna y 350 gramo! de hero¨ªna; en 1979, 44 kilos de coca¨ªna, 12 kilos de hero¨ªna y 18 toneladas de hach¨ªs. El a?o pasado, las fuerzas de seguridad se incautaron de 120 toneladas de hach¨ªs, unos 4.500 kilos de coca¨ªna y alrededor de 650 de hero¨ªna. Es evidente que el narcotr¨¢fico se ha desarrollado a una velocidad de v¨¦rtigo. La droga mat¨® directamente el a?o pasado a 800 personas.
El entonces fiscal general del Estado, Luis Bur¨®n Barba, ya constat¨® en su Memoria de 1984 "la creciente implantaci¨®n de mafias internacionales, porque creen que Espa?a es un mercado en expansi¨®n y ellos tienen mayores facilidades para la impunidad". Bur¨®n agregaba: "La droga genera la aparici¨®n de esa espec¨ªfica forma de criminalidad organizada -quiz¨¢ la m¨¢s grave de nuestro tiempo- que es el gran tr¨¢fico de estupefacientes".
Y a la vez advert¨ªa de un innegable peligro: "Gracias a los ingentes beneficios que proporciona el narcotr¨¢fico, entra en competencia con los mismos poderes leg¨ªtimos. mediante la corrupci¨®n de sus titulares o servidores".
En torno a 1987, el mercado de la droga empez¨® una escalada imparable. En ese a?o, los procesos judiciales tramitados por esta causa fueron 24.515, lo que supuso pr¨¢cticamente el doble de los incoados en 1986. En 1989 se abrieron 30.706 procedimientos por narcotr¨¢fico, cifra que se elev¨® a 42.272 en 1990.
El inspector jefe Manuel Rodr¨ªguez Simons, que lleva 14 a?os en el Servicio Central de Estupefacientes, ten¨ªa raz¨®n cuando advirti¨® en 1986 que los alijos se pesar¨ªan en breve por toneladas. Este polic¨ªa se?ala que en los ¨²ltimos a?os se ha pasado del tr¨¢fico realizado por mulas (personas contratadas para introducir la droga de forma individualizada) a las grandes organizaciones. "El narcotr¨¢fico se dispar¨® al iniciarse los transportes mar¨ªtimos", dice antes de recordar los casos de los barcos Bongo, Oakleigh, Rande o Lady K.
Fabuloso negocio
"Las viejas redes del contrabando de tabaco en Galicia se han reconvertido y perfeccionado para explotar el fabuloso negocio que genera el mundo de la droga", se?alaba en 1991 Leopoldo Torres, fiscal general del Estado. Y explicaba as¨ª esta transformaci¨®n: "Para el delincuente, la cuesti¨®n no ofrece dudas: con los mismos riesgos que en el contrabando de tabaco, el narcotr¨¢fico ofrece unos beneficios inmensamente superiores".Torres daba tambi¨¦n en el clavo al se?alar que "existe una relaci¨®n directa y constatada entre las redes gallegas y los principales jefes de las mafias colombianas de la coca¨ªna, algunos de ellos reclamados por la justicia espa?ola". El sumario 13/90, relativo a la operaci¨®n N¨¦cora, es un buen ejemplo del poder de los clanes que operan en Galicia.
Expertos policiales reconocen que la Costa del Sol es "un nido de mafiosos" en el que operan con total impunidad traficantes de hach¨ªs brit¨¢nicos, lavadores de dinero negro franceses, delincuentes de guante blanco italianos, traficantes de armas ¨¢rabes y otra fauna variopinta.
El ex fiscal general del Estado Javier Moscoso ya lo advirti¨® hace cinco a?os: "Aut¨¦nticas mafias relacionadas con el tr¨¢fico de armas y drogas, con la prostituci¨®n y el juego se han introducido en estas tierras. Estas organizaciones, en su mayor¨ªa internacionales, emplean medios y tienen un potencial econ¨®mico muy por encima de los empleados por la polic¨ªa".
"Nosotros luchamos con lanza y ellos [los narcotraficantes] con metralleta", afirma con cierta desolaci¨®n un mando policial de Madrid. Esta lucha es muy desigual respecto al descubrimiento de los ingentes beneficios econ¨®micos de los narcotraficantes y sus sistemas para lavar el dinero generado por esta actividad il¨ªcita. La Fiscal¨ªa Antidroga, por ejemplo, s¨®lo abri¨® en 1990 diligencias que afectaban a 56 personas, a tres sociedades y a 75 cuentas bancarias.
"Si los americanos, que cuentan con muchos m¨¢s medios, tienen enormes dificultades para luchar contra el blanqueo de dinero.... fig¨²rese nosotros", apunta con pesimismo Miguel Solans, ex delegado del Plan Nacional contra la Droga y actual delegado del Gobierno en Catalu?a.
Los chorizos de anta?o se han tecnificado y han obligado a modernizarse a Interior, que ha tenido qt4e crear grupos especializados en el an¨¢lisis de informaci¨®n y en el cruce de datos, para tejer as¨ª una red eficaz contra el crimen organizado.
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