Pintar la escritura
En esta ¨²ltima exposici¨®n de Elena del Rivero se aprecia una transformaci¨®n sustancial de sus presupuestos pict¨®ricos, una evoluci¨®n en su carrera desde una abstracci¨®n irreferencial y fr¨ªa, en la que se reprim¨ªan aspectos vivenciales, hacia la introspecci¨®n en el mundo personal que ahora nos presenta. Este cambio ha venido propiciado por su estancia en la ciudad de Nueva York, donde actualmente reside. All¨ª ha conocido el poder que encierra el mundo agresivo de las mujeres y tambi¨¦n ha comenzado a apreciar el universo de las palabras con sus complejas relaciones s¨ªgnicas.Estos dos aspectos, unidos a los hallazgos de su trayectoria art¨ªstica, configuran el marco de trabajo de una pintura que se sit¨²a en los l¨ªmites de lo' pict¨®rico, invadiendo el ¨¢mbito de la escritura y renunciando al color. Podemos comenzar contemplando en esta exposici¨®n dos cuadros que a¨²n pertenecen a la etapa anterior, en la cual la pintura aparece metaf¨®ricamente encarcelada, amordazada por unas rejas reales que constituyen una referencia opuesta dial¨¦cticamente a su nueva pintura, que se basa en dos temas recursivos: Las cartas a la madre y los Diarios, es decir, en el acto ¨ªntimo de escribir.
Elena del Rivero
Diarios y cartas. Galer¨ªa Elba Ben¨ªtez. San Lorenzo, 11. Madrid. Hasta el 31 de diciembre.
Mapa emocional
Bajo el t¨ªtulo Letters to the mother, Elena del Rivero presenta una colecci¨®n de cartas, especie de poemas visuales configurados con la palabra mother (madre), que forma columnas geom¨¦tricamente rectangulares, sobre estas cartas, poemas realiza collages, tacha y a?ade, escribe y dibuja, hasta definir otro mundo: el de la pl¨¢stica. Las "cartas", expuestas formando un panel di¨¦drico en la pared, constituyen un mapa emocional y una partitura cuya m¨²sica est¨¢ cifrada en signos enigm¨¢ticos, en c¨ªrculos y rayas que pretenden la superaci¨®n del lenguaje de las palabras.Los Diarios son una colecci¨®n de cuadernos en los que, d¨ªa a d¨ªa, la artista anota alguna an¨¦cdota o suceso de su vida real junto a la ejecuci¨®n de un mismo dibujo formado por peque?as pinceladas blancas en sentido longitudinal. La repetici¨®n del acto de pintar cada d¨ªa una misma p¨¢gina del cuaderno desvela, en su continuada reiteraci¨®n, el valor de las peque?as diferencias junto a los matices existenciales de lo autobiogr¨¢fico.
El plato fuerte de la exposici¨®n lo constituyen siete grandes lienzos negros en los que la pintura al ¨®leo forma una gruesa capa que es rayada formando renglones, en ellos las huellas de las pinceladas forman una textura que sustituye a las letras. Los signos gr¨¢ficos de la escritura se convierten as¨ª en materia pict¨®rica, en surcos arados en el campo pl¨¢stico, y el tiempo de la narraci¨®n, de la vida, se transforma en espacio ciego, en sorda palpitaci¨®n de materia pict¨®rica.
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