A leer
En la pel¨ªcula se ve a las tropas nacionales tomar la ciudad vac¨ªa. En las fotos, se ve la plaza de Catalu?a repleta de gente que recibe a las tropas. En la pel¨ªcula se ve a unos falangistas castellanos hacerse con todo. E.. los libros (Joan M. Thomas) se documenta que los de la Lliga de Camb¨® se pasaron al otro bando y hay largas listas con nombres catalanes en las filas de la Falange.?Por qu¨¦ la exposici¨®n de una inquietud desde alguien que vive en el emblem¨¢tico (opresor) Madrid s¨®lo suscita en alg¨²n catal¨¢n discrepante la memoria de un mediocre fascista como Gim¨¦nez Caballero? Volvemos al discurso reduccionista, que no humilla al que lo recibe, sino a quien lo emite, porque le acorta de manera perceptible las meninges.
El monstruo nacionalista que habita en Espa?a puede despertar. El miedo al monstruo es sobre todo de los espa?oles dem¨®cratas, que es a quienes primero va a devorar. La mejor manera de despertarlo es evitar la pol¨¦mica reduci¨¦ndola a una confrontaci¨®n de iletrados. ?La inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica hace que algunos no sean capaces de interpretar un texto en castellano? ?O es que no cabe la opini¨®n en castellano?
Catalu?a faldicorta. Horror. Una met¨¢fora joseantoniana. Alguien que defiende Catalu?a no puede ce?irse s¨®lo a citas e im¨¢genes de fascistas espa?oles. Hubo y hay muchos castellanos que amaron y aman Catalu?a. Hasta el punto de considerarla (con perd¨®n por el abuso) su casa. Incluso hay castellanos que no violan todos los d¨ªas. El impulso violador de Gim¨¦nez Caballero no es una moneda corriente entre las personas que conozco y trato d¨ªa a d¨ªa. Y creo que ya pas¨® el tiempo en que discutir con una se?ora a voces se tomaba como un abuso deshonesto.
Dice Caro Baroja que el carlismo se quita leyendo y el nacionalismo viajando. Pues a leer. Lo otro, all¨¢ cada uno.
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