Balladur, frente a la crisis
El primer ministro busca sanear el sector p¨²blico franc¨¦s sin una explosi¨®n social
?douard Balladur afronta una ecuaci¨®n imposible. Para poder privatizarlas, tiene que sanear las cuentas de las numerosas empresas deficitarias del poderoso sector p¨²blico franc¨¦s. Pero ese saneamiento agrava el c¨¢ncer del paro y amenaza con provocar una explosi¨®n social. As¨ª que el primer ministro conservador est¨¢ hecho un l¨ªo, como lo acaba de demostrar su capitulaci¨®n ante los huelguistas de Air France. A Balladur parece faltarle el coraje necesario para deshacer el nudo gordiano del enorme peso hist¨®rico del Estado -un m¨ªnimo del 10%- en la econom¨ªa francesa.
Enfrente tiene a 1,4 millones de asalariados listos para seguir el ejemplo del personal de Air France. Michel Rocard puso el dedo en la llaga en su ¨²ltima aparici¨®n en la televisi¨®n. "El objetivo del brutal plan de reestructuraci¨®n de Air France", dijo el l¨ªder socialista, "era preparar esa empresa para la privatizaci¨®n". Por eso, Edouard Balladur no estuvo acertado cuando critic¨® a los huelguistas por "poner en peligro la imagen de una compa?¨ªa que es todo un pabell¨®n nacional". "?Pero si es Balladur el que quiere vender ese pabell¨®n nacional al sector privado!", replicaron las asambleas del personal de Air France.El pasado jueves, en una entrevista publicada por Le Figaro, Balladur expres¨® la cara y la cruz de su dilema. "El saneamiento de Air France", dijo, "es indispesable: esta gran empresa no puede seguir perdiendo 5.000 millones de francos anuales". "El personal de Air France", a?adi¨®, "comprender¨¢ seguramente que no puede vivir eternamente de los fondos p¨²blicos". Esa fue la cara. La cruz vino acto seguido. "Nuestra sociedad", confes¨®, "est¨¢ golpeada por el estancamiento econ¨®mico y el paro, y una especie de desesperaci¨®n se ha abatido sobre parte de la poblaci¨®n".
Si Balladur fuera Margaret Thatcher abordar¨ªa sin escr¨²pulos el saneamiento y posterior privatizaci¨®n del sector p¨²blico. Pero no lo es. Sobre el primer ministro franc¨¦s pesa el recuerdo de la revuelta de Mayo del 68, que ¨¦l vivi¨® como colaborador del entonces primer ministro, Georges Pompidou. Tambi¨¦n el de la huelga de los ferroviarios que, en diciembre del a?o 1986, cuando ¨¦l era ministro de Econom¨ªa en el Gobierno de Jacques Chirac, paraliz¨® Francia durante tres semanas. La crisis de Air France ha estimulado los ardores reivindicativos de los 1,4 millones de trabajadores del sector p¨²blico franc¨¦s. Numerosas grandes empresas -Aerospatiale, Bull, Thomson, Usinor, la Societ¨¦ Nationale des Chemins de Fer (SNCF), Electricit¨¦ de France (EDF) y otras- tienen pendientes severos planes de reestructuraci¨®n. El sector p¨²blico va a perder este o m¨¢s de 18.000 empleos y, si aplican los planes previstos, perder¨¢ en 1994 un m¨ªnimo de 4.000.
Balladur ha dado consignas a sus ministros y a los presidentes e las empresas p¨²blicas: tranquilizar, negociar, no imponer nada.
Un gran peso
El sector p¨²blico de la econom¨ªa francesa -no se cuentan aqu¨ª las personas que trabajan como funcionarios o asimilados para las administraciones estatales, regionales y locales- emplea a 1,4 millones de trabajadores, lo que supone un 10% del total de la poblaci¨®n asalariada del pa¨ªs. Tan s¨®lo en el sector industrial, las empresas p¨²blicas representan el 66% de los efectivos laborales en sector de la miner¨ªa; el 43% de la qu¨ªmica; el 63% de la construcci¨®n naval y aeron¨¢utica, y el 1,9% de los bienes de equipo de los hogares.
Seg¨²n datos de la OCDE, el peso del sector p¨²blico equivale al 11% de la econom¨ªa francesa.
En el seno de la Comunidad Europea tan s¨®lo Italia, Grecia y Portugal superan ese porcentaje.En los ¨²ltimos a?os, las empresas p¨²blicas francesas se han ido comportando cada vez m¨¢s como empresas privadas. Sus presidentes han afirmado que el debate sobre la nacionalizaci¨®n o la privatizaci¨®n es puramente acad¨¦mico. En la pr¨¢ctica, aseguraban, los sucesivos Gobiernos les han ido dejando un margen de maniobra comparable a las sociedades privadas y, a cambio, les han exigido la aportaci¨®n de dividendos.
Esa argumentaci¨®n ha sido aceptada algunas veces por la muy puntillosa British Monopolies and Mergers Commision, que ha dado luz verde a la compra de empresas brit¨¢nicas por Cr¨¦dit Lyonnais, Elf o Thomson. No obstante, las empresas p¨²blicas francesas han sido y son vigiladas de cerca por la Comisi¨®n Europea de Bruselas, que vela para evitar que se disfracen subvenciones o se capitalice discretamente a partir de los fondos p¨²blicos. Cuando era comisario encargado de la competencia, sir Leon Brittain se convirti¨® en el "lobo feroz" del sector p¨²blico franc¨¦s.
"El sector nacionalizado de la econom¨ªa francesa adopta el aspecto de una medusa a la deriva, cuya forma var¨ªa en funci¨®n de las corrientes, -despoj¨¢ndose a veces de partes de ella misma, extendiendo a veces un tent¨¢culo para apoderarse de un buen bocado", escribi¨® hace dos a?os Willian Dawkins en el Financial Times. Pon¨ªa el acento en el hecho de que la compleja anatom¨ªa del sector p¨²blico franc¨¦s no ha cesado de evolucionar desde la primera gran ola de nacionalizaciones, realizada por el Frente Popular en 1936 y 1937, que dej¨® entre las manos del Estado el Banco de Francia, los ferrocarriles y numerosas industrias.
La tradici¨®n del importante peso del Estado franc¨¦s en la vida econ¨®mica no ha sido una exclusiva de la izquierda. Comenz¨® en tiempos de Luis XIV, con el ministro Jean-Baptiste Colbert, y fue continuada por De Gaulle al t¨¦rmino de la II Guerra Mundial. El general nacionaliz¨® Renault, Air France, Cr¨¦dit Lyonnais, EDF y GDF.
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