El v¨ªdeo y el ogro
Los padres interrumpen los dibujos animados para poner el famoso v¨ªdeo, pero no pasa nada. Los ni?os permanecen prendidos a la pantalla. Entre Son Gokii y Batman aparece un entra?able ogro que se cabrea con un cacharro llamado teleprinter, con un micr¨®fono llamado contubernio, con un invisible artefacto llamado c¨¢mara y con el mundo humano circundante. Luego esboza una sonrisa tipo Jack Nicholson en el papel de Joker y desea a todos un feliz a?o nuevo. S¨®lo los antiguos pueden pensar que un v¨ªdeo as¨ª alterar¨¢ la campa?a electoral. Fraga es un ogro, s¨ª, pero es nuestro ogro. Recuperamos lo que nos hurt¨® el pl¨¢cido debate. Recuperamos la realidad.?l no es un antiguo. Es un posmoderno. Un relativista disfrazado de duro y un duro disfrazado de relativista. Un ego en permanente metempsicosis. El ¨²nico de los de antes que ha sobrevivido porque tambi¨¦n fue el ¨²nico que comprendi¨® que la historia es una serie de televisi¨®n. El ¨²nico de los de antes que se dio cuenta de que en 1957, en un lugar llamado Prado del Rey, nac¨ªa un mundo nuevo. Cada vez que inauguraba un teleclub se inauguraba a s¨ª mismo, al igual que Reagan labraba su futuro haciendo de cowboy en Hollywood. Utiliza a la c¨¢mara y la c¨¢mara acaba queri¨¦ndole. La televisi¨®n, digan lo que digan, es tierna, lo humaniza todo. Eso lo entienden bien los viejos y los ni?os. Querida televisi¨®n, querido ogro.
El inocente v¨ªdeo demuestra que, definitivamente, Manuel Fraga es el pol¨ªtico que m¨¢s se parece a Manuel Fraga. Creo que era Baudrillard el que hablaba de tipos fractales, nacidos para multiplicarse en el mundo de la imagen. Si cogemos la c¨¦lula de un fractal y la miramos al microscopio aparece el personaje en miniatura. En cada c¨¦lula de don Manuel hay, dispensando, un manoli?o.
Galicia es, como todas, una sociedad medi¨¢tica. En el mundo rural, la televisi¨®n ha sustituido al fuego de la lareira, all¨ª donde se conserv¨® la memoria de la naci¨®n sumergida, el hermoso cuento del reino del anillo de niebla. La importancia de la televisi¨®n como instrumento de cohesi¨®n, como imaginer¨ªa contempor¨¢nea, aumenta en un pa¨ªs de poblaci¨®n muy dispersa. De todos los candidatos, Fraga es el que consigue una mayor ubicuidad y virtualidad. Si Fraga interpretase a un panadero, ganadero, taxista, parag¨¹ero, carnicero, mantenedor de juegos florales, can¨®nigo, vendedor de furgonetas, empresario de pompas f¨²nebres o conserje del instituto de Villalba, parecer¨ªa cre¨ªble en cada uno de esos personajes, algo que no ocurre con sus adversarios. No podr¨ªa hacer de Pr¨ªncipe de Bel Air, pero s¨ª de su t¨ªo. Antol¨ªn es Antol¨ªn. Beiras es Beiras. Nogueira es Nogueira. Fraga es todo un reparto.
Dicen algunos que esto del v¨ªdeo es 'Juego sucio" y una "pirater¨ªa". ?Craso error de antiguos! El ni?o que todos llevamos dentro quiere ahora un poco m¨¢s a nuestro ogro.
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