El cal¨ªgrafo de Franco

Los mun¨ªcipes fueron extremadamente exquisitos cuando en 1947 decidieron contratar a un cal¨ªgrafo. La oposici¨®n, una tortura que dur¨® 17 d¨ªas, demostr¨® al tribunal la pericia de Luis Moreno a la hora de trazar caracteres g¨®ticos, cervantinos, grifos o alemanes.El escr¨²pulo municipal era tal, que Moreno cree que los examinadores rebuscaron hasta en la letra peque?a del Espasa para sorprender a los aspirantes. "Me preguntaron hasta por la letra tortis". "Fue creada por un impresor veneciano del siglo XVI', respondi¨® seguro Moreno, y desde entonces, hasta hace 13 a?os que se jubil¨®, escribi¨® los pergaminos con los t¨ªtulos, honores y m¨¦ritos que conced¨ªa el Ayuntamiento, a base de "pulso, palillos de a perra gorda y plumas de cinco c¨¦ntimos".

La pulcritud de sus trazos lleg¨® a o¨ªdos del Ministerio de Exteriores y de El Pardo.

El caudillo, com el cal¨ªgrafosigue llamando a Franco, "era un gran pintor y ten¨ªa un lupa especial para ver mis trabajos". Las dotes pict¨®ricas de Franco debieron impulsarle a fichar a Moreno para manuscribir un libro sobre el Valle de los Ca¨ªdos que hoy exhibe la biblioteca de palacio. En este tomo de 35 kilos y 13 cent¨ªmetros de grosos consumi¨® este virtuoso de la escritura siete a?os de su vida.

"Me dijo que como el valle era una obra monstruosa, quer¨ªa un libro tambi¨¦n monstruoso". Menor volumen pero igual trabajo le llev¨® la Constituci¨®n expuesta en el Congreso. Con sus 80 a?os, Moreno sabe que es el ¨²ltimo artesano de la letra. "Hoy nadie sabe escribir" asegura sin tristeza ni rabia.

El cal¨ªgrafo, sin embargo, no se carteaba. Yo, cartas a mano, he escrito tres en mi vida. Despu¨¦s de escribir todo el d¨ªa, si quiero comunicarme con alguien cojo el tel¨¦fono o hago una visita".