El coronel Fernando Rodr¨ªguez dirigi¨® durante meses la red de escuchas desde la sede del Cesid

El ex coronel del Cesid Fernando Rodr¨ªguez, detenido como jefe de la trama de escuchas ilegales desarticulada en Barcelona, dirigi¨® esa red durante meses desde su despacho en el cuartel general del espionaje militar, en Madrid, cuando estaba en activo. Esta conclusi¨®n del sumario choca con la versi¨®n oficial de Defensa. El ministerio sostiene que el coronel s¨®lo cometi¨® irregularidades tras su excedencia. En su af¨¢n de forzar un contrato con Javier God¨® -due?o de La Vanguardia-, el coronel orden¨® a Miguel Ruiz Mart¨ªnez, El Lobo, que, le grabase "hasta la respiraci¨®n" y sugiri¨®: "A lo mejor tiene que cambiar de coche porque se le prende fuego solo; si es necesario, se le pone nervioso".

Un informe de la polic¨ªa incluido en el sumario remacha que la red de escuchas ilegales contaba con valedores en el Cesid. "Asimismo, cuentan con la colaboraci¨®n t¨¦cnica y profesional de personal adscrito al Cesid: Fernando Rodr¨ªguez Gonz¨¢lez es el que marca las pautas y directrices, habiendo llegado incluso a actuar como si se tratara de un grupo de presi¨®n, dado que ha conseguido instalarse definitivamente como un alto directivo en el Consejo de Administraci¨®n de La Vanguardia vali¨¦ndose de la amenaza y. la coacci¨®n. El citado Fernando ha utilizado, antes de trasladarse a Barcelona, como tel¨¦fono de contacto el (91) 470-24-63, extensi¨®n 2637, correspondiente a su despacho oficial. Dicho tel¨¦fono figura a nombre del Cesid. A trav¨¦s de dicho tel¨¦fono se comunicaba ¨²nicamente con Miguel Ruiz Mart¨ªnez, quien, cuando as¨ª lo exig¨ªa aqu¨¦l, se trasladaba a Madrid para entrevistarse personalmente con ¨¦l".El Cesid acusa a la polic¨ªa de haber realizado un montaje para ensuciar la imagen del espionaje militar. Sin embargo, la polic¨ªa no descubri¨® la trama de Barcelona despu¨¦s de investigar al Cesid, sino todo lo contrario. Fue tras controlar los tel¨¦fonos de El Lobo cuando la polic¨ªa comprob¨® que ¨¦ste manten¨ªa conversaciones con los titulares de dos despachos oficiales del Cesid: el coronel Fernando Rodr¨ªguez y, el teniente coronel Julio Leal.

Las conversaciones del coronel no dejan lugar a dudas. El 15 de abril de 1993, El Lobo llam¨® a la centralita del cuartel general del Cesid en Madrid, y pidi¨® la extensi¨®n del coronel, a quien inform¨® de "un trapicheo en Suiza" relacionado con la compra de papel. El 21 de abril de 1993, El Lobo llam¨® al despacho del coronel en la sede del Cesid para intercambiar datos. El coronel, que coment¨® que se sent¨ªa "trincao ", le anuncia que le enviar¨¢ un disco de ordenador para que sea modificado por la banda. Al d¨ªa siguiente, Ruiz repiti¨® llamada al despacho, y queda ron en verse en "unos aparta mentos de la direcci¨®n".

El 28 de abril de 1993, Fernando Rodr¨ªguez fue informado por El Lobo de que un tel¨¦fono, concretamente el de Albert Garrof¨¦ -v¨ªctima de una escucha ilegal-, estaba dado de baja, y eso ha frustrado el pinchaza. "?Est¨¢ dado de baja, pues me has jodido vivo, eh? ... Te voy a dar una patada en los huevos", se queja el coronel. El Lobo pide ayuda al coronel: "Si alguna vez tienes oportunidad de estar con el fiscal general, por ah¨ª hay un dossier de cuatro empresas de aqu¨ª de Barcelona que hay en el tema de los pinchazos, a ver si te sale una que conoces". Miguel Ruiz Mart¨ªnez alude a un informe policial que citaba, entre otras, a la firma General de Consulting y Comunicaci¨®n, la empresa bajo la que se ocultaba esta red. El coronel, interrogado por el juez sobre tal reuni¨®n, "tampoco quiere contestar". Fuentes pr¨®ximas a Eligio Hern¨¢ndez, fiscal general del Estado, rechazan que se reuniese con el coronel Rodr¨ªguez.

El 6 de junio de 1993, mientras El Lobo le informa, una vez m¨¢s, de cuantos pasos da la direcci¨®n de La Vanguardia para elaborar su contrato, el coronel confirma que su servicio investiga a una persona en relaci¨®n con el Saudi Bank, tal y como le hab¨ªa pedido el propio Miguel Ruiz Mart¨ªnez.

El 7 de junio, El Lobo, le informa que "ha estado el chaval escuchando un poco" una conversaci¨®n entre Gemma Guill¨¦n, secretaria de Javier God¨¦, y Antonio Pique Vidal, directivo de La Vanguardia, que "se han llevado el contrato y planeado hacerte un poco la vida jodida".

El 1 de julio de 1993 la paciencia del coronel toca techo, al retrasarse la firma de su contrato con La Vanguardia. El documento, seg¨²n declar¨® al juez, "se firm¨® a ¨²ltimos de julio de 1993 y se puso una fecha [1de junio] anterior a la que realmente se celebr¨®".

"Grabarle la respiraci¨®n"

Por un lado, el coronel se plantea decirle a God¨® que Mario Conde "va a ir a por ¨¦l", y sugiere amenazarle con montar una agencia para dicho empresario: "Y adem¨¢s me llevo todo el equipo y vamos a poner una agencia para Mario Conde". Este jefe del espionaje militar, todav¨ªa en activo [su baja public¨® en el Bolet¨ªn Oficial de Defensa el 27 de julio], da contundentes ¨®rdenes: "Le vamos a hacer un buen trabajito a ese [God¨®, por el contexto], para mancharle. Vamos a grabarle hasta la respiraci¨®n, pero adem¨¢s todo queda grabado y despu¨¦s lo vamos escuchando sobre la marcha, y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria, y si es necesario, pues a lo mejor tiene que cambiar de coche, porque se le prende fuego solo, ?comprendes?, o sea, que hay muchas, muchas, muchas, muchas, muchas maneras. Si es necesario ponerle nervioso, pues se le pone nervioso". D¨ªas m¨¢s tarde ordena poner " 10 o 12 aparatos como m¨ªnimo" para realizar escuchas en la casa de God¨®, ya que "hay que hacer un montaje de pel¨ªcula".

. El 21 de julio, El Lobo pide ayuda al coronel ante la detenci¨®n de un miembro de la red, Manuel Mar¨ªa S¨¢nchez. Rodr¨ªguez le remite al teniente coronel Julio Leal, "el ¨²nico que puede hacer algo".

El sumario de la causa recoge una carpeta azul con el nombre Effel intervenida a la trama, que incluye un informe de fecha 27 de septiembre de 1993 sobre la organizaci¨®n terrorista Terra Lliure. Precisamente, ese d¨ªa, El Lobo informaba telef¨®nicamente al teniente coronel Julio Leal de que el hijo peque?o de Jordi Pujol, Oleguer, estaba implicado en la reactivaci¨®n de esa banda. Leal le pidi¨® que detallase por escrito el asunto y lo enviase por fax.