20 estudiantes de la Complutense montan un vivero de ¨¢rboles en un solar abandonado
A principios de curso, 20 estudiantes de la Facultad de Biolog¨ªa se enteraron de que all¨¢ por la Facultad de- Medicina hab¨ªa unos invernaderos desocupados. Fueron a verlos -el sido concreto es un solar abandonado anexo a Medicina- y decidieron utilizarlos. Pidieron permiso a los due?os, miembros del departamento de Gen¨¦tica, y se pusieron a trabajar llenando de tierra y semillas 300 tetrabrik. Ahora esperan a que pasen los ex¨¢menes de febrero para comprobar si los robles, los nogales, los quejigos o los casta?os han sobrevivido al Invierno.
Los tres invernaderos rescatados por estos 20 miembros del Grupo de Estudiantes de Biolog¨ªa (GEB) presentan a¨²n un estado lastimoso. Muchos cristales han desaparecido o est¨¢n rotos y el viento se cuela por todos lados. "Pero, a pesar de todo, vamos a intentar reparar al menos dos invernaderos con todas las piezas sanas", comenta Pedro, uno de los estudiantes.Pero que las instalaciones no puedan emplearse a¨²n no ha impedido que los futuros bi¨®logos comenzaran una campana de repoblaci¨®n a base de semillas de especies resistentes y tetrabrik. Pidiendo a amigos, colocando carteles en la facultad, buscando en cualquier sitio, los alumnos reunieron m¨¢s de 300 envases a comienzos de curso y los llenaron de tierra de cultivo y de semillas de especies aut¨®ctonas que pueden soportar el fr¨ªo: nogales, quejigos; en definitiva, "¨¢rboles de aqu¨ª que no sean ni el pino ni el eucalipto, que es con lo que se repuebla normalmente y que no hacen sino desertizar la tierra", aclara otro de los bi¨®logos. Algunos, como Pedro, aprovecharon sus viajes a Asturias, donde viven sus padres, para traer y aportar semillas de roble recogidas directamente del monte.
'Tetrabrik'
Lo de los tetrabrik tampoco es una man¨ªa: el material del que est¨¢ hecho este envase no es biodegradable y emplearlo como tiesto es una manera de que no se convierta en basura permanente. "Adem¨¢s, pesan menos que las macetas de cer¨¢mica y son m¨¢s manejables", especifica Jorge, otro de los futuros bi¨®logos."Cuando llegamos aqu¨ª esto parec¨ªa una chatarrer¨ªa", cuenta Pedro. "Hierros por todas partes, malas hierbas, una carretilla que nadie sab¨ªa por qu¨¦ estaba aqu¨ª... Nos cost¨® bastante adecentarlo", prosigue Pedro, que exhibe orgulloso el solar en donde se asientan los viveros y, al lado de ellos, los 300 tetrabriks cultivados. En cuanto terminen los ex¨¢menes de febrero, comenzar¨¢n a arreglar los cristales, para empezar, con el verano, a cultivar dentro plantas que no soportan el fr¨ªo de Madrid. Ahora, con la sombra que da la mole del edificio de Medicina, no se puede aspirar a nada m¨¢s.
"Lo que hemos planteado no necesita m¨¢s sol; con la luz que hay ya crecer¨¢n", asegura Pedro. Han aprovechado todo lo que les brindaba el terreno, en este caso chatarra y escombros. "De una oxidada rejilla de ventana que andaba por aqu¨ª tirada hemos hecho una criba, y hemos utilizado tambi¨¦n la tierra que ten¨ªan las macetas de los experimentos de los de gen¨¦tica, que ya no las usaban para nada", comentan.
Al lado de los tetrabriks todav¨ªa perduran las macetas de barro de los antiguos experimentos de gen¨¦tica. Son cientos de macetas amontonadas que los futuros bi¨®logos no est¨¢n muy dispuestos a utilizar todav¨ªa, mientras queden provisiones de tetrabriks.
Van a trabajar en las hora libres, cuando se suspenden clases, incluso en vacaciones. "En navidades nos turn¨¢bamos para venir a regar, claro. Y en verano, haremos lo mismo", dice otro de los repobladores. No les vendr¨ªa mal ayuda: "Apunta que todo el que quiera colaborar tiene hueco", asegura uno de los alumnos.
Utilizan una manga de riego encontrada por pura casualidad, y ahora, adem¨¢s de ocuparse de arreglar los cristales, han cavado un agujero en el terreno cultivable del solar, que debe de ser bueno, porque espont¨¢neamente han crecido zarzas y ca?averales. "El hoyo parece una tumba, pero es simplemente para plantar otras cosas", dice Pedro.
La recompensa a todo este trabajo tardar¨¢ en llegar, pero llegar¨¢. Dentro de unos dos a?os, estos alumnos de Biolog¨ªa ir¨¢n al monte con los ¨¢rboles que hayan sobrevivido y all¨ª los trasplantar¨¢n. "Pero seguro que cuando los viveros est¨¦n arreglados y funcionando nos lo quitan todo: los viveros y el solar", se lamenta Jorge.
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