Las razones
El Gobierilo ha adoptado medidas regresivas de forma unilateral, afirma el autor al explicar los motivos de la convocatoria. Esas medidas, agrega, implican un retroceso en los derechos de los trabajadores y un reparto totalmente injusto de los sacrificios de la crisis.
En tomo a la convocatoria de huelga general se han producido actitudes distintas. En el ¨¢mbito gubernamental, por ejemplo, se ha tratado de no hablar de la huelga y sus motivaciones, de mantener en cuanto sea posible el vac¨ªo en torno a la convocatoria. Otras fuentes, en cambio, han preferido fijarse en aspectos que, aunque importantes para el debate y la reflexi¨®n pol¨ªtica, no son centrales en este caso. Es lo que ocurre con, la legitimidad constitucional del Parlamento. Siempre son de agradecer las lecciones (bien es verdad que la mayor¨ªa un tanto elementales) sobre las prescripciones de nuestra Constituci¨®n, pero resultan completamente superfluas: los sindicatos en ning¨²n momento hemos puesto en cuesti¨®n el papel constitucional del Parlamento.Como no querernos desviar la atenci¨®n del 27-E, creemos preferible referimos al porqu¨¦ de la huelga, cu¨¢les son las medidas que ha adoptado el Gobierno que la han motivado. Hemos convocado huelga porque el Gobierno, tras haber dicho reiteradamente el partido que lo sustenta durante la campa?a electoral que la "concertaci¨®n social" iba a ser uno de los ejes de su actuaci¨®n en esta legislatura, ha adoptado medidas regresivas de forma unilateral, sin negociaci¨®n con los sindicatos. La promesa de "negociarlo todo" no era fundada. Se nos ha convocado a m¨²ltiples reuniones pero para comunicarnos decisiones que ya hab¨ªan sido pactadas con la derecha, nacionalista y no nacionalista.
Esas medidas son profundamente negativas. Implican un retroceso en los derechos de los trabajadores y un reparto totalmente injusto de los sacrificios de la crisis. Recortan prestaciones sociales b¨¢sicas para millones de personas, como son las pensiones a el desempleo, mucho m¨¢s necesarias en periodos de crisis. Implican tambi¨¦n una congelaci¨®n, unilateralmente decidida, de las retribuciones de los empleados p¨²blicos que conllevar¨¢ la p¨¦rdida de m¨¢s de cinco puntos de poder adquisitivo para los pr¨®ximos a?os, y que debe sumarse a la ya sufrida durante 1993.Hemos convocado huelga el 27 de enero porque el conjunto de decisiones adoptadas los ¨²ltimos meses implica una inaceptable huida hacia adelante. El Gobierno, ante la constataci¨®n del total fracaso de su pol¨ªtica econ¨®mica y el derrumbamiento de todas sus previsiones (est¨¢ ah¨ª, por ejemplo, el Plan de Convergencia, de febrero de 1992, donde se,dice que hasta 1996 se iban a crear un mill¨®n de empleos: desde esa fecha ya llevamos perdidos m¨¢s de quinientos mil), opta por no cambiar la orientaci¨®n, como parecer¨ªa ser lo l¨®gico, sino por acentuarla. A la hora de explicar el paro masivo, el no mencionar siquiera las decisiones que en el campo econ¨®mico se han adoptado los ¨²ltimos a?os para centrarlo todo en determinados preceptos de la legislaci¨®n laboral es sencillamente absurdo.
Hemos convocado huelga general porque se ha puesto en marcha una contrarreforma laboral profundamente regresiva. No es cierto que la legislaci¨®n espa?ola sea un prodigio de rigidez y que mediante estas reformas vamos a "homologarnos" con Europa. Todos los estudios conocidos, tanto de la Comunidad como de nuestro pa¨ªs, indican que estamos en un t¨¦rmino medio. Somos m¨¢s r¨ªgidos en algunas cosas y much¨ªsimo m¨¢s flexibles en otras, como es el sistema de contrataci¨®n a la carta que ha llevado a una precarizaci¨®n enorme de nuestro mercado de trabajo. La reforma es un ataque al derecho del trabajo y elimina garant¨ªas esenciales de los trabajadores.
Nada tiene de europeo el contrato de aprendizaje, porque no es una norma destinada a dar formaci¨®n te¨®rica y pr¨¢ctica a un joven mientras realiza un trabajo, sino, sencillamente, una pretensi¨®n de contratar a miles de personas como mano de obra barata. Esto ya pretendi¨® hacerlo el Gobierno en otras oportunidades y no pudo. Al parecer, considera que la correlaci¨®n de fuerzas le resulta ahora totalmente favorable para poder imponerlo a los trabajadores.Ciertas afirmaciones al uso -como la de que "jam¨¢s aceptaremos el despido libre"- no son m¨¢s que sofismas. Con la nueva legislaci¨®n se abarata fuertemente el coste del despido, que ya era considerablemente m¨¢s bajo que en varios pa¨ªses de Europa. Los cambios en el caso del despido colectivo son profund¨ªsimos: la eliminaci¨®n de la autorizaci¨®n administrativa implica que una empresa pueda eliminar ' sin informaci¨®n ni negociaci¨®n previa, el 40% de su plantilla por a?o. Al modificarse los criterios actuales, ya no ser¨¢ necesario que se registren p¨¦rdidas ni que los problemas sean actuales: ser¨¢ autorizada para despedir una empresa, incluso con beneficios, que prevea que pueda tener dificultades en el futuro. Al parecer, se trata de dar carta de ciudadan¨ªa a una nefasta cultura del despido como revolucionaria medida para generar empleo. En realidad va a generar m¨¢s paro, como ha ocurrido en otros pa¨ªses y como alg¨²n miembro del Gobierno ha reconocido.
. Por todo ello, la huelga general de pasado ma?ana es una respuesta obligada de los trabajadores ante la m¨¢s grave agresi¨®n que se ha decidido desde la reinstauraci¨®n de la democracia. Lo que est¨¢ en juego no es una cuesti¨®n coyuntural sino, en gran medida, el modelo de sociedad que queremos.
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