La estrategia de Damasco
En Oriente hay tres cosas que tienen una importancia capital para un pol¨ªtico, y a¨²n m¨¢s para un jefe de Estado: los gestos simb¨®licos que le permiten salvar la cara en las circunstancias delicadas, la confirmaci¨®n de su legitimidad en la escena internacional para consolidar su poder en el interior, y el arte de las alusiones y de la formulaci¨®n ambigua, que le da un margen de maniobra en la negociaci¨®n. Bill Clinton, bien asesorado, y Hafez el Asad, un viejo zorro de la pol¨ªtica, han utilizado con maestr¨ªa esos tres registros en su encuentro de Ginebra, simb¨®lico a m¨¢s no poder.Siempre que me he reunido con el presidente sirio desde su llegada al poder, hace casi un cuarto de siglo, Asad ha subrayado el papel fundamental de Damasco en el conjunto que los ¨¢rabes llaman Bilad el Sham, el "pa¨ªs de Sham". En otras palabras, la Gran Siria, que englobaba antes de la partici¨®n colonial al peque?o L¨ªbano y Palestina, que a¨²n no hab¨ªa sido dividida entre Jordania, CisJordania e Israel. En opini¨®n de este defensor de la realpolitik, Damasco debe ser "el coraz¨®n y el cerebro" de los reg¨ªmenes ¨¢rabes de la zona, y para ello siempre ha jugado con varias barajas.
A esta ambici¨®n se a?ade otra: desde que sufri¨® una grave enfermedad, hace unos diez a?os, le preocupa constantemente garantizar la continuidad de su r¨¦gimen. Hace falta saberlo para descifrar su estrategia. Una estrategia que, dependiendo de las circunstancias, es brutal, r¨ªgida, o por el contrario muy flexible, pero siempre maquiav¨¦lica.
As¨ª, en 1982 orden¨® el bombardeo de Hama,- feudo de los Hermanos Musulmanes, provocando entre 10.000 y 20.000 muertos. Al mismo tiempo, no dud¨® en aliarse con Jomeini y los islamistas iran¨ªes para debilitar a su hermano-enemigo iraqu¨ª Sadam Husein, baazista como ¨¦l. Igualmente, tras la ca¨ªda de la URSS -su aliado y proveedor de armas- se uni¨®, sin entusiasmo, a la coalici¨®n antiiraqu¨ª dirigida por EE UU, y obtuvo los dividendos de esa acci¨®n al reforzar impunemente su dominio sobre L¨ªbano.
La profunda hostilidad que profesa a Yasir Arafat es de tipo pol¨ªtico: al considerar que la causa palestina se encuentra en el centro del conflicto israelo-¨¢rabe, el l¨ªder de la OLP siempre ha mantenido que le correspond¨ªa a ¨¦l definir la estrategia ¨¢rabe. Asad siempre ha estado en contra de ese punto de vista y se ha opuesto a ¨¦l por la fuerza y mediante la astucia.
El acuerdo. israelo-palestino del 13 de septiembre y las buenas relaciones israelo-jordanas contribuyeron a dejar moment¨¢neamente al margen a Siria, que se cre¨ªa imprescindible. Asad ten¨ªa motivos para estar irritado, y no s¨®lo por una cuesti¨®n de susceptibilidad. Esta situaci¨®n presentaba un doble inconveniente: la OLP y Jordania pod¨ªan verse tentadas a firmar paces separadas con Israel, y la negociaci¨®n sobre el Gol¨¢n, el elemento m¨¢s importante de una paz global, habr¨ªa sido a¨²n. m¨¢s. dif¨ªcil.
Por tanto, Asad necesitaba imperiosamente volver a entrar en juego. Especialmente porque la econom¨ªa siria se enfrenta a dificultades (los cortes de electricidad son frecuentes en varias ciudades industriales) aunque se haya iniciado una recuperaci¨®n, en particular en el sector del turismo. Asad sabe que necesita a EE UU en el plano bilateral, y que la seguridad regional depende b¨¢sicamente de Washington.
