Almod¨®var revive la movida por una sola ocasi¨®n
Madrid guarda sus mejores sorpresas para los noct¨¢mbulos impenitentes
Pedro Almod¨®var regres¨® en la madrugada de ayer a un escenario para cantar como en aquellos a?os cuando era el pr¨ªncipe de la modernidad en Madrid y a¨²n no hab¨ªa ascendido a rey de la comedia. Lo hizo con su viejo amigo MacNamara, tambi¨¦n como entonces, y a traici¨®n, sin anuncio alguno ni rumor que le precediera. La sala Morocco vivi¨® una de las sorpresas que Madrid reserva a sus noct¨¢mbulos, pero no fue, ni mucho menos, la ¨²nica de un simple martes de octubre.
Para hacerse una idea del estado de la noche en la capital puede servir de ejemplo el martes pasado. En Morocco actuaba Fabio MacNamara con el grupo Met¨¢licos. Fabio -instinto de rococ¨®, querencia de tonadilla, contingencia de rock sucio, pret¨¦rito imperfecto, presente de subjuntivo- tiene secuaces muy cualificados. M¨¢s que entusiastas de su talante art¨ªstico, que es incierto, parecen portadores del fuego sagrado de la movida aquella, pr¨®diga en individualidades y petardeo.Hab¨ªa chicas Almod¨®var, como Rossy de Palma, y otras que se mueren por serlo, como M¨¢ssiel o Coral Bistuer; y Paquito Clavel, inasequible al desaliento. En esto, lleg¨® Almod¨®var. Y su mirada es la ley. En cuanto ¨¦l irrumpe, los otros protagonismos se apagan.
Un simple martes
Almod¨®var acostumbra a presentarse en cuadrilla, como los toreros y los japoneses. Iba recatado en indumenta y circunspecci¨®n. Escuch¨® con atenci¨®n los trinos de MacNamara y al final de la actuaci¨®n no lo pudo resistir y salt¨® al escenario. A d¨²o con Fabio, cant¨® con sibilina unci¨®n Suck it to me, cuya traducci¨®n al castellano es mordaz (f¨®llame). Durante cuatro minutos resucit¨® el grupo Almod¨®var-MacNamara, s¨ªmbolo inmarcesible del libertinaje l¨²dico de los setenta. A pesar de su muy dudosa calidad musical, el d¨²o es recordado por los m¨¢s recalcitrantes.
Almod¨®var sabe muy bien que Dios no le ha llamado por el camino del cante y ¨¦sa es una cuenta pendiente que el manchego tiene con el cielo. Pero en cuanto ve un escenario se le va el alma para all¨¢. Es barroco como la madre que le pari¨®, pero cada vez controla mejor sus desmesuras. Ha sido durante 20 a?os uno de los noct¨¢mbulos m¨¢s influyentes y divertidos de Madrid. Y lo sigue siendo a pesar de que muchas veces se lo impida el trabajo o la popularidad. Cantando es muy gracioso. Tiene raptos de rock canalla y provocador que el ha sabido amancebar con un folclorismo innato irremediable. Su forma mestiza y antidogm¨¢tica de entender la vida y la m¨²sica est¨¢ creando escuela.
Con el optimismo que les caracteriza, casi todos los taxistas afirman que la noche de Madrid est¨¢ muerta. "Muerta de risa", replica Nina Blanco, empresaria hostelera, noct¨¢mbula y sutil observadora de los vaivenes nocturnos del foro.
Hay un dato incuestionable: jam¨¢s hubo en Madrid tantos caf¨¦s cantantes como ahora. Este tipo de locales ha abierto sus peque?os escenarios a multitud de artistas, algunos de ellos magn¨ªficos y aprecio muy razonable. Productores discogr¨¢ficos, de cine y de teatro, cazatalentos y oteadores de la far¨¢ndula merodean a diario en busca de portentos o sorpresas. Y la sorpresa surge incluso un martes, d¨ªa tradicionalmente flojo en la hosteler¨ªa.
Tambi¨¦n los martes, en el Berl¨ªn Cabaret, el transformista Psicosis Gonsales imparte de madrugada clases de exabruptos. Psicosis lo tiene claro: "Lo que m¨¢s me gusta es que me insulte el p¨²blico. Cuando la gente me llama cerda, guarra y otras cochinadas, me emociono. El p¨²blico se desfoga conmigo lo mismo que los del f¨²tbol con el ¨¢rbitro". Efectivamente, cada noche se convierte la sala en clamor de improperios siempre nuevos. Hacia las seis de la ma?ana, algunos y algunas desean seguir el devaneo pero en un lugar m¨¢s tranquilo. Es as¨ª como la cafeter¨ªa del tanatorio se est¨¢ convirtiendo en moda, en habitual punto de tertulia matutina para redomados noct¨¢mbulos. Si esto es los martes, ?qu¨¦ pasar¨¢ el resto de la semana?
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