Historia de amor
El mi¨¦rcoles pasado, mientras toda Espa?a estaba pendiente del partido de f¨²tbol contra Dinamarca, a m¨ª se me muri¨® la Bruna. S¨¦ que a nadie le importar¨¢ demasiado, pero a m¨ª s¨ª, y mucho.La Bruna vivi¨® conmigo 14 anos. Justo los que ten¨ªa cuando muri¨®. Durante todo ese tiempo me acompa?¨® d¨ªa y noche, me am¨® sin pedirme nada y me sigui¨® a todas partes. Incluso se vino conmigo a Madrid y se adapt¨® a vivir en esta ciudad, ella que, como yo, hab¨ªa nacido en el campo. Hasta vivi¨® un atraco a un banco conmigo, salv¨¢ndome sin saberlo de salir como reh¨¦n. Al ver a la Bruna, que los miraba (estaba ya casi ciega, pero ellos no lo sab¨ªan), los atracadores cogieron a un empleado.
Mientras yo escrib¨ªa, ella dorm¨ªa a mi lado. Cuando me despertaba, ella me estaba mirando. Me ayudaba a vivir y, a cambio, yo la sacaba en mis libros y la llevaba conmigo a los bares: los camareros del Campoamor, del Terminal, del Beralia, como antes los de El Limbo, que era su bar preferido, pero que se lo cerraron, la tuvieron muchos a?os de cliente interesada y la van a echar en falta. Con ella conoc¨ª una ciudad distinta a la que conoce la mayor¨ªa de sus habitantes: la ciudad de las luces y las estrellas, la de los vagabundos y de los ¨¢rboles. Sin ella, ahora, Madrid me parece m¨¢s grande.
La he enterrado en mi tierra, que era tambi¨¦n la suya, al pie de un manzano viejo y con el hocico mirando al r¨ªo Curue?o, a cuya orilla naci¨® y en cuyas aguas se ba?aba los veranos. En primavera plantar¨¦ un rosal sobre ella para que con su recuerdo perfume el aire, y en el verano, cuando yo vuelva all¨ª, recordar¨¦ los versos que el poeta escandinavo Lars Gustafison escribi¨® a su perro muerto: "Ante una puerta cerrada te tumbabas / seguro de que antes o despu¨¦s ten¨ªa que llegar el que la abriese. / Ten¨ªas raz¨®n, yo estaba equivocado. / T¨² eras una pregunta dirigida a otra pregunta / y ninguno de los dos ten¨ªa la respuesta de la otra".
Muchas veces me han dicho que en mis novelas no hab¨ªa historias de amor, que eran muy duras. Esta es mi historia de amor. Se la regalo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.