Sobre el sadismo
A prop¨®sito del art¨ªculo de Terenci Moix Sade no es ¨²nicamente s¨¢dico (EL PA?S, 1 de septiembre de 1993), me permito hacer unas breves y modestas consideraciones. No sobre el art¨ªculo, que me parece muy sugestivo, interesante y de agradecer (si se except¨²an notables pero aisladas aportaciones, en Espa?a faltan ensayos, traducciones y estudios de la obra sadiana), sino sobre el t¨¦rmino "sadismo". Considero que es err¨®neo imaginar que Sade fue el pionero del sadismo entendido como "la perversi¨®n que se produce cuando el, impulso agresivo, al volverse exagerado o independizarse de otros elementos de la sexualidad, asume una posici¨®n dominante". Existen numerosos ejemplos de crueldad s¨¢dica" por igual en la mitolog¨ªa de la antig¨¹edad cl¨¢sica que en algunos relatos de la Biblia. Adem¨¢s, a diferencia del "sadismo" de algunos personajes hist¨®ricos y del que caracteriz¨® la forma como la Iglesia de la Edad Media castigaba a las brujas, por ejemplo, la crueldad del divino marqu¨¦s jam¨¢s fue homicida. ¨²nicamente en sus fantas¨ªas y en sus obras de ficci¨®n hubo violencia y derramamiento de sangre.El propio Sade razona con agudeza sobre su caso: "En lugar de acusarme de algunos desv¨ªos de mi conducta deber¨ªas alabarme de que, siendo capaz de concebir lo extraordinario, me haya limitado toda mi vida a peque?as complicaciones libertinas". Este gran se?or libertino, sensual e imaginativo, va a crear las novelas m¨¢s delirantes, las m¨¢s libres sobre los placeres y los horrores de la carne. Muchas p¨¢ginas de las Ciento veinte jornadas de Sodoma, algunas de Juliette o de Justine son insoportables, horribles, asfixiantes por su detallada crueldad. Conviene, sin embargo, leerlas valorando c¨®mo fueron creadas: en el universo mental de un prisionero, seg¨²n se?ala asimismo Terenci Moix. Estas palabras escritas en julio de 1783 a su esposa, Ren¨¦e-P¨¦lagie de Montreufi, explicitan su situaci¨®n: "Me hab¨¦is encerrado y al encerrarme me hab¨¦is obligado a crear unos fantasmas que alg¨²n d¨ªa tendr¨¢n que hablar. Si se hace hervir demasiado la olla, termina necesariamente por derramarse".
En cualquier caso, Sade no fue un pervertido desde la cuna. Pero una vez que se a?ade el sufijo "ismo" al nombre de alguien, se tiende a olvidar que la existencia de esta persona fue un proceso gradual a la trayectoria del cual se fueron constituyendo h¨¢bitos y actitudes que se originaron como reacci¨®n a presiones tanto internas como externas.
Finalmente a?adir que en los ¨²ltimos a?os, coincidiendo con el bicentenario de la Revoluci¨®n Francesa y con el 250 aniversario de su nacimiento, la vida y obra de Sade se estudia y se investiga con rigor y pasi¨®n. En Francia especialmente han aparecido biograf¨ªas monumentales (las de J. J. Pauvert, de M. Lever, de R. Jean ... ), ensayos (los de A. Le Brun, de M. Delon ... ) y ediciones (Obras Completas en la prestigiosa biblioteca de La Pl¨¦iade). Y es que el universo sadiano nos sigue turbando, desasosegando e incluso cautivando, cuanto m¨¢s penetramos en el pozo profundo de la obra y en lo rec¨®ndito de la vida del Marqu¨¦s.-
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