Adams, en Am¨¦rica
LA VISITA a Estados Unidos de Gerry Adams, l¨ªder de la rama pol¨ªtica del IRA, el partido Sinn Fein, ha sido un excelente ejercicio de habilidad pol¨ªtica con considerables dosis de mala fe. La favorable acogida que le ha sido dispensada. se debe en gran parte a lo que significa. este viaje para una sociedad que, como la norteamericana, siempre ha tendido a ver en el terrorismo del IRA una confusa imagen rom¨¢ntica del hero¨ªsmo nacionalista. Pero tambi¨¦n Londres, que bas¨® toda su r¨¦plica a esta campa?a de relaciones p¨²blicas del Sinn Fein en intentar que Washington denegara el visado a Adams, ha colaborado involuntariamente a que el IRA tuviera un portavoz presente en todos los medios significativos de EE UU.La poderosa colonia irlandesa de la costa Este norteamericana siempre ha apoyado al movimiento antibrit¨¢nico de Irlanda del Norte, y no s¨®lo moralmente. Influye desde hace d¨¦cadas sobre gran parte del, estamento pol¨ªtico norteamericano gracias a su peso electoral.
Pero la audiencia prestada a Gerry Adanis al otro lado del Atl¨¢ntico -la seriedad con la que se ha atendido su discurso de pretendido estadista- escandaliza porque el l¨ªder del Sinn Fein juega con todas las cartas trucadas. ?ste es el mismo Gerry Adanis que en octubre pasado suger¨ªa p¨²blicamente. que el IRA podr¨ªa estar dispuesto a abandonar la violencia si el Reino Unido declaraba carecer de "inter¨¦s a largo plazo" sobre las provincias del Ulster y reconoc¨ªa el derecho de autodeterminaci¨®n de los irlandeses del Norte. La respuesta, dos meses m¨¢s tarde, fue precisamente ese compromiso, contenido en la declaraci¨®n de di¨¢logo y paz realizada conjuntamente por el primer ministro brit¨¢nico, John Major, y por su hom¨®logo irland¨¦s, Albert Reynolds. La ¨²nica condici¨®n era el cese de la violencia terrorista, lo que es impensable para el IRA, y, frente a ¨¦ste, para los protestantes radicales, f¨¢lazmente llamados loyalists o leales.
Como Adams no puede aceptar una oferta de paz que es consustancialmente contraria a la estrategia terrorista que se sustenta y justifica por la violencia, Gerry Adams se traslada a EE UU para reformular su pensamiento con tono moderado. La esencia no var¨ªa. Su propuesta es simple y manida: que Londres claudique. En EE UU le han escuchado como si fuera un estadista que representa a la mayor¨ªa de un pueblo m¨¢rtir cu¨¢ndo s¨®lo representa a una minor¨ªa fanatizada del mismo. La oferta brit¨¢nico-irlandesa de diciembre es claramente favorable a los cat¨®licos norirlandeses, pero siempre desde un planteamiento democr¨¢tico y de respeto a la voluntad de la poblaci¨®n. Pero ah¨ª Adams parece no querer o poder transigir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.