Sergio Cabrera, con 'La estrategia del caracol' obtiene la Espiga de Oro del festival
Inexplicable ausencia del brit¨¢nico Ken Loach en la lista de premiados
El filme colombiano La estrategia del caracol, dirigido por Sergio Cabrera, gan¨® anoche la Espiga de Oro, m¨¢ximo premio de cuantos concede la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). Este filme gan¨® tambi¨¦n el premio popular que por votaci¨®n da el p¨²blico a la que considera mejor pel¨ªcula del concurso. La Espiga de Plata fue a las manos del brit¨¢nico Stephen Frears, por su Caf¨¦ irland¨¦s. El premio al mejor director, en este caso nuevo en el oficio, lo gan¨® el estadounidense Steven Zaillian, por su extraordinario trabajo en En busca de Bobby Fischer. El actor italiano Gian Maria Volont¨¦ obtuvo el galard¨®n al mejor actor, por su creaci¨®n en el filme espa?ol Tirano Banderas.
Se trata de una lista de premios muy equilibrada y justa, a la que cabe reprochar ¨²nicamente la ausencia de la pel¨ªcula Lloviendo piedras, obra del cineasta brit¨¢nico Ken Loach.El premio a la mejor interpretaci¨®n femenina fue concedido a una joven, desconocida y extraordinaria actriz irlandesa, Tina Kellegher, que lleva a cabo una insuperable actuaci¨®n en Caf¨¦ irland¨¦s, ¨²nica pel¨ªcula que anoche son¨® dos veces en la lectura del palmar¨¦s, que cerr¨® un nombre espa?ol, David Franco, fot¨®grafo de la muy interesante pel¨ªcula canadiense, Amo los uniformes.
El jurado internacional responsable de estas decisiones estuvo presidido por el cr¨ªtico cinematogr¨¢fico italiano Guido Aristarco, y formaban parte de ¨¦l los cineastas Charles Champlin, Stijn Conirix, Paul Tana, y los espa?oles Juan Antonio Bardem y Emima Cohen.
Clausura sin calidad
Las sesiones de esta 38? semana de Valladolid finalizaron anoche con la proyecci¨®n de la pel¨ªcula norteamericana Dave, dirigida por Ivan Reitman, y protagonizada por el famoso Kevin Kline. Se trata de un filme sin calidades cinematogr¨¢ficas suficientes para clausurar un festival tan autoexigente como este, pero no obstante seleccionado a causa del renombre de su protagonista y por su seguro buen resultado comercial, pues es una pel¨ªcula de consumo f¨¢cil, de esas que se ven, se digieren f¨¢cilmente y se olvidan para siempre, pues es imposible resucitar lo que ha nacido muerto.
El tono medio de esta semana de Valladolid ha sido -pese a contar con algunas obras de gran altura, como las premiadas y la ausente de Ken Loach- menos riguroso, brillante y redondo que el de las ediciones anteriores, que alcanzaron ciertamente alturas dif¨ªciles de igualar. Hay crisis de imaginaci¨®n en el cine de Europa, y esto se percibe no s¨®lo aqu¨ª, sino en todos los festivales internacionales recientes.
Esta cita oto?al de Valladolid con el cine, en la medida que cada a?o re¨²ne un conjunto de obras que componen una imagen bastante completa y una prospecci¨®n muy n¨ªtida de por d¨®nde van los caminos del cine actual, y en especial del europeo, es un term¨®metro privilegiado para medir la temperatura creativa de la producci¨®n cinematogr¨¢fica europea. Y ¨¦sta, a tenor de lo visto, parece encontrarse atascada en zonas bajas, sin saber por d¨®nde avanzar hacia el cine futuro. De esta forma, la selecci¨®n de la Seminci corrobora lo ya intuido en otros festivales de mayor poder de convocatoria: que a nuestras cinematograf¨ªas no les basta con sanear sus mercados y crear mecanismos pol¨ªticos, comerciales y culturales adecuados para contestar el injusto y creciente dominio estadounidense de las redes de distribuci¨®n y exhibici¨®n de pel¨ªculas, sino que necesitan tambi¨¦n sacudir la modorra de la imaginaci¨®n y la falta de sentido del riesgo para reactivar la capacidad creativa perdida.
Y volviendo a la lista de premios, lo ¨²nico que no se entiende de ella es que queda vacante el Premio Especial del Jurado, un galard¨®n optativo que se suele otorgar cuando, adem¨¢s de la pel¨ªcula que ha ganado el primer premio hay otro filme de primera magnitud que lo merece. Pues bien, hubo dos obras aqu¨ª de condici¨®n insuperable: la bell¨ªsima En busca de Bobby Fischer, de Steven Zaillian, y la viva y radical Lloviendo piedras, de Ken Loach. El premio a la mejor direcci¨®n obtenido por la primera es justo, pero insuficiente. Y la ausencia total de Lloviendo piedras resulta una laguna incomprensible, si se tiene en cuenta la maestr¨ªa de su interpretaci¨®n y su construcci¨®n. Pero el desaguisado est¨¢ hecho, no tiene remedio y, aunque inaceptable, hay que aceptarlo dada la ecuanimidad de que el jurado de la Seminci ha hecho gala en su visi¨®n del resto de las pel¨ªculas en concurso.
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