Ensayo Gaza-Jerico

LA OLLA de Oriente Pr¨®ximo hierve a todo vapor y lo que se cuece en su interior no es otra guerra entre ¨¢rabes y jud¨ªos sino una oportunidad hist¨®rica de paz. Veintid¨®s meses despu¨¦s de que se abriese en Madrid un di¨¢logo sin precedentes, y tras 10 rondas negociadoras, parece al alcance de la mano un acuerdo al que se bautiza como Gaza y Jeric¨®, primero, para resolver el principal escollo: el problema palestino. Y se llama primero porque se trata en realidad de un ensayo de autonom¨ªa plena que en una fase posterior se extender¨ªa a la Cisjordania ocupada. En definitiva, un primer paso hacia un compromiso global que ponga fin a un foco de conflicto que, desde 1948, a?o en que se proclam¨® el Estado de Israel, ha costado cinco guerras y decenas de miles de vidas.Lo que representantes del Estado israel¨ª y la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) han discutido es un ensayo de autonom¨ªa palestina en la populosa y explosiva franja de Gaza y en Jeric¨®, si bien en este ¨²ltimo caso no est¨¢ claro si se aplicar¨ªa tan s¨®lo a la ciudad o a un ¨¢rea m¨¢s extensa, que tal vez podr¨ªa llegar hasta la frontera con Jordania. Ambas zonas, como el conjunto de Cisjordania, permanecen bajo ocupaci¨®n militar israel¨ª desde la Guerra de los Seis D¨ªas, de junio de 1967. Por lo que se sabe, la oferta de Sim¨®n Peres incluye la retirada, al menos parcial, de los militares; la creaci¨®n de una fuerza policial palestina que se encargar¨ªa de la seguridad interna, y una amplia autonom¨ªa pol¨ªtica, aunque no la creaci¨®n de un Estado.

Autonom¨ªa es la palabra clave, una palabra que ya no asusta a muchos israel¨ªes, convencidos de que es inevitable a medio plazo aceptar el principio de paz por territorios. El principal escollo, que se ha eludido en esta negociaci¨®n, sigue siendo el estatuto de Jerusal¨¦n Este. "No venderemos Jerusal¨¦n para comprar Gaza", ha declarado Aldel Shafi, jefe de la delegaci¨®n palestina en las negociaciones de paz. Se trata de un ensayo que abrir¨ªa paso a un compromiso global. Est¨¢ claro que la OLP quiere entender Estado palestino donde los israel¨ªes, s¨®lo leen autonom¨ªa, pero m¨¢s importante que esta divergencia de concepto es la perspectiva de que unos y otros empiecen a contemplarse, si no como buenos vecinos, tampoco al menos como enemigos irreconciliables.

La primera consecuencia ser¨ªa el fin de la Intifada. La segunda, que el proceso auton¨®mico estimular¨ªa la utilizaci¨®n de m¨¦todos democr¨¢ticos -elecciones, criterios de representatividad, tolerancia ideol¨®gica en el interior de la comunidad palestina: condici¨®n esencial, aunque no la ¨²nica, para alcanzar una salida -como dice el pre¨¢mbulo del compromiso- "justa y duradera", que permita "la coexistencia pac¨ªfica" y garantice "la seguridad mutua".

La und¨¦cima ronda negociadora que se inicia hoy ser¨ªa el escenario de la firma del acuerdo, que avalan los dos copresidentes de la conferencia (Estados Unidos y Rusia), que el Comit¨¦ Ejecutivo de la OLP ha respaldado tras tormentosas discusiones en T¨²nez y que el Gobierno de Isaac Rabin iba a respaldar en la tarde de ayer. Grandes obst¨¢culos y numerosos enemigos se alzan en el camino. Primero, en Israel, donde los colonos israel¨ªes instalados en los territorios ocupados, el movimiento ultraderechista Kach y el principal partido de oposici¨®n, Likud, est¨¢n abiertamente en contra. Segundo, en el seno de la resistencia palestina, empezando por los integristas de Ham¨¢s y los deportados en el sur de L¨ªbano, pasando por los radicales de Georges Habache y Ahmed Jibril (este ¨²ltimo incluso amenaz¨® ayer de muerte a Arafat), y concluyendo por algunos miembros de la direcci¨®n de la OLP. Y tercero, entre algunos pa¨ªses ¨¢rabes como Siria y Jordania, que aunque respalden p¨²blicamente el plan no pueden ocultar su irritaci¨®n por haber quedado al margen de su confecci¨®n.

Lo parad¨®jico es que esta oportunidad hist¨®rica le llega a una OLP inmersa en una crisis financiera y pol¨ªtica sin precedentes, con furibundos ataques al liderazgo de Yasir Arafat, deserciones y amenazas de dimisi¨®n en el comit¨¦ ejecutivo y en el equipo negociador, p¨¦rdida de influencia en los territorios ocupados y auge incontenible de los radicales isl¨¢micos, opuestos a todo compromiso. La figura de Arafat subir¨ªa sin duda muchos enteros si su eterna promesa "el a?o que viene en Jerusal¨¦n" se cumpliera, aunque fuese en Jeric¨®, a apenas 30 kil¨®metros de distancia, donde estar¨ªa la sede de la administraci¨®n provisional palestina. Algo lleva ganado ya: la OLP se ha convertido en interlocutor directo de Israel y siete miembros del equipo negociador en Washington forman parte del comit¨¦ ejecutivo de la organizaci¨®n.

Y, si hay acuerdo en el conflicto palestino, de siempre el principal escollo, ser¨¢ seguramente inevitable quejo haya tambi¨¦n con Siria, Jordania y L¨ªbano. L¨¢stima que m¨¢s de 45 a?os de guerras obliguen a no dejarse llevar por un incondicional optimismo.