Equipo 57: la sorprendente fecundidad de un fracaso
Preterida tradicionalmente en aras de la mayor gloria del informalismo espa?ol, la obra constructivista de nuestro pa¨ªs merec¨ªa una revisi¨®n hist¨®rica como la que ahora ha llevado a cabo el MNCARS a trav¨¦s de una muestra retrospectiva del Equipo 57, sin duda el episodio vanguardista m¨¢s significtivo del arte normativo nacional. S¨®lo por lo antedicho, la convocatoria presente deber¨ªa suscitar la atenci¨®n, respetuosa del buen aficionado espa?ol, pero afortunadamente hay m¨¢s de lo esperado, pues, en primer lugar, se ha hecho un excelente trabajo por parte de Marta Gonz¨¢lez y Bel¨¦n R¨¢bago como responsables de la exposici¨®n, lo cual, siendo ambas de la plantilla del MNCARS, es un dato estimulante, y, adem¨¢s, en segundo, lo que se exhibe aporta claves hist¨®ricas olvidadas para el mejor conocimiento del arte espa?ol de las ¨²ltimas d¨¦cadas.En todo caso, antes de cualquier otro comentario cr¨ªtico, conviene informar que el Equipo 57 se constituy¨® nominalmente en el oto?o de 1957, pocos meses despu¨¦s de que irrumpiesen sucesivamente en la escena art¨ªstica espa?ola el valenciano Grupo Parpall¨® y el madrile?o El Paso, con cuya convergencia convirtieron al citado a?o en una de las fechas m¨ªticas de la vanguardia espa?ola de despu¨¦s de la guerra civil. Por otra parte, como suele ocurrir en estos casos, esa s¨²bita efervescencia de la vanguardia pl¨¢stica local no fue, ni mucho menos, un hecho aislado dentro de un a?o, tambi¨¦n, o, sobre todo, c¨¦lebre, por haber sido el del Plan de Estabilizaci¨®n, preludio no s¨®lo del inmediatamente posterior desarrollismo econ¨®mico de los sesenta, sino de la mayor¨ªa de los cambios socioculturales que transformaron el pa¨ªs y fueron dando ese aspecto de momia mal embalsamada con que se pudri¨® el franquismo al cabo de los a?os.
Equipo 57
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa. Santa Isabel, 52. Madrid, del 14 de septiembre al 8 denoviembre de 1993.
La prehistoria del Equipo se remonta, como la de los dem¨¢s grupos vanguardistas emergentes entonces, a la primera mitad de la d¨¦cada de los cincuenta, fruto de la ruptura del aislamiento internacional que hab¨ªa sufrido Espa?a. As¨ª, el dato inaugural oficialmente se?alado fue el contacto de Jorge Oteiza con el pintor Jos¨¦ Duarte (C¨®rdoba, 1928), a la saz¨®n profesor en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal, contacto que propici¨® la creaci¨®n, en 1954, del Grupo Espacio, a partir del cual, y a trav¨¦s de no pocas peripecias que no vamos a seguir relatando aqu¨ª, se form¨®, tres a?os despu¨¦s, el Equipo 57, finalmente constituido por el citado Jos¨¦ Duarte, adem¨¢s de por Juan Cuenca (Puente Genil, C¨®rdoba, 1934), ?ngel Duarte (Aldeanueva del Camino, C¨¢ceres, 1930), Agust¨ªn Ibarrola (Bilbao, 1930) y Juan Serrano (C¨®rdoba, 1929). Fieles seguidores de la r¨ªgida est¨¦tica y ¨¦tica del constructivismo, que se actualiz¨® en la posguerra europea con los criterios cient¨ªficos y sociales que hac¨ªan de la pr¨¢ctica art¨ªstica una actividad de investigaci¨®n en torno a la matriz del espacio y sus posibilidades interdisciplinares, as¨ª como un medio eficaz para intervenir a gran escala -industrialmente- en la nueva configuraci¨®n de la realidad, estos artistas-ingenieros, o, como hoy les llamar¨ªamos, estos dise?adores, tuvieron que afrontar el m¨¢s duro y contradictorio papel que entonces pudiera imaginarse en Espa?a, pues ni se hab¨ªa producido todav¨ªa un desarrollo industrial m¨ªnimo, ni exist¨ªa la infraestructura polic¨ªa, social y cultural que hiciera materialmente viable su concepci¨®n moderna y cosmopolita del arte, ni, en fin, encajaban en los par¨¢metros del pictoricismo expresionista que, dentro y fuera del pa¨ªs, se consideraba como lo caracter¨ªstico del genio espa?ol.
Por tanto, aun habiendo sido los precursores de tantas cosas, la intempestividad del Equipo 57 conden¨® a sus protagonistas al ostracismo y, apenas un lustro despu¨¦s de iniciar su aventura, se disolvieron y se dispersaron, lo que supuso que, alternativa o simult¨¢neamente, unos cambiaran de pa¨ªs, otros de profesi¨®n y los dem¨¢s de postulados.
Sorpresas
?sta es, en fin, si bien muy esquem¨¢ticamente simplificada, la historia conocida del Equipo 57, pero la presente exposici¨®n, sin desmentirla, est¨¢ llena de estimulantes sorpresas que enriquecen nuestro conocimiento hist¨®rico y nos abren muchas e inesperadas perspectivas cr¨ªticas. Por de pronto, el excelente montaje recrea ambientalmente esta verdadera utop¨ªa modernizadora a trav¨¦s del arte, proporcion¨¢ndonos no s¨®lo un selecto conjunto de pinturas y esculturas significativas, sino un amplio elenco de prototipos de dise?o industrial, de experimentaci¨®n cinematogr¨¢fica y de cuantos campos de acci¨®n art¨ªstica alternativa en los que el Equipo estuvo comprometido, adem¨¢s, naturalmente, de una abundante documentaci¨®n, que, te¨®rica o pr¨¢ctica, resulta en este caso fundamental.Con esta informaci¨®n precisa y preciosa no s¨®lo, en efecto, nos percatamos del valor art¨ªstico en s¨ª de lo realizado por el colectivo -que, visto, desde hoy, es m¨¢s y mucho mejor de lo que supon¨ªamos-, sino, so bre todo, apreciamos de qu¨¦ manera sirvi¨® para fecundar iniciativas posteriores de los se senta, cuya g¨¦nesis desconoc¨ªa mos, a la par que nos hace en cajar mucho mejor las piezas en la propia vanguardia de los cincuenta. En este sentido, lo de menos es apreciar con qu¨¦ puntual exactitud enlaz¨® la obra del Equipo con las corrientes y las figuras de la vanguardia normativa internacional m¨¢s exigente -Mortesen, Pevsner, Arp, Bill, etc¨¦tera-, y lo de m¨¢s, confirmar esa potencia di namizadora, como renovador flujo de iniciativas de todo tipo, que, ahora lo vemos, transform¨® la vanguardia local en direcciones insospechadas. Lo que quiero decir -y esto es un verdadero descubrimiento gracias a la exposici¨®n- es bien sencillo: el fracaso objetivo del Equipo 57 fue uno de los fracasos m¨¢s fecundos que ha tenido la vanguardia espa?ola de las ¨²ltimas d¨¦cadas y, como tal, algo que trascendi¨®, sin duda, los presupuestos y fines concretos del arte normativo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.