Cinco ancianas han pasado varios a?os encerradas en una residencia clandestina
El pasado viernes acab¨® el tormento para cinco ancianas que llevaban varios a?os encerradas y sometidas a condiciones infrahumanas en un bajo de la calle de Galicia, en Fuenlabrada. Las abuelas estaban pr¨¢cticamente secuestradas por un matrimonio que, desde el piso contiguo, las maltrataba y extorsionaba. Seg¨²n la polic¨ªa, esta pareja se quedaba con las pensiones y manejaba las cartillas de ahorro de las mujeres a cambio de alojamiento. Alg¨²n vecino lleg¨® a ver a una abuela pidiendo socorro desde la terraza, o un ata¨²d saliendo en medio de la noche. Nadie denunci¨® nada.
Al fin libres. Cinco ancianas han vuelto a pisar la calle tras muchos meses de encierro en una falsa pensi¨®n. Gracias a las peleas entre sus dos carceleros, Jos¨¦ Luis Barrios, de 44 a?os, y su mujer, Mar¨ªa Luisa Quintero, de 33, la polic¨ªa ha acabado con la prisi¨®n clandestina.Mar¨ªa Luisa acudi¨® a la comisar¨ªa para denunciar que su marido la golpeaba. Para comprobarlo, los agentes se desplazaron hasta su domicilio y descubrieron que en el piso anexo, el bajo B del n¨²mero 4 de la calle de Galicia, viv¨ªan varias ancianas encerradas. Ambos pisos se comunicaban por una puerta interior que estaba cerrada a cal y canto. Adem¨¢s, el bajo B ten¨ªa la puerta principal con llaves y cerrojos echados.
El viernes, la polic¨ªa derrib¨® la puerta y encontr¨® a las cinco octogenarias presas. La mayor era ciega y sorda, otra ten¨ªa demencia senil y una tercera estaba en la cama con problemas respiratorios. S¨®lo dos de ellas se pod¨ªan valer. Ol¨ªa a comida quemada y el piso estaba m¨¢s bien sucio.
Seg¨²n los servicios sociales de Fuenlabrada, las ancianas estaban desatendidas, no recib¨ªan alimentaci¨®n y no ten¨ªan higiene. El viernes por la tarde, las dos ancianas en peores condiciones fueron trasladadas a una residencia geri¨¢trica asistida en Aranjuez. "Llegaron en muy malas condiciones", manifestaron en el centro, informa Mercedes Santos.
Una de las v¨ªctimas declar¨® que llevaba un a?o y medio en cerrada en la casa, a la que lleg¨® creyendo que se trataba de una pensi¨®n. A?adi¨® que el matrimonio la enga?¨® y la amenaz¨® de muerte si se quejaba y que ten¨ªa prohibido terminantemente asomarse a la terraza. Tambi¨¦n afirm¨® que su carcelera le hab¨ªa sacado casi tres millones de pesetas de su cuenta bancaria. Los agentes detuvieron a Mar¨ªa Luisa Quintero. El marido, que ten¨ªa tres reclamaciones judiciales, a¨²n no ha sido arrestado. Seg¨²n los inquilinos, Jos¨¦ Luis es un militar retirado que llevaba viviendo all¨ª con Mar¨ªa Luisa desde hace 11 a?os.
El ata¨²d y "la tata"
Hace seis a?os, el vecino Carlos contempl¨® c¨®mo la puerta interior que comunicaba con el otro piso estaba cerrada con candados. Otro vecino recuerda que se qued¨® asombrado cuando, por el patio exterior, una de las ancianas le llamaba y ped¨ªa auxilio. "Cuando me acerqu¨¦ para ver qu¨¦ es lo que pasaba, ella [Mar¨ªa Luisa] la cogi¨® y la meti¨® para dentro. Era dif¨ªcil verlas cerca de las ventanas. Parec¨ªa como si lo tuvieran prohibido".Otro inquilino, que como el resto tiene miedo a decir su nombre por las represalias que pueda tomar Jos¨¦ Luis, recuerda que una madrugada, hace tres a?os, hab¨ªa un coche f¨²nebre en la puerta y luego contempl¨® c¨®mo sacaban un ata¨²d del bajo A. Durante una reuni¨®n de la comunidad de vecinos, una persona lleg¨® a acusar a Jos¨¦ Luis de tener una residencia ilegal, pero ¨¦ste se defendi¨® indicando que eran "su tata, su yaya y su ama de llaves".
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