Novillos cortijeros
De los seis novillos, la mitad eran cortijeros, y uno, navajero. Quiere decirse que la mitad de ellos mostraron encastada nobleza y un torero con arte les habr¨ªa podido sacar faena, ganar los m¨¢ximos trofeos, poner a los empresarios en la puerta de su casa guardando cola, firmar contratos y comprarse un cortijo. Y quiere decirse, tambi¨¦n, que otro pretend¨ªa pillar al torero y hacerse un lazo para el pelo con la femoral.Los novillos mollares les correspondieron a los tres espadas, y torearon con variada fortuna. El ladino, a Ricardo Ortiz, quien lo banderille¨® decidido, meti¨¦ndose en el terreno que defend¨ªa el toraco reserv¨®n, reuniendo en la cara y prendiendo los palos en lo alto. "?Mejor que su padre!", gritaba con prop¨®sitos laudatorios para la familia un entusiasta aficionado, y el padre -que es Manolo Ortiz, banderillero de fama, y va en la cuadrilla del hijo-, sonre¨ªa complacido.La faena hubo de ser breve. El novillo, sexto de la tarde, un sustituto que ten¨ªa hechuras de toro, acentu¨® su bronquedad en la muleta, tiraba derrotes o se colaba por las buenas, y Ricardo Ortiz lo alivi¨® sin descomponerse, lo cual dice mucho (y dice bien), de su oficio y de su t¨¦cnica. Por eso extra?¨® que no le sacara mejor partido a su otro novillo, el encastado y noble, al que peg¨® abundantes pases, pero con sentimiento y ligaz¨®n escasos. Oportunidades como esas -un toro cortijero en Madrid- se dan pocas.
R¨ªo / Ni?o del Tentadero, Ruiz, Ortiz
Cinco novillos de R¨ªo Grande, bien presentados aunque cornicortos, flojos, encastados. 6? de Palomo Linares, con trap¨ªo de toro, manso y bronco. Ni?o del Tentadero, de ?cija: estocada trasera; se le perdon¨® un aviso (oreja); dos pinchazos, estocada ca¨ªda y descabello (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda). Ruiz Manuel, de Almer¨ªa: cuatro pinchazos, estocada corta baja, ruedas de peones en dos tiempos y descabello (silencio); estocada y descabello; se le perdon¨® un aviso (petici¨®n y vuelta). Ricardo Ortiz: estocada corta atravesada perdiendo la muleta, estocada y dos descabellos (silencio); estocada corta y rueda de peones (palmas). Los dos primeros, nuevos en esta plaza.Plaza de Las Ventas, 12 de septiembre. Media entrada.
Sus compa?eros de terna tambi¨¦n pudieron gozarlas y el resultado qued¨® mediano. Ni?o del Tentadero gust¨® en las ver¨®nicas, en los pases de pecho marcados al hombro contrario y en su arte para ligar los pases. Lo malo fue que esos pases eran s¨®lo derechazos. En el toreo al natural apenas se emple¨®, y mientras al primer novillo le instrument¨® un par de ellos de irreprochable factura, al cuarto se los dio muy mediocres. De manera que volvi¨® a los derechazos, y ya la afici¨®n hilaba fino; ya le reprochaba que toreara sin cruzarse y abusando del dichoso pico.
La casta del segundo novillo desbord¨® a Ruiz Manuel. Al animoso torero le faltaban pies manos y muletas para quitarse de encima aquella embestida codiciosa que, sin embargo, no le arredr¨®. Buen detalle, este del que tambi¨¦n tom¨® nota la afici¨®n. De los novilleros no se exige que sepan tanto como el C¨²chares -ya aprender¨¢n- sino que suplan sus carencias con pundonor y valent¨ªa.
Ambas virtudes las emple¨® Ruiz Manuel en el quinto, un inv¨¢lido noblet¨®n, al que no cog¨ªa el temple. Ya en las postrimer¨ªas de la faena, se ech¨® la muleta a la izquierda, cit¨® de frente en mal terreno y el novillo le peg¨® un volteret¨®n terrible. El sobresalto de la cogida y la entrega del torero conmovieron al p¨²blico, y una parte de ¨¦l pid¨® la oreja, con grandes voces y aspavientos. Pero no era faena de oreja y el presidente no la concedi¨®. Pues una cosa es que los novillos salieran cortijeros y otra bien distinta que los cortijos est¨¦n de oferta y se vayan a dar sin los debidos merecimientos y garant¨ªas.
Babelia
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