Los centristas de Yablinski anuncian su abstenci¨®n en el refer¨¦ndum sobre la nueva Constituci¨®n de Rusia

La nueva Constituci¨®n rusa, que se someter¨¢ a refer¨¦ndum el mismo d¨ªa de las elecciones legislativas, el 12 de diciembre, corre serio peligro de no nacer o nacer muerta. Al consabido no de los comunistas se ha sumado el anuncio de abstenci¨®n de los reformistas centristas de Grigori Yablinski por los excesivos poderes que otorga el texto al presidente. Incluso algunos yeltsinistas que la defienden la ven como un texto de transici¨®n y no como una Constituci¨®n con posibilidades de durar.El borrador constitucional va a presentarse de hecho como un nuevo plebiscito a Yeltsin, identific¨¢ndolo con la democracia: o el presidente o la dictadura. En la ¨²ltima consulta al pueblo ruso planteada en esos t¨¦rminos, el 23 de abril pasado, Yeltsin obtuvo el 59% de los votos emitidos, una cifra de partida suficiente pero corta si lo que se pretende es que todos los rusos se identifiquen a medio plazo con el texto constitucional. Ese porcentaje podr¨ªa incluso descender, dado que tras la victoria militar de octubre Yeltsin se olvid¨® de cualquier tipo de consenso e impuso un texto extremadamente presidencialista y m¨¢s centralista de lo pactado con las rep¨²blicas. A tres semanas de la consulta el s¨ª a la Constituci¨®n no es algo que se d¨¦ por hecho, ni siquiera en las instancias gubernamentales.

Serg¨¦i Kovallov, presidente del bloque yeltsinista Opci¨®n de Rusia, admiti¨® ayer que en el texto constitucional existen "huecos peligrosos en la divisi¨®n de competencias", un eufemismo para reconocer que se dejan excesivos poderes en manos del presidente. Pese a ello, considera "razonable y ¨²til" votar s¨ª para no generar "un vac¨ªo constitucional". El ex alcalde democr¨¢tico de Mosc¨² Gavriil P¨®pov tambi¨¦n plantea el s¨ª como mal menor y aboga por la reforma de la Constituci¨®n antes de que se apruebe.

Otro reformista, Grigori Yablinski, que encabeza una de las opciones con futuro, aboga por la abstenci¨®n. Yablinski explica que no le da miedo que un texto tan presidencialista lo aplique Yeltsin, pero le preocupa que lo pueda utilizar un presidente reaccionario.