La estatua
He votado Sol. As¨ª dicha, la frase queda algo surrealista. Madrid es la ¨²nica ciudad del mundo que puede viajar al Sol en metro. Lo que quiero decir es que he votado a favor de que se quede en la Puerta del Sol la estatua que por fin la ciudad ha decidido dedicar a "su mejor alcalde". Carlos III embelleci¨® Madrid y limpi¨® sus calles de aguas sucias e inmundicias al encargar al arquitecto Sabatini la construcci¨®n del alcantarillado. Por cierto que esta obra de limpieza e higiene no dej¨® de levantar protestas y el rey dijo que Ios madrile?os son como los ni?os. Lloran cuando les lavan la cara".No participo de la indiferencia que observo en algunos ingenios acerca del inter¨¦s que hoy pueda tener erigir una estatua a Carlos III. Recordarle equivale a evocar el esp¨ªritu de la Ilustraci¨®n, que el rey encarn¨®, y del que procede mucho de lo mejor que tenemos. Despu¨¦s de tantas vueltas como ha dado el mundo en los ¨²ltimos dos siglos y medio, el ideal ilustrado, limpio ya del despotismo que lo acompa?aba, sigue teniendo vigencia.
Estatua, s¨ª, por tanto. Pero ?d¨®nde? Me acerqu¨¦ el domingo a la Puerta del Sol y pude comprobar el gran inter¨¦s que la elecci¨®n del emplazamiento ha despertado entre los madrile?os. La gente votaba y hac¨ªa comentarios sobre la belleza de la estatua y tambi¨¦n, inevitablemente, acerca de los atributos del caballo, mayores, dec¨ªa uno, que los del mism¨ªsimo caballo de Espartero, insuperable "t¨¦rmino de comparaci¨®n" hasta hoy. Pero, digo yo, ?podr¨ªa un rey montar un caballo capado?
Los escultores, M. A. Rodr¨ªguez y E. Zancada, han hecho un buen trabajo, reproducci¨®n casi exacta, salvo por la expresi¨®n del rostro del monarca, aqu¨ª m¨¢s risue?o, de la maqueta del escultor dieciochesco Juan Pascual de Mena.
Me acerqu¨¦ al Museo de San Fernando para verla. Record¨¦ que fue el llorado Santiago Am¨®n quien propuso, cuando el centenario del rey, que se fundiera en bronce y se colocara en la Red de San Luis.
A m¨ª, la Red de San Luis me resulta poca red para tanta estatua. En el Prado se perder¨ªa. Ante la Puerta de Alcal¨¢ ser¨ªa redundancia. Y en la Armer¨ªa, poca gente disfrutar¨ªa de ella. En Sol encontrar¨ªa, Carlos III, un espacio m¨¢s ¨ªntimo y familiar. A pesar de su fama, la plaza no tiene gran cosa. La estatua la adornar¨ªa mucho. Y no habr¨ªa en toda la ciudad mejor sitio para quedar.
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