S¨®lo la televisi¨®n y la crisis golpean a los reventas
Las entradas para los buenos espect¨¢culos ya tienen un precio alto, pero puede aumentar notablamente cuando los reventas se meten de por medio. Actualmente unas 100 personas -seg¨²n los c¨¢lculos policiales- se dedican en Madrid a este oficio, cada vez menos rentable. La polic¨ªa los conoce, aunque nunca los detienen: parad¨®jicamente, revender un billete no es estrictamente un delito, a pesar de tratarse de un negocio ilegal. El a?o pasado se requisaron nada m¨¢s 388 entradas. Y las que se revenden son decenas de miles. S¨®lo la televisi¨®n y la crisis -incluida la del Real Madrid- golpean su negocio.
Los reventas son, en su mayor¨ªa, gente modesta. Est¨¢n divididos en dos grandes grupos: asalariados y aut¨®nomos. Los asalariados, a cambio de una comida y una peque?a cantidad de dinero (en torno a 5.000 pesetas), hacen cola frente a las taquillas y compran las entradas que el jefe les indica. Los aut¨®nomos, la gran mayor¨ªa, adquieren con su propio dinero los billetes que luego ofrecer¨¢n m¨¢s caros a los espectadores. Este grupo es precisamente el que soporta mayores riesgos, puesto que es probable que en ocasiones no consigan colocar todo el papel comprado. Momentos antes del inicio de una sesi¨®n cinematogr¨¢fica resulta frecuente encontrar reventas ofreciendo las entradas por el mismo o incluso inferior precio que en las taquillas.Los asalariados, por el contrario, trabajan sobre seguro. Ocurra lo que ocurra, el sueldo convenido siempre les llega. La mayor¨ªa de los componentes de este grupo suelen ser jubilados, amas de casa, parados y vagabundos.
A pasar lista
Los asalariados se concentran sobre todo en las taquillas de los grandes teatros de Madrid. En estos establecimientos, la denominada banda del Dani ejerce casi el monopolio sobre la venta de entradas. El grupo, compuesto por unas 30 personas, est¨¢ dirigido por un met¨®dico hombre llamado Daniel. La banda act¨²a siempre sobre un detallado plan de compras., En primer lugar, elabora una "lista" donde los mel¨®manos deben inscribirse obligatoriamente si quieren obtener un puesto fijo en las colas que se formar¨¢n delante de las taquillas. Un aficionado a la m¨²sica no puede comprar libremente los billetes el primer d¨ªa en que se ponen a la venta si no se ha apuntado previamente en estas relaciones (v¨¦ase El Pa¨ªs, Madrid del 19 de enero). Adem¨¢s, deber¨¢ acudir a la puerta del teatro durante una semana a la hora en que se pasa lisia, normalmente las ocho de la noche. La banda, por supuesto, se reserva los primeros puestos de las listas y, a cambio, asegura a los aficionados, con la confecci¨®n de estas relaciones que todos respetan, un relativo orden ante las ventanillas. El pasado martes, la banda del Dani compr¨® cerca de 2.000 de las m¨¢s de 9.000 entradas que salieron a la venta para la temporada de ¨®pera. Se hicieron con las m¨¢s codiciadas. Otros reventas calcuIan que El Dani obtendr¨¢ en esta operaci¨®n unos dos millones de pesetas (una media de 1.000 pesetas de beneficio en cada entrada). Y libres de impuestos.
La banda del Dani controla, con el m¨¦todo de los revendedores empleados, al menos un teatro: La Zarzuela, aunque sus redes se extienden, con m¨¢s o menos suerte, al teatro de La Comedia y al Auditorio Nacional.
Ni vigilancia ni datos
Un reventa asalariado que pide el anonimato narra: "Dani nos da una peque?a cantidad por hacer cola, adem¨¢s de pagamos la cena en alg¨²n bar cercano. No es un trabajo demasiado dificil, aunque a veces es complicado contener a algunos aficionados a la m¨²sica que se ponen muy nerviosos". Este hombre hace referencia a los intentos fallidos de la banda de controlar las entradas en el Auditorio Nacional. All¨ª, el martes pasado, los mel¨®manos se rebelaron e hicieron caso omiso de las listas que la banda hab¨ªa confeccionado sobre el orden que deb¨ªa guardarse en las taquillas.
Este reventa afirma tambi¨¦n que los tent¨¢culos de la banda se extienden a otros espect¨¢culos, sobre todo al f¨²tbol. "La semana pasada la polic¨ªa me requis¨® casi 190.000 pesetas en entradas", dice. Se las hab¨ªa encargado su jefe Daniel.
Las taquilleras de la Gran V¨ªa reconocen s¨®lo la presencia de reventas en pel¨ªculas muy taquilleras. "Este a?o pasado, Parque Jur¨¢sico ha sido una de las pocas que ha atra¨ªdo a los revendedores, al igual que Kika, de Almod¨®var, los primeros d¨ªas de su estreno. Luego, la gente dej¨® de venir, y los reventas se quedaron con muchas entradas sin vender. Recuerdo a un reventa que nos compr¨® 100 butacas y que, minutos antes de la sesi¨®n, no hab¨ªa vendido ninguna. En el cine cada d¨ªa hay menos llenos, y los reventas est¨¢n desapareciendo poco a poco", aseguran. No obstante, a los que llegan no les ponen pegas cuando piden 100 entradas.
Este peri¨®dico ha intentado desde el pasado mi¨¦rcoles obtener informaci¨®n en los gabinetes de prensa de la Delegaci¨®n de Gobierno y de la Jefatura Superior de Polic¨ªa sobre las medidas policiales y legales que se pueden aplicar a los reventas. Despu¨¦s de tres d¨ªas de gestiones, s¨®lo se respondi¨® el pasado viernes: "A ver si en otro momento hay m¨¢s suerte, ya os llamaremos el martes".
Fuentes no oficiales se?alaron que los resultados policiales del pasado a?o no han sido demasiado espectaculares: 36 personas fueron expedientadas, se intervinieron 388 entradas y se levantaron sanciones por valor de s¨®lo 1.825.000 pesetas (no toca a m¨¢s de 50.000 pesetas por reventa). Con estos datos, el negocio y su dinero negro siguen abiertos.
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