Por otra, parte, Bill Clinton no ignora las bazas de Asad. Puede movilizar o tranquilizar a todas las organizaciones palestinas, con sede en Damasco o sin ella, que quieren torpedear el acuerdo entre Israel y la OLP. Tiene los medios para controlar a los elementos del Hezbol¨¢ proiran¨ª establecidos en el sur de L¨ªbano, desde donde atacan a militares y civiles israel¨ªes. Es significativo que, tras las fuertes tensiones de 1993, reinara la calma en esa zona durante las semanas que precedieron al encuentro de Ginebra. Lo de Washington y Damasco es un toma y daca.
El 13 de septiembre, en Washington, Arafat y Rabin compartieron el primer plano con Clinton. En Ginebra, Asad estaba solo en escena, ante las c¨¢maras, con el l¨ªder de la ¨²nica superpotencia; eso fue una importante satisfacci¨®n para su amor propio. Y todav¨ªa mejor, Clinton afirm¨® p¨²blicamente lo que el sirio quer¨ªa que escuchara todo el mundo, empezando por su pueblo y sus vecinos, es decir, que Siria es la llave de una soluci¨®n global en Oriente Pr¨®ximo, basada en el principio del intercambio de territorios por paz. La legitimidad de Asad no pod¨ªa ser confirmada de modo m¨¢s solemne.
A Asad nunca le han gustado los encuentros con periodistas, sobre todo con los occidentales: Cuando los recibe, utiliza los lugares comunes con maestr¨ªa desesperante. Son muy pocos los enviados especiales que tienen derecho a escuchar sus confidencias, y encima la mayor¨ªa de ellas es de car¨¢cter extraoficial. Eso subraya lo excepcional de la conferencia de prensa celebrada en Ginebra con Bill Clinton. M¨¢s a¨²n: Asad dijo expl¨ªcitamente que el fin del conflicto con Israel conllevar¨ªa relaciones "ordinarias" con todos los Estados de la zona, aunque prudentemente dej¨® para Clinton el precisar que las relaciones con Israel ser¨ªan "normales", es decir, que, habr¨ªa intercambio de embajadores.
Por tanto, las negociaciones se reanudar¨¢n seriamente en Washington. Si Asad tiene medios de presi¨®n, Clinton tambi¨¦n los tiene. Ha mantenido intencionadamente a Siria en la lista negra de los pa¨ªses que apoyan el terrorismo o lo practican. Siria est¨¢ incluida en esa lista desde 1976 y ha tenido tiempo de comprobar los inconvenientes que supone: denegaci¨®n de las facilidades de cr¨¦dito de EE UU; supresi¨®n de los programas bilaterales de ayuda; limitaci¨®n de los productos norteamericanos que pueden ser importados por los sirios; una mala imagen, con las repercusiones para el turismo que se pueden imaginar, etc¨¦tera.
Comienza una partida dif¨ªcil, no s¨®lo entre Siria e Israel, sino tambi¨¦n entre Rabin y los israel¨ªes. Con el perfeccionamiento de los misiles, el Gol¨¢n ya no tiene el mismo valor militar que en el momento de su anexi¨®n. Sin embargo, esa meseta es como una esponja llena de agua, por lo que tiene una importancia estrat¨¦gica para el desarrollo de toda la regi¨®n. Y los israel¨ªes son unos grandes consumidores de agua. Devolver el Gol¨¢n implicar¨¢ tambi¨¦n repatriar a los colonos, lo que no ser¨¢ f¨¢cil.
Al contrario que Asad, Rabin obtiene su legitimidad principalmente en las urnas. Lo mismo da que convoque un refer¨¦ndum -procedimiento sin precedentes desde la creaci¨®n del Estado de Israel en 1948- o unas elecciones anticipadas: en cualquier caso necesitar¨¢ el aval popular. ?Tendr¨¢ una mayor¨ªa de israel¨ªes la cordura de creer que una verdadera paz vale m¨¢s que el Gol¨¢n? El futuro lo dir¨¢. Mientras tanto, hay que se?alar una cosa: a pesar de todas las dificultades que han surgido entre israel¨ªes y palestinos en Cisjordania y Gaza, la din¨¢mica de paz ha sido m¨¢s fuerte. Entre Siria e Israel, los contenciosos no son tan importantes. Adem¨¢s, despu¨¦s de Ginebra, es dif¨ªcil imaginar que Rabin y Asad den marcha atr¨¢s.
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