Doce millas: hagan juego
Cuba autoriza un casino flotante cerca de sus costas 35 a?os despu¨¦s de prohibir el juego
Cubiertos con cazadoras de tela ligera y avituallados con una carga de cremas bronceadoras, pastillas contra el mareo, c¨¢maras de fotos, pareos y cr¨¦dito suficiente para apostar, un grupo de 200 turistas parti¨® el martes de La Habana en un crucero hacia alta mar. La mar estaba picada y el viento zumbaba en los muelles, como un augurio de que durante seis d¨ªas no s¨®lo se recorrer¨ªan playas de cocoteros y villas coloniales como Cienfuegos o Trinidad. Se trataba tambi¨¦n de un viaje por el pasado de Cuba, y la primera escala estaba en enero de 1959, justo el d¨ªa en que triunf¨® la revoluci¨®n de Fidel Castro y un grupo de j¨®venes barbudos destrozaron los casinos del Hotel Nacional y de Tropicana, donde mafiosos y millonarios norteamericanos jugaban en la ciudad. Ahora, 35 a?os despu¨¦s de que el Gobierno cubano prohibiese el juego, la bola estaba a punto de girar nuevamente dentro del casco del Santiago de Cuba, donde flota un casino con dos ruletas americanas, tres mesas de black jack y 60 m¨¢quinas tragaperras.El barco, de 140 metros de eslora y con capacidad para 408 pasajeros, ha sido alquilado por dos a?os por una empresa mixta integrada por la compa?¨ªa italiana Fratelli Cosulich y la firma tur¨ªstica cubana Havanatour, que se repartir¨¢n al 50% los beneficios, incluidos los del casino. Sin embargo, por voluntad de las autoridades cubanas, los croupiers no podr¨¢n dar cartas a los jugadores ni tampoco aceptar apuestas al rojo ni al par hasta que el barco no est¨¦ a 12 millas de las costas cubanas, es decir, fuera de sus aguas territoriales. "Constituir la empresa mixta no fue f¨¢cil. Empezamos a negociar el proyecto hace ya casi dos a?os", declar¨® a este diario Andrea Cosulich, uno de los directores de la firma italiana y vicepresidente de la asociaci¨®n reci¨¦n creada Havana Cruises.
La parte italiana tuvo que explicar a la cubana que, pese a que el crucero pod¨ªa prescindir del casino, uno de los atractivos de este tipo de viajes en el Caribe era precisamente el juego. Finalmente, Cuba accedi¨®, pero a condici¨®n de que el casino no empezase a funcionar hasta que el barco no estuviese fuera de sus aguas, algo que ser¨¢ muy dif¨ªcil de comprobar, pues, como reconoc¨ªa el director general de Havana Cruises, el abogado cubano Luis Santana, no se trata de enviar inspectores a bordo para comprobar cu¨¢ndo salta la primera bola.
Por el momento, los cruceros que se ofrecen son de seis y siete d¨ªas, con peque?as escalas en la isla mexicana de Cozumel, en Montego Bay (Jamaica), as¨ª como en Cayo Largo y los puertos cubanos de Cienfuegos, Casilda y Santiago de Cuba.
Aunque toda la oficialidad es noreuropea y la tripulaci¨®n internacional, 25 cubanos viajar¨¢n a bordo, entre ellos una enfermera, un m¨¦dico y un tabaquero profesional. Anticip¨¢ndose al choque que podr¨ªa significar para muchos ver a 200 turistas de M¨¦xico y Canad¨¢ acodados en una mesa de black jack, el responsable del desarrollo tur¨ªstico en la isla, Osmay Cienfuegos, dijo en el acto de inauguraci¨®n de la ruta: "Nuestra pol¨ªtica con respecto al juego no ha cambiado". "Tambi¨¦n en Florida est¨¢ prohibido el juego y los cruceros tienen casino", concluy¨®.
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