Digno pasatiempo comercial
Qui¨¦n le iba a decir al finado Ram¨®n Tosas, in arte Iv¨¤, esp¨ªritu an¨¢rquico y al margen de las modas, dotado de un c¨¢ustico y desencantado sentido del humor, que sus personajes podr¨ªan llegar a convertirse en una tabla de salvaci¨®n para el cine espa?ol de nuestros desvelos. Ya lo ha sido Makinavaja (m¨¢s de 400 millones recaudados por las dos partes), y ahora se pretende que tambi¨¦n lo sea el inefable sargento Arensivia, el "nas¨ªo pa mat¨¢" y sus historias de la puta mili: un estreno simult¨¢neo en 80 salas es el mejor baremo para juzgar lo que la industria considera que puede ser el filme en taquilla. Algo que no est¨¢ al alcance de cualquier producto made in Spain. ?Hay para tanto?Tal vez s¨ª desde la l¨®gica comercial, pero es de temer que no desde un inter¨¦s que se sit¨²e s¨®lo un poco m¨¢s all¨¢ de lo coyuntural e inmediato. Y por razones que podemos considerar ante todo estructurales. El sentido de la caricatura de Iv¨¤, que tan bien se ha sabido adaptar a otros medios lejanos al de su cuna -el teatro, por ejemplo-, resiste mal su transcripci¨®n fil¨ªnica, algo particularmente evidente en Makinavaja y en menor medida tambi¨¦n en estas Historias ... : todo se hace demasiado obvio, demasiado directo; la causticidad y las distorsiones del lenguaje, que tan bien quedan en la historieta, pierden efectividad ante la riqueza de matices de la imagen cinematogr¨¢fica, ante el despliegue de posibilidades de lecturas que presenta en todo momento el encuadre filmico.
Historias de la puta mili
Direcci¨®n: Manel Esteban Marquilles. Gui¨®n: Joan Potau, Enrique Oviedo, M. Esteban y El Gran Wyoming sobre textos de Iv¨¢. Fotograf¨ªa: Josep M. Civit. M¨²sica: Josep Mas Kifflus. Producci¨®n: Enrique Oviedo. Espa?a, 1994. Int¨¦rpretes: Juan Echanove, Achero Ma?as, Pep Mart¨ªnez, Jos¨¦ Sazatornil, Agust¨ªn Gonz¨¢lez, Jordi Moll¨¢. Estreno en Madrid: Vaguada, Albufera, Colombia, Liceo Victoria, Vergara y Luchana.
Ciertamente, ni Makinavaja ni Arensivia pierden del todo su car¨¢cter revulsivo, ni la iconoclastia que les dio origen, pero hay que convenir tambi¨¦n que en el caso que nos ocupa ha habido un claro aligeramiento en el tono de franca mala uva que sol¨ªa gastar Iv¨¤ cuando dibujaba a sus criaturas en El Jueves; la cr¨ªtica a la estupidez del estamento militar y a la inutilidad de la mili siguen estando ah¨ª, hasta el punto de constituirse en elemento primordial -y pr¨¢cticamente ¨²nico- del filme, pero no as¨ª el tono francamente descarnado, a veces brutal, de la historieta.
Pero, tambi¨¦n hay que aclararlo, Historias... es un filme que, adem¨¢s de los inconvenientes apuntados, debe afrontar todav¨ªa otro: el que por imperativos comerciales, cuya raz¨®n, francamente, se me esca pa, se presente cortado en casi 20 minutos respecto a su duraci¨®n prevista, de manera que algunos espisodios concretos -y en especial la abrupta resoluci¨®n de la trama y la aparici¨®n de los ecologistas- parecen extra?amente abortados, desgajados de una pel¨ªcula que se intuye, pero que ya no existe.
Y es una l¨¢stima, toda vez que Historias... est¨¢ bien rodada, tiene ritmo y una buena direcci¨®n de actores -con un Echanove que hace todo lo que puede, que no es poco-, apunta punzantes cr¨ªticas y, en general, se r¨ªe de gestos y actitudes perfectamente reconocibles para el espectador medio. Tiene gancho, no esconde nada, se muestra lealmente como lo que es: un pasatiempo comercial resuelto con dignidad.
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