Chamart¨ªn, a la sombra de KIO
El anuncio de Renfe de una gran operaci¨®n urban¨ªstica consistente en el soterramiento de las v¨ªas y parte de las Instalaciones ferroviarias existentes bajo una losa de acero, para elevar sobre ella una nueva ciudad que prolongue la Castellana hasta Alcobendas, me induce a buscar un punto de observaci¨®n preeminente para captar toda su grandeza.?Qu¨¦ mejor atalaya que las torres de KIO? ?Qu¨¦ mejor encuadre que esta Puerta de Madrid, amenazantemente inclinada, para darnos la exacta dimensi¨®n urban¨ªstica, econ¨®mica y pol¨ªtica de este nuevo gesto emblem¨¢tico de la capital y del capital?
Tras largas horas de meditada observaci¨®n, no explota en m¨ª una salutaci¨®n jubilosa, sino, por el contrario, un profundo desasosiego que oscila entre la incredulidad y la tristeza, evitando, en todo momento, la indignaci¨®n. ?En qu¨¦ pa¨ªs vivimos? ?Qu¨¦ momentos econ¨®micos estamos atravesando y se vislumbran a medio plazo, aqu¨ª y allende las fronteras? ?C¨®mo puede compaginarse, sin un m¨ªnimo rubor el anuncio de esta proeza inmobiliaria, ajena a cualquier necesidad social o funcional demandada por la ciudadan¨ªa, con el discurso pol¨ªtico omnipresente desde el Gobierno, los partidos, sindicatos y la sociedad entera reclamando austeridad y templanza, cuando no imponiendo, pura y duramente, un reparto de sacrificios? ?Cu¨¢ndo, d¨®nde, por qui¨¦n y para qui¨¦n van a emplearse 130.000 millones de pesetas en acero y hormig¨®n?
No parece el momento para el anuncio de tama?a haza?a. Si las torres de KIO simbolizan una ruina dram¨¢ticamente aleccionadora. Si los docks londinenses est¨¢n en quiebra. Si las grandes operaciones parisienses como la prolongaci¨®n de La Defensa o la reconversi¨®n de Renault est¨¢n hibernadas. Si la oferta inflacionada de oficinas y viviendas de lujo en Madrid o Barcelona no encuentran compradores. Si Cartuja 93 no pasa de ser una feria del campo trufada de parque de atracciones. Si todo esto es noticia todos los d¨ªas, cabe duda de la oportunidad y conveniencia de una promoci¨®n como la anunciada por Renfe, a menos que un genio, un mago, un "gran economista" haya descubierto un fil¨®n ¨²nico y sin ganga alguna.
Quiz¨¢s la osad¨ªa de Renfe sea la puesta en pr¨¢ctica de la proclama liberal lanzada al viento por Carlos Solchaga (EL PA?S, 7 de octubre de 1993) reclamando el sacrosanto derecho de los propietarios de suelo y operadores econ¨®micos a decidir "qu¨¦, c¨®mo y cuando hacer las cosas", en aras de una ang¨¦lica libre competencia garante de racionalidad y abundancia de bienes para todos. Pero me temo que la operaci¨®n Chamart¨ªn se vuelva contra los creyentes de la sabidur¨ªa de la mano invisible del mercado, y s¨®lo servir¨¢ como ejemplo del despilfarro y la irracionalidad territorial y social a que conducen los cantores de la desregulaci¨®n.
Y la dudas me persiguen. ?Ser¨¢ verdad que son Renfe y Argentaria los titulares de esta actuaci¨®n? Parece que s¨ª. Pero ?no se trata de organismos p¨²blicos, que manejan dineros p¨²blicos y est¨¢n tutelados por los poderes p¨²blicos? Parece que s¨ª. Pues si as¨ª es, a la p¨¦rdida del acorde con los tiempos econ¨®micos habr¨¢ que sumarle la discordancia con el discurso pol¨ªtico que hoy lideran, con raz¨®n, el Gobierno y el partido que lo sustenta. No pueden compaginarse, salvo una esquizofrenia generalizada, la exigencia, la necesidad de un obligado reparto de sacrificios salariales y sociales, de una contenci¨®n del gasto p¨²blico con iniciativas tan desmadradas como la operaci¨®n Chamart¨ªn. A menos que aceptemos c¨ªnicamente que los grandes discursos de los l¨ªderes pol¨ªticos, reclamando e imponiendo austeridad y solidaridad, se vean traicionados en la pr¨¢ctica, caso a caso, d¨ªa a d¨ªa, por la actuaci¨®n de agencias y organismos que de ellos dependen y a cuyos altos ejecutivos nombran.
Y todo esto en Madrid. M¨¢s norte y menos sur. M¨¢s segregaci¨®n espacial y menos reequilibrio territorial. M¨¢s sometimiento a las tendencias espont¨¢neas del puro y duro mercado y el abandono de una voluntaria construcci¨®n de una nueva geograf¨ªa, recualificadora f¨ªsica, econ¨®mica y socialmente. ?D¨®nde se esconde la apuesta electoral del PSOE por "Madrid, una regi¨®n integrada, eficaz e igualitaria"?
Porque no hay materiales suficientes para construir todo, en todas partes y al mismo tiempo, en un espacio metropolitano, es obligado establecer prioridades y decidir e inducir el qu¨¦, el d¨®nde y el para qui¨¦n hacer la ciudad. Y, en esta reflexi¨®n, la operaci¨®n Chamart¨ªn es el anuncio del abandono de otras actuaciones largamente pensadas, asumidas y defendidas por el Gobierno regional y los ayuntamientos madrile?os. Atocha, llave del Sur, prolongar¨¢ su letargo durante a?os, como una herida sin cicatrizar. La Ciudad Aeroportuaria de Barajas, Campamento, Eje del Culebro, etc¨¦tera, ver¨¢n mermadas su viabilidad en t¨¦rminos de recursos financieros y cuota de mercado. Quiz¨¢s no importe mucho que este panel de actuaciones se arruine o haya devenido obsoleto para los nuevos enso?adores de un liberalismo renacido, pero, en cualquier caso, supondr¨¢ el desmantelamiento de una estrategia territorial s¨®lidamente construida, que puede exigir una actualizaci¨®n y correcci¨®n, pero que no merece ser tirada a la basura. Mientras tanto, Argentaria invierte en el norte, al mismo tiempo que el Gobierno de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid ara?a dinero en Bruselas para la revitalizaci¨®n f¨ªsica y econ¨®mica de los distritos y municipios del sur (EL PA?S, 2 de noviembre de 1993).
Y las leyes sobre el suelo, las estrategias territoriales, los planes urban¨ªsticos, ?para qu¨¦ sirven? Para bien poco si un director inmobiliario de Renfe puede decidir qu¨¦ hacer con "sus terrenos". ?Para qu¨¦ sirve un debate sobre el Nuevo Plan General de Madrid anunciado con banderolas y spots publicitarios si las grandes decisiones se toman en despachos secretos de instituciones y bancos? Quiz¨¢s estas reflexiones, estas dudas, denuncien a quien las escribe como un "antiguo", anclado en apriorismos ideol¨®gicos trasnochados. No obstante, cuando se exige un debate abierto, un "impulso democr¨¢tico", creo m¨¢s leal exponer lo que la madurez dicta que no callar lo que la prudencia timorata aconseja.
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