El incendio del Liceo
El incendio del Gran Teatro del Liceo de Barcelona, la explosi¨®n de gas ocurrida recientemente en Terrassa, etc¨¦tera, son ejemplos de la importancia que tiene el factor humano en la mano de obra. Desconozco (quiero desconocer) las causas reales de dichos accidentes, pero sospecho por d¨®nde pueden ir los tiros. No es precisamente el momento de buscar responsables ni virtuales cabezas de turco a los anteriores sucesos, puesto que s¨®lo nos desviar¨ªa de cu¨¢l es el n¨²cleo real del problema. Es el momento de replantearse el concepto de competencia profesional en el marco laboral espa?ol. No dudo de la buena intenci¨®n de todos y cada uno de los trabajadores de este pa¨ªs, pero, a¨²n as¨ª, todo tiene unas limitaciones. Ignoro cu¨¢les son los criterios utilizados en la selecci¨®n de personal en las empresas dedicadas a la construcci¨®n, mantenimiento, seguridad, etc¨¦tera. Supongo que la mano de obra barata es la m¨¢s solicitada por parte de los directivos empresariales, lo cual conlleva, muchas veces, un decremento en la calidad del servicio.Los procesos de selecci¨®n que se llevan a cabo en las empresas espa?olas son muy diversos y muchas veces descompensados. Los j¨®venes reci¨¦n licenciados de este pa¨ªs son sometidos a un bombardeo de exigencias por parte de los empresarios que distan mucho de lo que el universitario puede ofrecerles (idiomas, MBA, inform¨¢tica, etc¨¦tera).
Tendr¨ªamos que ver si todos estos requisitos son realmente necesarios para desempe?ar seg¨²n qu¨¦ funciones empresariales. Por otro lado, la mano de obra constituida generalmente por titulados en formaci¨®n profesional (en el mejor de los casos) deja bastante que desear en cuanto a competencia y profesionalidad se refiere. A pesar de todo, el mercado obrero espa?ol se sigue nutriendo a base de este tipo de profesionales. Raro es el caso de encontrar a un ingeniero superior en este sector. No es cuesti¨®n de desacreditar la cualificaci¨®n del obrero medio espa?ol, pero s¨ª la infraestructura a trav¨¦s de la cual dicho obrero llega al mercado laboral. Me estoy refiriendo a los planes de estudio que se siguen en formaci¨®n profesional, as¨ª como a los procesos de formaci¨®n que se llevan a cabo en las empresas (si es que los hay).
Con todo esto quiero decir que, posiblemente, si las personas que el pasado 31 de enero se encontraban trabajando en el Liceo hubiesen sido profesionales mejor cualificados (y por lo tanto mejor remunerados) y si los sistemas de seguridad del teatro hubiesen sido dise?ados por personas m¨¢s competentes, el siniestro podr¨ªa haberse evitado. Por una vez me alegro de que los empresarios hayan dado con la horma de su zapato. Quien lo rompe, lo paga-
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