El Ej¨¦rcito liban¨¦s mata a cinco militantes de Hezbol¨¢ que protestaban contra el acuerdo con Israel

Cinco militantes del grupo shii Hezbol¨¢ cayeron ayer en Beirut bajo las balas del Ej¨¦rcito liban¨¦s durante las manifestaciones de protesta contra el acuerdo suscrito en Washington entre Israel y la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP). En Tierra Santa, en cambio, los palomas israel¨ªes y palestinos ganaron la partida a los halcones. Los siete millones de ¨¢rabes y jud¨ªos que habitan el lugar m¨¢s disputado del planeta asistieron en directo a la ins¨®lita escena de la firma de la paz. Los que la aprobaban, la mayor¨ªa, seg¨²n los sondeos, festej¨® ruidosamente el hist¨®rico momento.

Los seguidores de Hezbol¨¢ siguieron el ardoroso llamamiento de sus l¨ªderes, que instaron a una protesta colectiva contra "la capitulaci¨®n palestina" y al desaf¨ªo de la prohibici¨®n de manifestaciones en Beirut. Los soldados intentaron pararles cuando se aproximaban al aeropuerto. Primero dispararon al aire. Luego, contra la multitud. Cinco militantes radicales murieron y otros 23 resultaron heridos.Fuera de la capital libanesa, los campamentos de refugiados fueron escenario de una huelga general, convocada por organizaciones palestinas integristas, y de peque?as escaramuzas entre partidarios y opositores al acuerdo. Tambi¨¦n en Damasco, la capital siria, unos 15.000 palestinos salieron a la calle para mostrar su repulsa por la firma de Washington y desearle a Yasir Arafat, l¨ªder de la OLP, el peor de los destinos.S¨ªmbolos prohibidos

En Tierra Santa todo fue distinto. Las calles del Jerusal¨¦n ¨¢rabe, Jeric¨® y otras localidades cisjordanas, de Gaza incluso, se llenaron de palestinos que exhib¨ªan dos s¨ªmbolos prohibidos hasta hace apenas unos d¨ªas: su bandera nacional y el retrato de Arafat. Los soldados israel¨ªes estuvieron de lo m¨¢s tolerante. Hab¨ªan recibido instrucciones de evitar fricciones. Jeric¨® era el lado alegre de la historia: la imagen de Arafat recibido en la Casa Blanca por el presidente norteamericano s¨®lo despert¨® alegr¨ªa. Gaza, en cambio, era el lado agridulce. En la miserable franja mediterr¨¢nea, la ma?ana fue protagonizada por los islarnistas de Ham¨¢s que rechazaban el acuerdo. Por la tarde, lleg¨® el turno de los partidarios de Arafat, que dieron rienda suelta a su felicidad.

En las calles del Jerusal¨¦n ¨¢rabe' un rugido de contento estall¨® cuando Rabin y Arafat se estrecharon las manos en presencia de Clinton. Los tambores en la New Orient House, el oficioso superministerio de la OLP, redoblaron como si fueran los de Calanda. El champa?a corri¨® en el hotel American Colony. "Salam, shalom, la paz", hab¨ªa dicho Clinton; "salam, shalom, la paz", gritaron decenas de miles de ¨¢rabes y jud¨ªos en la Ciudad Santa.

Los pacifistas ten¨ªan la ventaja. Un sondeo publicado ayer por el diario israel¨ª Jerusalem Post reforz¨® a los palomas de ambos bandos. Seg¨²n ese estudio, el 62% de los israel¨ªes y el 64% de los palestinos de los territorios ocupados apoyan el acuerdo firmado en la capital norteamericana. Pero los halcones todav¨ªa esperan cambiar el curso de la historia.