Un debate sobre el pacto local
Las p¨¢ginas de los medios de comunicaci¨®n acogen en los ¨²ltimos d¨ªas un debate sobre la situaci¨®n financiera de los Ayuntamientos espa?oles, calificada por los propios interesados como de quiebra t¨¦cnica.El tel¨®n de fondo de este debate es la Asamblea General de la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios y Provincias (FEMP), que tiene lugar este fin de semana en La Coru?a. En dicha asamblea se discutir¨¢ la formulaci¨®n de un acuerdo nacional, al que se ha dado en llamar pacto local, que tratar¨ªa de encontrar una soluci¨®n a la actual problem¨¢tica de los Ayuntamientos. Seg¨²n la propuesta de resoluci¨®n que se de batir¨¢, sus males econ¨®micos tendr¨ªan remedio con m¨¢s dinero y m¨¢s competencias.
En este contexto se enmarca, a mi entender, la reuni¨®n de los alcaldes de los siete mayores municipios de Espa?a, quienes han pedido la cesi¨®n de un tramo del IRPF. El Gobierno la ha rechazado, pero ha sugerido que se puede buscar una salida por otras v¨ªas.
La discusi¨®n que se plantear¨¢ en La Coru?a acerca del pacto local merece algunas consideraciones que voy a expresar. En primer lugar, la misma definici¨®n de pacto remite a un acuerdo entre varias partes. Pero no es una buena manera de comenzar una discusi¨®n acusando a aquellos con los que se quiere pactar algo.
Y eso es lo que sucede con la propuesta de resoluci¨®n de la FEMP. En la misma se achacan todos los males de los Ayuntamientos a las Administraciones central y auton¨®micas, las m¨¢s afectadas por el pacto local, en cuanto que son las que deber¨ªan aportar el dinero y ceder las competencias reclamadas.
Est¨¢ claro, pues, que no es un buen principio, salvo que el objetivo final sea otro distinto al inicial mente confesado por la FEMP y que los Ayuntamientos quieran s¨®lo tapar su agujero econ¨®mico.
La segunda consideraci¨®n es poner de manifiesto una contradicci¨®n interna en la propuesta de resoluci¨®n de la FEMP, en la cual se propugna potenciar y vitalizar el segundo escal¨®n de la Administraci¨®n municipal (diputaciones y cabildos).
En dicha propuesta de resoluci¨®n no se hace referencia a que las comunidades aut¨®nomas uniprovinciales cumplen los cometidos de la Administraci¨®n municipal de segundo nivel. De aprobarse la propuesta de pacto local, tal y como est¨¢ redactada, significar¨ªa para esas comunidades una especie de ejercicio de esquizofrenia con ellas mismas. Ser¨ªan juez y parte en el proceso a desarrollar.
Por ello, ante la propuesta de pacto local que auspicia la FEMP quiero exponer una serie de interrogantes para la reflexi¨®n desde el plano te¨®rico, en modo alguno como rechazo de la propuesta, y con el ¨¢nimo de ayudar a clarificar el debate.
La primera cuesti¨®n que debe plantearse se refiere a si la situaci¨®n financiera local es, comparativamente, tan alarmante. ?No se estar¨¢ magnificando, al presentar un panorama desolador de las arcas municipales, para conseguir una respuesta positiva r¨¢pida?
No vamos a negar que existe un problema financiero en los Ayuntamientos y que el mismo responde a diversas causas, tanto por incumplimientos como por insuficiencias del sistema de financiaci¨®n. Pero tambi¨¦n debemos preguntamos si la propia gesti¨®n municipal es todo lo eficiente que deber¨ªa ser.
No obstante, hay que ser ecu¨¢nimes y decir que algunos Ayuntamientos han puesto empe?o en obtener recursos con sus propios medios. Por ejemplo, erradicando las bolsas de fraude con la puesta al d¨ªa del censo de contribuyentes. Sin embargo, otros muchos no quiere entrar en ello por el temor a perder unos pocos votos de ciudadanos insolidarios.
Una segunda cuesti¨®n a tener en cuenta es en qu¨¦ se van a gastar las entidades locales el dinero que se solicita. Es decir, si con esos recursos se van a financiar nuevos servicios, o simplemente se va a cubrir el desfase para alcanzar un equilibrio financiero.
Un interrogante m¨¢s es si la aplicaci¨®n auton¨®mica del mecanismo de financiaci¨®n solicitado garantiza la suficiencia econ¨®mica local o es un mero recurso coyuntural que obligar¨ªa a replantearse la situaci¨®n a medio plazo.
Una buena gesti¨®n p¨²blica es de importancia trascendental para los ciudadanos y todo principio de racionalizaci¨®n y eficacia que se introduzca en ella ha de ser bienvenido; pero no podemos dejarnos llevar por el voluntarismo al aplicar esos principios. Esto nos induce a reflexionar acerca de si los municipios en su totalidad asumir¨ªan las nuevas competencias y si existe un an¨¢lisis previo sobre la capacidad de gesti¨®n de ¨¦stos. No hay que dejar de lado la realidad, y ¨¦sta es concluyente: s¨®lo una minor¨ªa de Ayuntamientos, los grandes, tienen esa capacidad.
Si el pacto local no es una carta a los Reyes Magos, resulta evidente que la inmensa mayor¨ªa de los municipios espa?oles no podr¨ªan asumir las competencias demandadas, salvo los que disponen de suficientes recursos, es decir, los llamados siete grandes y pocos m¨¢s. ?Y cu¨¢les son esos municipios? ?Qu¨¦ criterios se seguir¨¢n para indicar que uno tiene capacidad y otro no? ?D¨®nde se colocar¨ªa el list¨®n?
Tampoco quiero dejar pasar por alto un dato que me parece significativo. La FEMP pide que se transfieran a los municipios las competencias de algunos servicios que generan ingresos, como es el caso del urbanismo. En cambio, no dice nada de aquellos que son esenciales para los ciudadanos, pero que s¨®lo producen gastos. En este caso, puede servir de ejemplo el servicio de bomberos, que est¨¢n obligados a prestar los Ayuntamientos que sobrepasan los 20.000 habitantes y que muy pocos asumen. Resulta leg¨ªtimo preguntarse sobre los objetivos finales de este pacto local y si realmente responde al inter¨¦s general. La propuesta de pacto no debe ser rechazada de plano, sino que en mi opini¨®n, debe ser objeto de un profundo y sosegado debate que nos permita encontrar la mejor soluci¨®n posible a la actual situaci¨®n de los Ayuntamientos.
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