Los pasos del crimen
El mendigo que confes¨® 15 asesinatos declar¨® ayer en los juzgados de Madrid
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Con su andar entrecortado, Francisco Garc¨ªa Escalero, de 39 a?os, recorri¨® ayer los pasos de su pasado. Dos guardias civiles y unas esposas le acompa?aban en el camino. Los agentes le sujetaban el brazo; las esposas, las manos de pedig¨¹eno con las que mat¨® a 15 personas empujado por "una fuerza interior".Garc¨ªa Escalero, el mayor asesino en serie de la historia contempor¨¢nea de Madrid, cruz¨® los pasillos de los juzgados de la capital hasta la sala donde un juez le oy¨® ratificar su ¨²ltima confesi¨®n: el deg¨¹ello de una prostituta, el aplastamiento de una anciana y el apu?alamiento de un travestido de Barcelona y de un vagabundo en el madrile?o parque del Retiro.
Una muestra de los pasos de este mendigo psic¨®pata que lleva tatuado en su brazo derecho una tumba azul con el epitafio: "Naciste para sufrir". Ayer nadie lo pudo leer: una chaqueta azul y una oscura camisa de franela tapaban la leyenda de su destino. Pas¨® inadvertido.
Siempre lo hizo. Durante siete a?os y hasta su detenci¨®n en octubre pasado Garc¨ªa Escalero asesin¨® sin que nadie sospechase ni se preocupase por ¨¦l. Sus v¨ªctimas carec¨ªan de cheques o coches: eran, en su mayor¨ªa, compinches de su c¨ªrculo de limosneros. Les mataba por la espalda. Tambi¨¦n les degollaba, quemaba o emasculaba. Algunos cad¨¢veres fueron descubiertos en descampados, dos en un pozo, otros junto al cementerio de Nuestra Se?ora de la Almudena, un lugar que Garc¨ªa Escalero aprendi¨® a conocer en su ni?ez y donde, ya crecido, acud¨ªa de noche para profanar tumbas y fundir sus aberraciones con los muertos.
Los descampados, el pozo y el cementerio, todos espacios cercanos al barrio de chabolas en el que se cri¨® a golpe de correazos y del que sali¨® a los 16 a?os para entrar en la c¨¢rcel de Carabanchel por robar una moto. El inicio de una pendiente que le llevar¨ªa en 1973 a violar a una joven ante su novio atado a un ¨¢rbol: 10 a?os de c¨¢rcel. Y despu¨¦s, la muerte en serie. Los psiquiatras hablan de un caso de la m¨¢s alta complejidad, estrellado en una inteligencia limitada. "Todos los males en uno", dijo un polic¨ªa. Pero ayer su rostro ca¨ªdo s¨®lo hablaba de un hombre asustado.
"Quiero que todo acabe", ha comentado a sus abogados. Escalero sali¨® del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 26 tras declarar durante tres horas. Por el pasillo arrastr¨® de nuevo su cuerpo peque?o, demasiado para tanta sangre. El terror de los mendigos de Madrid miraba al suelo. Pidi¨® bajar en ascensor. Le llevaron, dos pisos abajo, a otro juez, a uno que investiga la ra¨ªz del miedo de Escalero a los juzgados: la ¨²ltima vez que prest¨® declaraci¨®n los presos de los calabozos le partieron la cara.
Sobre esta causa, ante la falta de una rueda de reconocimiento, pende la posibilidad del archivo. Puede que nadie quiera que Francisco Garc¨ªa Escalero, el mendigo confeso de 15 asesinatos, sea quien, por una vez, levante el dedo acusador. Habr¨ªa que quitarle las esposas.
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