Una injusticia denunciada con im¨¢genes

"Nunca pens¨¦ que mi libro se tomar¨ªa en serio o causar¨ªa tal ef¨¦cto", admite Gerry Conlon en referencia a su novela Proved innocent, que el director irland¨¦s Jim Sheridan ha llevado a la pantalla en In the name of the father (En el nombre del padre)."Ya no es mi pel¨ªcula, sino la de todos aquellos que han sufrido una injusticia. Pretendo que no vuelva a ocurrir, que la gente se d¨¦ cuenta de que la polic¨ªa se puede confundir", advierte.

Conlon y otros tres irlandeses, conocidos como los cuatro de Guildford, fueron err¨®neamente detenidos en 1974, el mismo a?o que las bombas de los activistas del IRA dejaron un saldo de 28 muertos en las localidades brit¨¢nicas de Guildford, Woolwich y Birmingham.

Como muestra la pel¨ªcula la polic¨ªa obtuvo la confesi¨®n de sus v¨ªctimas tras largas horas de interrogatorio y tortura psicol¨®gica. Sin m¨¢s pruebas que demostraran su participaci¨®n en el atentado de Guildford, los cuatro fueron sentenciados a cadena perpetua. En el mismo juicio, aunque en realidad se celebr¨® un a?o despu¨¦s, siete familiares de Conlon, incluido su padre, recibieron penas de hasta 14 a?os de prisi¨®n por manipulaci¨®n de explosivos.

Quince a?os despu¨¦s, el tribunal de apelaci¨®n consider¨® las condenas "inseguras e insatisfactorias", y orden¨® la libertad de todas las v¨ªctimas. La revisi¨®n del caso lleg¨® tarde para el padre de Conlon, que muri¨® en prisi¨®n en 1980 por un delito que nunca cometi¨®.

"Es una pel¨ªcula extraordinaria que est¨¢ causando mucha controversia en el Reino Unido. Pero, cuando la ret¨®rica y la amargura se olviden, llegar¨¢ el momento de cambiar el sistema judicial", anticipa Conlon. El estreno mundial de En el nombre del padre no pone punto final a su campa?a en defensa de los derechos humanos, pero tampoco significa que los responsables de su "desgracia" responder¨¢n finalmente de sus abusos. "Nunca ser¨¢n procesados, porque fueron promocionados e incluso felicitados por la reina", dice.

Salvo algunos detalles que no concuerdan con la realidad de los hechos, la narraci¨®n cinematogr¨¢fica del caso Guildford se mantiene fiel al esp¨ªritu de la novela. Algunos pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n brit¨¢nicos aprovechan estas discrepancias para restar importancia al trabajo de Sheridan. Conlon se enfrenta a las acusaciones con un par de cuestiones: "?Por qu¨¦ no han juzgado a la gente que coloc¨® las bombas de Guildford cuando un comando del IRA admiti¨® la autor¨ªa del atentado? ?Por qu¨¦ se niegan a reabrir el caso Guildford?".

"Lo importante es que tanto cat¨®licos como protestantes de Irlanda del Norte se r¨ªen y lloran juntos con las escenas de En el nombre del padre. Est¨¢ resultando un remedio mejor para el Ulster que todos los debates del Parlamento", asegura este irland¨¦s que pas¨® 15 a?os en prisi¨®n por un abuso de la polic¨ªa y de la judicatura brit¨¢nicas.

Para Conlon, s¨®lo hay un responsable de la injusticia sufrida por ¨¦l y sus compa?eros: "El IRA no me maltrat¨®, ni me tortur¨®. Es cierto que me fui de Belfast porque mi situaci¨®n estaba llegando al punto crucial en el que el IRA pod¨ªa dispararme a las piernas (pr¨¢ctica habitual del IRA contra miembros de la comunidad cat¨®lica a los que considera peligrcsos). El IRA no tuvo la culpa de mi encarcelamiento, sino el sistema judicial brit¨¢nico y los polic¨ªas que se dedicaron al arte de la tortura".