La Ronda Uruguay
Dentro de 40 d¨ªas vencer¨¢n los siete a?os de negociaciones conocidas como la Ronda Uruguay. No puedo recalcar lo suficiente la importancia de concluir estas negociaciones con ¨¦xito, no s¨®lo para las econom¨ªas de Europa y de Estados Unidos, sino para la econom¨ªa de todos los pa¨ªses del mundo. Porque lo que est¨¢ en juego es si el mundo ser¨¢ capaz de preservar y consolidar el sistema de intercambio comercial multilateral instaurado tras la II Guerra Mundial, basado en los mercados abiertos y en el orden legal, o si, por el contrario, vamos a retroceder a un mundo proteccionista con bloques comerciales hostiles.Un buen final de la Ronda Uruguay constituir¨ªa un importante est¨ªmulo para el crecimiento econ¨®mico y el empleo en todos los pa¨ªses. En un informe reciente de la OCDE se llegaba a la conclusi¨®n de que el apartado de productos agr¨ªcolas e industriales de la ronda aumentar¨ªa los ingresos mundiales en m¨¢s de 200.000 millones de d¨®lares de aqu¨ª al a?o 2000. Si se a?ade la potencial apertura de mercados para los servicios (banca, t¨ªtulos, seguros, transportes, sector audiovisual y construcci¨®n), el aumento de los ingresos ser¨ªa a¨²n mayor.
Alguna gente pregunta si un buen final de la Ronda Uruguay significar¨ªa mucho para Espa?a. La respuesta es clara. En la cumbre de Tokio que tuvo lugar en julio, la Comunidad Europea y Estados Unidos acordaron armonizar los aranceles para los productos qu¨ªmicos y eliminarlos por completo en ocho sectores industriales como parte de un acuerdo global en la Ronda Uruguay: medicamentos, siderurgia, construcci¨®n, equipo m¨¦dico y agr¨ªcola, cervezas, bebidas alcoh¨®licas y muebles. Estas medidas ahorrar¨ªan a Espa?a 17 millones de d¨®lares en derechos de aduana en Estados Unidos y desbloquear¨ªan considerablemente una serie de mercados para las exportaciones espa?olas. Adem¨¢s, Estados Unidos se ha ofrecido a eliminar los aranceles en otros sectores clave y a reducir significativamente sus aranceles m¨¢ximos a cambio de concesiones rec¨ªprocas por parte de otros pa¨ªses. Tambi¨¦n Espa?a se ver¨ªa muy beneficiada por estas medidas de reducci¨®n de aranceles.
Pero lo que la Ronda Uruguay significa para todos los pa¨ªses no puede medirse s¨®lo en t¨¦rminos de las pesetas o d¨®lares que pueden ganarse en sectores concretos de la exportaci¨®n. Un fracaso de la ronda agravar¨ªa enormemente las actuales dificultades econ¨®micas del mundo. La confianza de los empresarios se ver¨ªa perjudicada. Y lo mismo ocurrir¨ªa con las relaciones transatl¨¢nticas.
Las disputas pendientes que podr¨ªan haberse resuelto a trav¨¦s de la Ronda, como el conflicto entre Estados Unidos y Europa por las semillas oleaginosas y el gluten de ma¨ªz, podr¨ªan reanudarse. Incluso la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Comunitaria (PAC) podr¨ªa verse desafiada por el GATT.
Un fracaso abrir¨ªa una grieta entre la CE y Estados Unidos en v¨ªsperas de la cumbre de la OTAN prevista para el 10 de enero y del primer viaje a Europa de Clinton en calidad de presidente. Esto animar¨ªa a los estadounidenses que quieren que nuestro pa¨ªs d¨¦ la espalda a Europa y se centre en establecer un nuevo acuerdo comercial entre el continente americano y el sureste asi¨¢tico. Si no podemos lograr un pacto econ¨®mico transatl¨¢ntico para finales de 1993, podr¨ªan complicarse los esfuerzos para que en 1994 entre en vigor un nuevo pacto de seguridad transatl¨¢ntico.
Hay que dejar claro un hecho importante: el plazo del 15 de diciembre es un plazo inamovible, sobre el que los miembros del GATT est¨¢n de acuerdo. La Administraci¨®n de Clinton no intentar¨¢ prolongar su autorizaci¨®n para negociar m¨¢s all¨¢ de ese plazo, por la muy sencilla raz¨®n de que el Congreso no permitir¨ªa una prolongaci¨®n as¨ª sin una serie de enmiendas paralizantes. Ahora hay que dejar a un lado toda clase de acusaciones mutuas y las amenazas de veto. Todas las naciones, incluyendo Estados Unidos, deber¨¢n hacer las concesiones necesarias para lograr un acuerdo y deben presionar a sus socios comerciales para que hagan lo mismo.
