Una mulada
Pereda / Capea, Espartaco, Ponce
Toros de Jos¨¦ Luis Pereda, muy mansos, flojos, sosos y descastados. Ni?o de la Capea: casi entera y un descabello (ovaci¨®n); media baja (oreja). Espartaco: dos pinchazos y estocada (silencio); media -aviso- (ovaci¨®n). Enrique Ponce: dos pinchazos y tres descabellos (ovaci¨®n); casi entera (ovaci¨®n). Plaza de toros de M¨¢laga, 20 de agosto. Octava de feria. Lleno.
"Esto es una mulada; as¨ª, no se puede triunfar", se lamentaba Espartaco, desesperado, tras matar al quinto mulo de la tarde. En t¨¦rminos parecidos -"con la ilusi¨®n que yo tra¨ªa..."- se expresaba un decepcionado Enrique Ponce.Y s¨®lo Ni?o de la Capea sonre¨ªa despu¨¦s de cortar una oreja al cuarto, un manso encastado, con el que estuvo valiente y l¨²cido.
Espartaco, Ponce y Capea... todo un cartel de figuras. Tambi¨¦n es casualidad que llegan las figuras y baja el nivel. M¨¢s que bajar, es que se cae. Se acabaron de un plumazo los toros astifinos y las bellas estampas de d¨ªas precedentes. Espartaco estaba muy enfadado, y se supone que a¨²n no habr¨¢ terminado la bronca a quienes le eligieron la corrida.
Era tarde de ilusiones de puerta grande. Pero todo fue al rev¨¦s, por una mansada impresentable. Seis mulos, seis birrias de toros mand¨® el ganadero onubense Jos¨¦ Luis Pereda. Pero los mand¨® porque se los compraron. Y se los compraron con el visto bueno de las figuras. Pues menos enfados y m¨¢s seriedad a la hora de elegir.
Bien es cierto que las figuras se justifican -faltar¨ªa m¨¢s- en el ruedo. El ¨²nico que pudo lucirse fue Capea, que puso coraz¨®n y sapiencia taurina para dome?ar la deslucida embestida del cuarto, un manso bendito porque, al menos, iba y ven¨ªa a rega?adientes, pero embebido en la docta muleta. Expuso el torero por ambos pitones, se adorn¨® y consigui¨® un triunfo serio s¨®lo fue reconocido en toda su dimensi¨®n por la reducida afici¨®n malague?a. Su primero fue un mulo que no pas¨® una sola vez.
Espartaco y Ponce lo intentaron de mil maneras, pero s¨®lo aumentaron su desesperaci¨®n y la decepci¨®n del p¨²blico. Quisieron triunfar, pero la nefasta elecci¨®n de veedores se lo impidieron. La corrida tuvo un aspecto positivo: fue breve.
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