Rojo, Solbes y la 'mano invisible'
Conde intent¨® la carta pol¨ªtica. Quer¨ªa una entrevista con Aznar, pero no la consigui¨®
"Mario, o haces algo en las pr¨®ximas horas o ma?ana nos intervienen" , le espet¨® al o¨ªdo al entonces presidente de Banesto, en la noche del lunes 27, uno persona de su entorno familiar. Conde se puso en movimiento: solicit¨® una urgente entrevista con el gobernador del Banco de Espa?a, Luis ?ngel Rojo, quien se la concedi¨® a las nueve de la ma?ana del martes 28, d¨ªa habitual, junto con los viernes, en que se re¨²ne el consejo ejecutivo de la entidad. Rojo esperaba que Conde le llevara alguna "novedad", porque todos los contactos anteriores empujaban al banco emisor a adoptar alguna resoluci¨®n sobre los problemas de Banesto. El gobernador le hab¨ªa dado un plazo final antes de la nueva y urgente entrevista solicitada por el banquero: el 31 de diciembre de 1993. Si a esa fecha Conde no presentaba un plan de saneamiento radical del banco, la intervenci¨®n era autom¨¢tica.De modo que esta ma?ana del martes 28 el profesor-gobernador prefer¨ªa escuchar alguna buena noticia despu¨¦s de informaciones nefastas en varias semanas. Pero la entrevista entre Conde y Rojo fue un fiasco. Propulsado por el miedo, Conde no acudi¨® al encuentro para ofrecer alguna novedad, ni su embarazoso anfitri¨®n ten¨ªa nada que decir. Esa ma?ana, Rojo no pensaba ni intervenir Banesto ni destituir a Conde y su consejo. Por tanto, Conde se fue de la plaza de Cibeles con la idea de que, de momento, lo de la intervenci¨®n era una se?al de humo mal interpretada.
Extra?o ejercicio ¨¦ste en el que Rojo, sin quererlo, despist¨® al astuto e histri¨®nico Conde. Para que un nuevo escenario comenzara a montarse hizo falta nada menos que la mano invisible: s¨ª, la acci¨®n del mism¨ªsimo mercado. Las acciones de Banesto comenzaron a bajar en Bolsa, rompiendo la barrera de las 2.000 pesetas por t¨ªtulo, de modo que cuando Rojo se dispon¨ªa a abrir la reuni¨®n del consejo ejecutivo del Banco de Espa?a, al filo del mediod¨ªa del martes, recib¨ªa un llamada telef¨®nica urgente del presidente de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores, Luis Carlos Croissier. La CNMV se ve¨ªa obligada, al caer las acciones un 10%, a tomar alguna medida, pero dado que se trataba de Banesto, es decir, de un banco, s¨®lo ten¨ªa sentido suspender la cotizaci¨®n del t¨ªtulo si detr¨¢s de dicha medida hab¨ªa alguna decisi¨®n importante del Banco de Espa?a.
Con una eventual suspensi¨®n de cotizaci¨®n de sus t¨ªtulos, sin mediar una resoluci¨®n del banco emisor, las ventanillas de Banesto se encontrar¨ªan al d¨ªa siguiente -ayer, mi¨¦rcoles 29 de diciembre- con colas interminables de depositantes en busca de sus dineros. Rojo, pues, ten¨ªa un problema: se ve¨ªa obligado a actuar conforme a una situaci¨®n no prevista, determinada por el mercado, que desde el 15 de diciembre, cuando la agencia Standard & Poor's rebaj¨® el rating de corto plazo de Banesto por "el fuerte aumento de los cr¨¦ditos dudosos", ven¨ªa presionando a la baja las cotizaciones. Ni Rojo, pues, ni Pedro Solbes, ministro de Econom¨ªa y Hacienda, contaban con una intervenci¨®n de Banesto antes del 31 de diciembre. Es l¨®gico, pues, que cuando la realidad -el mercado- les puso la alternativa en sus narices comenzaran a vaciar. Adem¨¢s, mientras el consejo del Banco de Espa?a segu¨ªa reunido, Rojo habr¨ªa sufrido diversas presiones. Una llamada telef¨®nica de Felipe Gonz¨¢lez y otra del rey Juan Carlos para pedir prudencia y calma.
