Los salarios como 'ancla'

Aquella boutade de Keynes seg¨²n la cual los "bancos y banqueros son ciegos por naturaleza" deber¨ªa, tras el espect¨¢culo monetario de Bruselas, ser completada incluyendo a las instituciones m¨¢s respetables del mundo, como el Comit¨¦ Monetario de la CE, el Comit¨¦ de Gobernadores de Bancos Centrales Europeos, el FMI y el G-7, quienes se negaron a reconocer que el mi¨¦rcoles negro del 16 de septiembre de 1992 son¨® la hora del Mecanismo de Cambios del Sistema Monetario Europeo.Diez meses m¨¢s tarde, tras una colosal transferencia de riqueza, la contradicci¨®n entre libertad del movimiento de capitales y el sistema de paridades, fijas impuso su alternativa: la desaparici¨®n virtual del SME. Quien piense que ¨¦sta es una versi¨®n exagerada deber¨ªa recordar, simplemente, que en el Acuerdo del Louvre para estabilizar el d¨®lar, el marco y el yen, el G-7 adopt¨®, en 1987, unas bandas de fluctuaci¨®n a¨²n m¨¢s cortas: 10%. Por tanto, los nuevos m¨¢rgenes del 15% terminan con lo esencial del Mecanismo de Cambios: su papel de ancla para cada pa¨ªs miembro. El tipo de cambio de la peseta ya no ser¨¢ el factor determinante de la pol¨ªtica monetaria espa?ola sencillamente porque mecerse en una banda tan amplia no supone restricci¨®n alguna.

Si se ha levado el ancla del tipo de cambio, ?cu¨¢l ser¨¢ el nuevo ancla para superar la crisis, la recesi¨®n y el paro? El ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Pedro Solbes, aspira a fondear con seguridad, sin malgastar -el gran margen de maniobra que ha conseguido en el SME: el ancla ser¨¢n ahora los salarios nominales que se pagan en este pa¨ªs, pacto social mediante. La propuesta de bloquear las remuneraciones durante 1994 y de iniciar parcialmente su desbloqueo en 1995 y 1996, indica que la congelaci¨®n salarial primero, y la moderaci¨®n despu¨¦s, sustituir¨¢n, al menos de facto, al tipo de cambio c¨®mo determinante de la pol¨ªtica monetaria espa?ola.

Aunque los tipos de inter¨¦s no son expl¨ªcitamente objeto de la negociaci¨®n entre el Gobierno y los interlocutores sociales, Solbes posee, desde el pasado domingo, un triunfo inesperado: puede asumir el compromiso de bajar el precio del dinero. Las exigencias sindicales de una reactivaci¨®n econ¨®mica, que encontraban o¨ªdos desenchufados en el Gobierno, pueden ser respondidas ahora positivamente. ?Ya quisiera Carlos Solchaga haberse quitado la camisa de fuerza del SME como le ocurre ahora a Pedro Solbes! Por tanto, el Gobierno no tiene que presentarse ahora con los bolsillos vac¨ªos ante los sindicalistas.

La matizaci¨®n del secretario de Econom¨ªa, Alfredo Pastor, en el sentido de que los tipos de inter¨¦s bajar¨¢n seg¨²n la marcha de la inflaci¨®n y el d¨¦ficit p¨²blico indican que ni el Ministerio de Econom¨ªa ni el Banco de Espa?a desean que la reducci¨®n de los tipos sea considerada ya por los sindicatos como un derecho adquirido. Dicha reducci¨®n ser¨¢, pues, jugada como una baza en las negociaciones del pacto social. Es que la pol¨ªtica monetaria (tipos de inter¨¦s), -seg¨²n se ha apuntado, abrevar¨¢ ahora en la marcha de los salarios nominales. Advertencia final: la idea de que la baja de tipos de inter¨¦s, Paqual Maragall dixit, har¨¢ "que el parado encuentre trabajo" es un espejismo. Primero, hay un retraso en los efectos de la baja de tipos, y, como se advierte en EE UU, su fuerza es bastante limitada.