La Roca del Ulster
La guerra de Irlanda es el conflicto europeo m¨¢s antiguo de todos los que a¨²n figuran en activo. En su dilatada historia ha conocido remisiones, accesos y encalmadas profundas, pero los hechos demuestran que el rescoldo pod¨ªa siempre convertirse en incendio. Por ello, es reduccionista hablar del mismo como si hubiera comenzado en 1969, a?o de la reanudaci¨®n sostenida de la violencia. La moderna cuesti¨®n irlandesa comenz¨® en el siglo XVII.En 1649 era ejecutado el rey Carlos I Estuardo y Richard Cromwell se convert¨ªa poco despu¨¦s en dictador-protector de la Commonwealth. Fuerzas cat¨®licas irlandesas hab¨ªan combatido junto al monarca hasta su derrota en la guerra civil y el protector pens¨® que aquel era el mejor momento para acabar con el problema irland¨¦s. A ese fin, Cromwell puso en marcha el asentamiento masivo de protestantes, en su mayor¨ªa escoceses, en la provincia del Ulster, al tiempo que desencadenaba una feroz represi¨®n del catolicismo en toda la isla.
En los siglos siguientes el unitarismo irland¨¦s expresar¨ªa su protesta con las armas o la lucha pol¨ªtica a tenor de la coyuntura internacional. As¨ª ocurri¨® con la insurrecci¨®n de Wolfe Tone -protestante, sin embargo- en 1798 al amparo de las guerras napole¨®nicas, o en la segunda mitad del siglo XIX con la reivindicaci¨®n de la autonom¨ªa que encarn¨® Parnell -tambi¨¦n protestante-, para culminar en la sublevaci¨®n de Pascua de 1917 en plena Gran Guerra. El pugnaz nacionalismo irland¨¦s acab¨® por forzar al primer ministro brit¨¢nico Asquith a conceder en 1920 un r¨¦gimen de autonom¨ªa interna al llamado Estado Libre de Irlanda. Pero, cuando ese Estado vio la luz en 1922 la Corona hab¨ªa cedido al chantaje de los protestantes del Ulster, dirigidos por lord Carson, y dividido la isla con el mantenimiento de seis de los nueve condados de la provincia bajo la soberan¨ªa de Westminster.
Una minor¨ªa de protestantes en toda Irlanda se convierte, as¨ª, en mayor¨ªa en determinados distritos de la isla en virtud de la previsi¨®n imperial de Cromwell. Luego s¨®lo har¨ªa falta una frontera de trazado conveniente para reclamar la aplicaci¨®n del principio de la autodeterminaci¨®n y destruir con ello la unidad de la isla. De esta forma, los derechos de la minor¨ªa se impon¨ªan a los de la mayor¨ªa y Londres dejaba que naciera truncado el proceso de independencia de Irlanda, que no se comIpletar¨ªa para esa parte de la isla hasta 1948 con la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica.
En 1704, apenas medio siglo despu¨¦s de las Plantations de Cromwell, en un Pe?¨®n del sur de Espa?a se iniciaba un proceso similar con el vaciado de su comunidad natural y el trasiego de una poblaci¨®n ambulante de los dominios brit¨¢nicos del Mediterr¨¢neo para tomar su lugar. Tanto los protestantes del Ulster como los llanitos no pueden tener el menor inter¨¦s en integrarse en la comunidad circundante, porque su justificaci¨®n hist¨®rica es, precisamente, la de no ser irlandeses ni espa?oles, sino representaci¨®n de una metr¨®poli enemiga.
Ulster es un problema de descolonizaci¨®n, con todo el respeto democr¨¢tico a los derechos de las poblaciones all¨ª implantadas. En su d¨ªa, tan instrumental como el de Gibraltar. Cuando, sin embargo, ya no queda imperio y muy poco que instrumentar, ser¨ªa bueno que se negociara de una vez por todas el fin de ambas situaciones.
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