El que la ronda concluya con ¨¦xito no depende exclusivamente de las negociaciones entre Estados Unidos y la CE, pero es en ¨¦stas donde se debaten las cuestiones m¨¢s conflictivas. Se han dicho y escrito muchas cosas acerca del acuerdo agr¨ªcola de Blair House. El acuerdo fue el resultado de un a?o de negociaciones intensas, largas y dif¨ªciles. Blair House es tambi¨¦n de vital importancia para otros pa¨ªses. El grupo Cairns, compuesto por Canad¨¢, Australia, Nueva Zelanda e importantes pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo de Latinoam¨¦rica y Asia, ha dejado claro que no firmar¨¢ un acuerdo de la Ronda Uruguay que no ofrezca al menos una reducci¨®n m¨ªnima de las subvenciones a las exportaciones agr¨ªcolas comunitarias y una cierta apertura del protegido mercado agr¨ªcola de la CE. Para los agricultores del Tercer Mundo, concretamente, la amenaza francesa de vetar el acuerdo de Blair House representa un grave peligro para sus perspectivas de desarrollo.
Tras la reciente pol¨¦mica en Francia, uno podr¨ªa llevarse la impresi¨®n de que una conclusi¨®n de la Ronda Uruguay que incorpore el acuerdo de Blair House destruir¨ªa la agricultura francesa y devastar¨ªa el campo franc¨¦s. Esto, por supuesto, es absurdo. Lo que el pacto de Blair House exige es un cambio muy peque?o y gradual en la pol¨ªtica agr¨ªcola francesa, similar al que permiten anticipar las recientes decisiones comunitarias para la reforma de la PAC. La reducci¨®n del 21% en el volumen de las exportaciones agr¨ªcolas subvencionadas exigida en Blair House no supone ni mucho menos un ajuste inaceptable para los agricultores franceses. De hecho, un an¨¢lisis reciente de Blair House por parte de una prestigiosa organizaci¨®n francesa de investigaci¨®n ha mostrado que s¨®lo el 0,2% de todas las exportaciones francesas se ver¨ªa afectado. El aumento de las exportaciones francesas en otras ¨¢reas como resultado del acuerdo de la Ronda Uruguay compensarla con creces esas p¨¦rdidas.
Naturalmente, hay otro tema pendiente entre la CE y Estados Unidos que actualmente imposibilita concluir con ¨¦xito la Ronda Uruguay: me refiero a la exigencia por parte de Francia y algunos miembros m¨¢s de la CE de que se haga una "excepci¨®n cultural" a la liberalizaci¨®n comercial en el sector audiovisual. Este sector es una de las principales fuentes de empleo en Estados Unidos y el segundo exportador nacional. Estados Unidos entiende la preocupaci¨®n de los pa¨ªses comunitarios por proteger su identidad cultural. Pero una cosa es intentar lograr este objetivo mediante una ayuda oficial selectiva a la industria cinematogr¨¢fica nacional en forma de asistencia t¨¦cnica y subvenciones claramente restringidas, y otra muy distinta es hacerlo negando a los ciudadanos de los pa¨ªses comunitarios el derecho a ver m¨¢s de un n¨²mero limitado de pel¨ªculas extranjeras en los cines y la televisi¨®n.
El recurrir a los cupos para impedir el acceso a las pel¨ªculas extranjeras es objetable en principio porque supone una forma de censura a la libre circulaci¨®n de ideas entre naciones. Tambi¨¦n es objetable desde el
punto de vista de sus consecuencias pr¨¢cticas. Los cupos pueden ser perjudiciales a largo plazo para la industria cinematogr¨¢fica de la CE. S¨®lo servir¨ªan para reducir la competitividad europea en un momento en que Europa deber¨ªa volverse al exterior e intentar satisfacer la enorme demanda de programaci¨®n que est¨¢n creando las nuevas tecnolog¨ªas del ocio como la televisi¨®n por cable, las emisiones v¨ªa sat¨¦lite y los canales s¨®lo para abonados.
No me queda espacio para tocar las dem¨¢s cuestiones que tienen que ser resueltas si queremos salvar la Ronda Uruguay, cuestiones como los derechos sobre la propiedad intelectual, normas antidumping, medio ambiente, normativas sanitarias, ofertas de acceso al mercado para productos agr¨ªcolas e industriales, y la organizaci¨®n comercial multilateral propuesta. Pero estoy convencido de que las diferencias que a¨²n quedan sobre estas cuestiones pueden ser resueltas con buena voluntad si podemos superar nuestras diferencias sobre el acuerdo de Blair House y la "excepci¨®n cultural".
El presidente Clinton ha hecho del ¨¦xito de la Ronda Uruguay una de las principales prioridades de su Administraci¨®n. Y lo ha hecho porque piensa, igual que pensaba el presidente Kennedy cuando se inici¨® la Ronda Kennedy, que "cuando sube, la marca arrastra a todos los barcos". Estoy seguro de que la mayor¨ªa de los europeos lo cree tambi¨¦n, y de que nuestros estadistas estar¨¢n a la altura de sus responsabilidades en este momento hist¨®rico para el comercio mundial y las relaciones transatl¨¢nticas.
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