Quince punkis apu?alan a un joven

VIENE DE LA P?GINA 1Javier C. S. viajaba en el metro en la madrugada del domingo, con una insignia de la Divisi¨®n Azul en la solapa, seg¨²n la versi¨®n policial. Desde el vag¨®n contiguo, un grupo de 15 punkis le observ¨®. Los de la cresta cambiaron de coche para ir al suyo. El hombre se baj¨® entonces precipitadamente. Era la estaci¨®n de Sol. Javier ech¨® a correr por el pasillo, seguido por los punkis. No tuvo suerte: se le cay¨® la cartera en la huida. Al dar marcha atr¨¢s para recogerla, sus perseguidores le alcanzaron.

Una pu?alada en el muslo izquierdo y una contusi¨®n en la nariz fue el saludo que le dejaron los agresores a la 1.20. Javier logr¨® salir de la estaci¨®n de metro y pedir ayuda. Fue atendido en el Hospital Cl¨ªnico. Su estado no era grave, por lo que recibi¨® pronto el alta. Ayer por la tarde ya estaba en su casa, donde rehus¨® efectuar a este peri¨®dico ninguna declaraci¨®n sobre lo ocurrido.

Javier tuvo mejor suerte que Pablo R., de 15 a?os, quien sigue en el Cl¨ªnico recuper¨¢ndose de la pu?alada que le asest¨® un rapado el viernes, a las nueve de la noche, en la zona de Bilbao.

Los 2.000 estudiantes del instituto Ramiro de Maeztu han hecho puente a su pesar. La noticia del apu?alamiento de su compa?ero de segundo de BUP les amarg¨® el fin de semana y les llev¨® ayer a una huelga en protesta por la violencia de los cabezas rapadas. Los amigos de Pablo se han pasado el fin de semana llorando. "Estaban inconsolables", coment¨®, llena de preocupaci¨®n, Beatriz, madre de dos chicos que iban con Pablo.

La jornada de protesta comenz¨® a las once de la ma?ana en el patio del instituto, situado en la madrile?a calle de Serrano. Fue una sentada general con pancartas contra La violencia fascista. Se ley¨® una carta llena de cari?os hacia Pablo. Despu¨¦s, el jefe de estudios, Jos¨¦ Mar¨ªa Egido, mand¨® entrar en clase a todo el mundo. Ni caso. Cerca de 2.000 j¨®venes se dirigieron hacia la puerta y comenzaron a caminar hacia la boca de metro de Rep¨²blica Argentina. All¨ª inundaron los andenes y los vagones de la l¨ªnea gris hasta la salida de Metropolitano, coreando el nombre de su compa?ero. Todo acompa?ado de palmas, como hacen con sus ¨ªdolos del equipo de baloncesto del Estudiantes. Una aut¨¦ntica manifestaci¨®n subterr¨¢nea.

Al salir llegaron hasta el Hospital Cl¨ªnico, donde un representante consigui¨® ver a Pablo, transmitirle el mensaje de solidaridad y conocer su estado.