Reducci¨®n de la semana laboral
En relaci¨®n con el tema de la reducci¨®n de la semana laboral, y concretamente en contestaci¨®n a la carta publicada en esta secci¨®n el 21 de noviembre y firmada por Gabino Alonso Mart¨ªnez, quisiera manifestar lo siguiente:
1. Cuando dice que al reducir los salarios habr¨¢ menos dinero para invertir (y cita que se comprar¨¢n menos art¨ªculos y habr¨¢ "menos dinero para salir de vacaciones fuera", quisiera recordarle que existen actualmente en nuestro pa¨ªs m¨¢s de tres millones y medio de personas que no pueden irse de vacaciones, ni fuera ni dentro, que tienen dinero para comprar muy poquitos art¨ªculos y que el que tengan es a costa de la beneficencia, de las ayudas de la familia o de los subsidios que les concedan las administraciones p¨²blicas (subsidios que se costean con los impuestos que pagamos los trabajadores en activo y los empresarios, sobre todo). Por lo que si una buena parte de estos parados consiguiera una colocaci¨®n, tendr¨ªa mayor capacidad de gasto y los que tributamos tendr¨ªamos que gastar menos en mantenerlos.
2. Respecto a los asilos p¨²blicos que menciona, pienso que habr¨ªa que construirlos ya, puesto que ya hay cerca de cuatro millones de espa?oles que si llegan a ancianos no es que les vaya a quedar una pensi¨®n exigua: es que no les va a quedar ninguna. Sin embargo, si consiguieran un empleo, a pesar de que ganar¨ªamos un poco menos, tambi¨¦n ser¨ªamos m¨¢s para contribuir a los gastos p¨²blicos (que sirven para pagar pensiones de jubilaci¨®n) y lo uno compensar¨ªa lo otro.
3. La medida de la reducci¨®n de jornada, estimo, no deber¨ªa ser aplicada a todas las empresas, ni a todos los trabajadores, sino tan s¨®lo a aquellas que, por sus caracter¨ªsticas y su n¨²mero de empleados, lo permitiesen, y a aquellos trabajadores con un nivel de ingresos m¨ªnimo determinado.
4. La medida deber¨ªa ir acompa?ada por un mayor esfuerzo, que habr¨ªa que exigir con gran firmeza, por parte de las administraciones p¨²blicas, para la lucha contra el fraude fiscal (que no para de aumentar la presi¨®n fiscal).
5. Por ¨²ltimo, deber¨ªamos pensar si verdaderamente no nos compensar¨ªa el que, a cambio de ganar un poco menos, nuestra hija, nuestro hermano o nuestra esposa consiguieran por fin ese puesto de trabajo que tanto desean y tanto necesitan.-
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