Parad¨®jicamente, esas dudas permitieron despistar a Mario Conde, quien tras abandonar el despacho de Rojo, hacia las 9.30 horas del martes, se dijo que o mucho le estaban enga?ando o aqu¨ª no hab¨ªa intervenci¨®n inminente. Conde volvi¨® a ofrecer a Rojo lo mismo que hab¨ªa propuesto en las ¨²ltimas semanas: aplicar todas las medidas que el banco emisor le dictara. Tambi¨¦n ofreci¨® vender el Totta y Acores para sacar fondos para el saneaminento. En el despacho de Rojo, Mario Conde no era el gallo que afuera amenazaba con el ¨ªndice y hac¨ªa tronar el escarmiento. Sentada en el tresillo del gobernador, con el cuerpo adelantado, con las rodillas algo flexionadas, el banquero parec¨ªa suplicar por todos los cielos que ¨¦l pod¨ªa aplicar el programa que el Banco de Espa?a decidiera.
La t¨¢ctica no hac¨ªa m¨¢s que culminar la actividad que el entonces consejero delegado de Banesto, Enrique Lasarte, ven¨ªa desarrollando con los inspectores del Banco de Espa?a. Lasarte parec¨ªa cantar la gallina a tal punto que los inspectores se preguntaban si ¨¦ste hombre, dilecto amigo de Conde, se estaba separando de su patr¨®n para preservar su posici¨®n personal. No, no era as¨ª. Lasarte admiti¨® que hab¨ªa un d¨¦ficit en la valoraci¨®n de morosos en 1992 (culpa de Juan Belloso, su antecesor, ?claro!) y que en 1993 los efectos devastadores segu¨ªan su curso contra los pron¨®sticos en sentido contrario (nueva recalificaci¨®n de pr¨¦stamos por valor superior a 100. 000 millones de pesetas). Lasarte ejecutaba el plan de Conde: intentar salvar el pellejo incluso si para ello fuera necesario reconocer una parte de la realidad. Sacrificar al consejo de administraci¨®n era el mal menor. Pero Rojo no pod¨ªa confiaren Mario Conde. El punto de partida de cualquier decisi¨®n pasaba por un solo meridiano: la desaparici¨®n de Conde y de su consejo.
El domingo 26 del vencimiento del ultim¨¢tum del 31 de diciembre, Rojo se hab¨ªa reunido con los presidentes del BBV, Emilio Ybarra, y del Santander, Emilio Bot¨ªn, para pedirles su colaboraci¨®n. "Solos, Angel, no, de ninguna manera. Toda la banca y el Fondo deben colaborar", dijeron. "As¨ª sea", respondi¨® Rojo.
El sobresalto de Mario Conde en la ma?ana del martes 28 no tard¨® en llegar, cuando el presidente de la CNMV, Luis Carlos Croissier, le llam¨® para preguntarle si exist¨ªa alg¨²n hecho relevante del cual informar al mercado, ya que circulaban muchos rumores y que la cotizaci¨®n hab¨ªa ca¨ªdo un 10%. Conde dijo que no ten¨ªa nada que informar, que no sab¨ªa quien lanzaba los rumores y que hab¨ªa mantenido una entrevista con el gobernador esa misma ma?ana.
Fue cierta indiscreci¨®n de los bancos involucrados -que torn¨® m¨¢s veros¨ªmiles los rumores en Bolsa- lo que tumb¨® la cotizaci¨®n el martes 28 haciendo de la mano invisible -el mercado- el factor no previsto y precipitador. En la tarde del martes, Conde intent¨® desesperadamente jugar la carta pol¨ªtica. Quer¨ªa una entrevista con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. No la consigui¨®.
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