Valdeming¨®mez

La construcci¨®n y pr¨®xima entrada en funcionamiento de la planta incineradora de residuos s¨®lidos urbanos que el Ayuntamiento de Madrid construye en Valdeming¨®mez viene suscitando el rechazo de la Corporaci¨®n y de la gran mayor¨ªa de los vecinos de Rivas-Vaciamadrid y de su entorno pr¨®ximo.Ese rechazo se ha plasmado en varias mociones aprobadas en el Pleno del Ayuntamiento y en numerosas acciones de los miembros de la Corporaci¨®n, tanto si forman parte del gobierno local, como si pertenecen a los grupos de la oposici¨®n municipal, excluidos los concejales del Partido Popular.

El rechazo de los grupos y entidades sociales y vecinales y de un gran n¨²mero de vecinos ha quedado de manifiesto en las marchas, manifestaciones y numerosos actos p¨²blicos realizados en nuestro municipio y en el de Madrid.

Sobradamente conocida es la radical oposici¨®n que a la citada incineradora mantiene el movimiento ecologista y numerosos estudiosos y expertos en asuntos medioambientales.

A estas alturas, y despu¨¦s de haber quedado de manifiesto de forma multitudinaria, a nadie le deben de quedar dudas de que en Rivas y en los barrios de Madrid pr¨®ximos a Valdeming¨®mez el rechazo a la planta incineradora alcanza cuotas de unanimidad.

No obstante ese rechazo generalizado, el Ayuntamiento de Madrid, insensible al clamor vecinal, sigue con sus planes, y la entrada en funcionamiento de la planta incineradora est¨¢ pr¨®xima.

Desde esa perspectiva, bien se podr¨ªa considerar que la movilizaci¨®n y presi¨®n social no ha resultado eficaz y no se ha alcanzado el objetivo que se persegu¨ªa: evitar la construcci¨®n y entrada en funcionamiento de la incineradora, eliminando los peligros que para las personas que habitamos en las proximidades y para el medio natural del sureste madrile?o producir¨¢ el funcionamiento de esa nociva planta.

En mi perspectiva, agotadas las posibilidades de alcanzar ese objetivo desde el ¨¢mbito local y de las instancias sociales de reivindicaci¨®n procede el proponer la adopci¨®n de medidas pol¨ªticas y administrativas desde los ¨®rganos de gobierno y legislativos de la Comunidad de Madrid.

Esa consideraci¨®n se deriva de que PSOE e IU, formaciones pol¨ªticas mayoritarias en la Asamblea de Madrid, y responsables del gobierno regional (PSOE con el apoyo de IU) dicen oponerse a la incineradora; al menos eso es lo que mantienen sus organizaciones de Rivas-Vaciamadrid. Si eso es as¨ª, en coherencia con sus planteamientos y recogiendo las reivindicaciones vecinales deben hacer uso de su peso y poder pol¨ªtico para paralizar la construcci¨®n y puesta en funcionamiento de la incineradora.

Desde estas l¨ªneas propongo que el Ayuntamiento de Rivas debe instar al Consejo de Gobierno y Agencia de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid a que, en el ¨¢mbito de sus competencias, realice cuantas acciones sean necesarias para paralizar las obras de la incineradora de Valdeming¨®mez.

En el mismo sentido, en la Asamblea de Madrid se deber¨ªa realizar un debate sobre esa planta, adoptando resoluciones de rechazo a su puesta en funcionamiento.

Los grupos parlamentarios de la Asamblea y las direcciones pol¨ªticas regionales del PSOE e IU deben comprometerse a que se alcancen esos objetivos.

Tal como est¨¢n las cosas, aqu¨ª ya no valen pa?os calientes, ni declaraciones ambiguas, tampoco valen posiciones testimoniales de rechazo que se queden en eso: en meras declaraciones. Si PSOE e IU, tal como declaran, se oponen a esa instalaci¨®n deben utilizar, desde ahora mismo, todos los instrumentos pol¨ªticos y legales que tienen a su disposici¨®n. Los medios ya los he se?alado.

Si, por el contrario, prefieren seguir mareando la perdiz, cuando el inicio del funcionamiento de la incineradora est¨¢ pr¨®ximo, los vecinos de Rivas y otros muchos afectados podr¨ªamos llegar a la conclusi¨®n de que, en este asunto, PSOE e IU no han jugado limpio, y que su rechazo a la incineradora s¨®lo es una posici¨®n t¨¢ctica e interesada. El tiempo y las actuaciones clarificar¨¢n los intereses y objetivos de los grupos pol¨ªticos. A los vecinos nos queda la posibilidad de, en 1995, colocar a cada uno en su sitio.