Entra?as estelares

Jos¨¦ HerreraEs ¨¦sta la segunda exposici¨®n de Jos¨¦ Herrera en este mismo espacio, y tambi¨¦n ambas las ¨²nicas muestras personales que el artista canario ha realizado hasta la fecha en el territorio peninsular. En un texto anterior sobre su trabajo llamaba ya la atenci¨®n sobre lo ins¨®lito de que una obra como la suya -indudablemente madura y pertinente- hubiera tardado tanto en llegar hasta nosotros. La respuesta, a?ad¨ªa entonces, responde a una estrategia personal que elude todo apresuramiento, forzando incluso las tintas en sentido contrario, y que, en un estrato m¨¢s profundo, responde a una caracter¨ªstica esencial de su apuesta creativa.Me refiero a ese empe?o vertebral en su trabajo que contrapone a la inmediata transparencia visual y la primorosa ejecuci¨®n material de las piezas, otra dimensi¨®n interior, voluntariamente oculta e impenetrable, incluso m¨¢s esencial al sentido ¨ªntimo de la obra. As¨ª las cosas, lo que vemos no es, en cierto modo -pese a su rotunda claridad-, sino una visi¨®n parcial, mutilada, de la obra. Act¨²a a modo de camuflaje, de fachada escenogr¨¢fica tras la que se preserva aquello que para el artista compone la sustancia m¨¢s ¨ªntima y secreta de la experiencia creativa.

Como en El ruido secreto duchampiano, es ese algo interior que la obra contiene, pero que ella misma nos impide ver, lo que confiere su singular y abismal intensidad. La apuesta toma forma en una instalaci¨®n que integra tres m¨®dulos monumentales en madera. Y en ese juego los m¨®dulos se sugieren como l¨ªmite imposible entre el espacio espec¨ªfico en el que se enfrentan a nosotros y el v¨¦rtigo de ese cosmos interior e ?limitado sospechado en sus entra?as.