"La Intifada de la imaginaci¨®n"
Si la condena de la fatwa de Jomeini es un¨¢nime entre los autores del libro publicado por La D¨¦couverte, la personalidad y la obra de Rushdie suscitan una estimulante diversidad de opiniones. Edward Said proclama su entusiasmo por Los versos sat¨¢nicos - "una gran novela, una hermosa puesta en cuesti¨®n de los h¨¢bitos, de la autoridad perezosa, del consentimiento irreflexivo"- y por su autor. "Rushdie", dice el poeta palestino, "es la Intifada de la imaginaci¨®n". Pero en otros casos afloran las reservas. Algunos confiesan no haber le¨ªdo la novela y no tener la menor intenci¨®n de hacerlo. Otros la han le¨ªdo y la encuentran arrogante, oportunista, provocadora o imprudente. El sudan¨¦s Tayeb Salih piensa que Rushdie "ha llevado la broma demasiado lejos, hasta la pesadilla".
Desgarro
El libro expresa el desgarro entre la doble exigencia de solidaridad con un escritor injusta y cruelmente perseguido y con su propia cultura. Surgen varios angustiados interrogantes sobre la posibilidad de que Rushdie haya dado armas a Occidente para su cruzada ideol¨®gica contra el mundo musulm¨¢n, contra todo el mundo musulm¨¢n. "Cada vez que Occidente se api?a, tengo miedo", reconoce el poeta iran¨ª Chawki Abdelamir.
En su pr¨®logo, las dos an¨®nimas editoras de Para Rushdie lamentan, que, en sus relaciones con un universo que se resiste a aceptar su hegemon¨ªa pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural, Occidente aplique "una l¨®gica belicosa" y "el leonino principio del doble rasero". Observan que, dos a?os despu¨¦s de la guerra del Golfo, "inconmensurable demostraci¨®n de fuerza de Occidente", no se conoce todav¨ªa el n¨²mero de v¨ªctimas iraqu¨ªes. Y recuerdan que los musulmanes de Bosnia son exterminados impunemente "en el mismo coraz¨®n de Europa".
Est¨¢n recorridas muchas p¨¢ginas de este "tan brillante, tan m¨²ltiple y tan juicioso examen" -el comentario es de Rushdie- por la nostalgia de los tiempos en que el islam pod¨ªa preciarse de ser la religi¨®n monote¨ªsta m¨¢s tolerante. Algunos citan a los maestros del verdadero islam para combatir a esos "traficantes de la religi¨®n" que son los integristas. Es el caso de Naguib Malifuz. "El islam", afirma el novelista cairota, "propugna la tolerancia: el Profeta fue tratado de loco y mentiroso en La Meca, pero no orden¨® matar a ninguno de los que le difamaban".
Sin embargo, Kimle Habibi, escritor ¨¢rabe de nacionalidad israel¨ª, recuerda que, en otros momentos de la historia musulmana, los librepensadores y los m¨ªsticos ya fueron objeto de persecuciones. Y cita el caso de Abul Al¨¢ al Maarri, que, como S¨®crates, prefiri¨® envenenarse antes que renegar de sus creencias.
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