Juanita Cruz, postrera venganza
La tumba de la torera madrile?a destaca por su dolido epitafio
"Juanita Cruz logr¨® el 13 de marzo [de 1938] un indiscutible ¨¦xito. Cort¨®, con exceso de positivos merecimientos, tres orejas y un rabo; oy¨® prolongadas ovaciones de ef¨ªmera galanter¨ªa o de untuosa tolerancia a su robusta bonitura de f¨¦mina apetecible". Eran palabras del cr¨ªtico taurino del peri¨®dico venezolano El Pa¨ªs hace 55 a?os.La protagonista de aquella faena ten¨ªa 21 a?os y reposa ahora en el cementerio de La Almudena, en una tumba con una estatua y dolido epitafio: "A pesar del da?o que me hicieron los responsables de la mediocridad del toreo en los a?os cuarenta-cincuenta, ?brindo por Espa?a!". Era la venganza de la torera madrile?a contra quienes le impidieron ejercer en Espa?a su vocaci¨®n.
La torera nacida en la calle de Jorge Juan debut¨® en junio de 1932, con 15 a?os, en la plaza de toros de Le¨®n. Su actuaci¨®n escandaliz¨® de tal forma que el ministro de la Gobernaci¨®n envi¨® un telegrama a todos los gobernadores para que no la dejaran torear, por su condici¨®n de mujer, en ninguna plaza. As¨ª lo establec¨ªa el reglamento taurino.
A pesar de aquella primera prohibici¨®n, Juanita Cruz volvi¨® a actuar el domingo de carnaval de 1933. Lo hizo "junto a un joven aprendiz de torero llamado Manolete, en la plaza de Cabra (C¨®rdoba)". A mediados de agosto de 1933, la torera hab¨ªa participado en 33 novilladas. De nuevo, el ministro de la Gobernaci¨®n volvi¨® a remitir la prohibici¨®n. Juanita se ampar¨® entonces en varios art¨ªculos de la Constituci¨®n de la Rep¨²blica: "Todos los espa?oles son iguales ante la ley" (2?); "no podr¨¢ ser fundamento de privilegio jur¨ªdico la naturaleza, la filiaci¨®n, el sexo..." (25?), y "toda persona es libre de elegir su profesi¨®n" (33?).
M¨¢s que la Constituci¨®n, a Juanita Cruz la salv¨® el relevo del ministro de la Gobernaci¨®n, y en 1934 volvi¨® otra vez a los ruedos. "Actu¨® en 53 novilladas y conquist¨® 60 orejas, 13 rabos y hasta una pata", recordaba su marido, Rafael Garc¨ªa Ant¨®n, en una entrevista mantenida con EL PA?S poco antes de su muerte, hace dos meses. El Ideal de Granada escrib¨ªa: "Ya ha triunfado la torera. Esta muchacha fuerte, morena, simp¨¢tica y madrile?a, que parece arrancada de una estampa de Andaluc¨ªa". Aquella tarde hab¨ªa cortado dos orejas.
El mejor era ella
Por fin torea en Madrid: en 1935, en Vista Alegre, y al a?o siguiente, en Las Ventas. Marcial Lalanda declar¨® a Mundo Gr¨¢fico: "El mejor torero que ha habido en la plaza ha sido Juanita Cruz". El 18 de julio de 1936, al estallar la guerra civil, quedaron suspendidas las corridas en la zona republicana. Las ¨²ltimas actuaciones de Juanita fueron su participaci¨®n en tres festivales a beneficio de las milicias. A ¨²ltimos de septiembre cruz¨® la frontera por Port Bou con destino a Venezuela, donde hab¨ªa firmado varios contratos. En Suram¨¦rica permaneci¨® 11 a?os. No volver¨ªa nunca a torear en su pa¨ªs. En Suram¨¦rica, la torera madrile?a cosech¨® grandes ¨¦xitos. El 16 de enero de 1937, un peri¨®dico de Cartagena de Indias, Sombra y Sol, se refer¨ªa a ella como "doncella con la valent¨ªa de un atleta espartano que hubiera sido inmortalizado en una estrofa de Homero, nos da la realizaci¨®n de un milagro". El 22 de marzo de 1938, a prop¨®sito de su actuaci¨®n el d¨ªa anterior en la plaza de toros de Caracas, el diario Cr¨ªtica describ¨ªa: "La bella y corajuda lidiadora justifica su rango y su fama cortando tres orejas en nuestra catedral taurina. Un brindis a la primera dama de la rep¨²blica". Esta cr¨®nica llevaba por t¨ªtulo: El acero mort¨ªfero de Juanita Cruz. De su estancia mexicana, a Rafael Garc¨ªa se le qued¨® grabada una an¨¦cdota que, seg¨²n ¨¦l, refleja el car¨¢cter atrevido de Juanita Cruz. Un ganadero de aquel pa¨ªs, Juli¨¢n Llaguno, le hab¨ªa dicho en una ocasi¨®n a Juanita que sus reses ten¨ªan demasiada casta para que las lidiara una mujer. La torera, despu¨¦s de una corrida en la que gan¨® dos orejas y el rabo, envi¨® en una caja los trofeos al ganadero con la siguiente nota: "Don Juli¨¢n, esto le corto yo a los mansos de su ganader¨ªa".
Terminada la guerra civil espa?ola y a finales de los a?os cuarenta, pens¨® volver a su pa¨ªs. Pero el Sindicato Nacional del Espect¨¢culo prohibi¨® otra vez la participaci¨®n de la mujer en espect¨¢culos taurinos a pie. Para Rafael Garc¨ªa, dicha prohibici¨®n iba expresamente dirigida a Juanita Cruz, cuyos ¨¦xitos por tierras americanas hab¨ªan sido silenciados en la prensa espa?ola.
Juanita sigui¨® toreando en Suram¨¦rica. En 1944 sufri¨® una grave cogida en Bogot¨¢ de la que logr¨® recuperarse. El diario boliviano Ultima Hora, de La Paz, que la entrevist¨®, dijo de ella: "De una belleza de hero¨ªna o de santa, se nos muestra como un reflejo de la Espa?a austera y grave de la Pasionaria, la Espa?a republicana e insurgente. Es bella, es inteligente, es vibrante". En 1949, Juanita Cruz regres¨® a Espa?a para dedicarse. exclusivamente a cuidar a su familia y muri¨® en Madrid a los 64 a?os, el 18 de mayo de 1981. Eran las cinco en punto de la tarde.
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