El mal gusto exquisito
Orquesta Filarmon¨ªa de Londres
Ciclo Iberm¨²sica/ Fundaci¨®n Tabacalera. Director: G. Sinopoli. Obras de Schubert y Mahler.
Auditorio Nacional. Madrid, 27 de noviembre.
El s¨¢bado por la noche se despidi¨® de los madrile?os la Filarmon¨ªa londinense, dirigida por Giuseppe Sinopoli. El programa enfrentaba al joven Schubert con el joven Maliler: la Quinta sinfon¨ªa, del primero, seguida de la primera del segundo. No parece convenir especialmente a Sinopoli el sutil clasicismo vien¨¦s, evocador y renovador de la Sinfon¨ªa en si bemol (1816), aunque s¨ª se presta al mejor lucimiento de los arcos de la Filarmon¨ªa. En conjunto, el respetable no qued¨® fascinado por lo sumario, indiferente y hasta burocr¨¢tico de una versi¨®n de corto encanto. Ya se sabe: Schubert es como el cristal de Bohemia: al primer descuido, se quiebra.En la Sinfon¨ªa en re mayor (1884-1888), primera del ciclo de Mahler, Sinopoli y la Filarmon¨ªa no fracasaron, y hasta violentaron la apoteosis desde una calculada espectacularidad visual y sonora como es la del final: los ocho trompas en pie, las percusiones "gruesas" batiendo el parche a su gusto y el director mandando con gesto castelarino. Sin embargo, no tuvo alto vuelo la idea interpretativa de Sinopoli, quien abandon¨® su esquematismo para servirnos mil lindezas de detalle, modelos del "mal gusto exquisito", como dec¨ªa Ricardo Vi?es. La primera sinfon¨ªa presenta, adem¨¢s, una dificultad que ya debi¨® serlo para su autor: la casi imposibilidad de mantener y aumentar la hermosura del comienzo, uno de esos momentos m¨¢gicos que, de cuando en cuando, se producen en la invenci¨®n musical.
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