La lentitud de un tr¨¢mite complejo

La ley de adopci¨®n espa?ola de 1987 exige a los aspirantes a padres que tengan una edad superior a los 25 a?os y, al menos, 14 a?os m¨¢s que el futuro hijo. No importa si se trata de una persona soltera, viuda o divorciada, o si la pareja aspirante est¨¢ casada o simplemente convive sin lazos de matrimonio.Las condiciones, aparentemente, son simples, pero el proceso sumerge a los solicitantes en un complejo entramado burocr¨¢tico. El primer paso es un escrito de ofrecimiento para adoptar o acoger a un menor dirigido al organismo competente de su comunidad aut¨®noma. Junto con la solicitud, la documentaci¨®n exigida consiste en la certificaci¨®n literal de inscripci¨®n de nacimiento de los solicitantes, certificado de matrimonio o convivencia, certificado de empadronamiento, declaraci¨®n de la renta y patrimonio de los tres ¨²ltimos a?os, declaraci¨®n jurada de existencia o no de hijos, certificado m¨¦dico, documento que garantice la cobertura sanitaria del menor, certificado de antecedentes penales, fotocopia del DNI y dos fotograf¨ªas de carn¨¦.

Luego, los aspirantes deber¨¢n someterse, al menos, a dos entrevistas con el asistente social, rellenar un amplio cuestionario de preguntas y pasar un periodo de preadopci¨®n de un a?o de duraci¨®n. Cuando finalmente se promocione la adopci¨®n ante el juzgado de familia competente y se inscriba al hijo en el Registro Civil, han podido transcurrir hasta tres a?os.

Las largas esperas han encaminado a numerosos aspirantes a la b¨²queda de soluciones no ortodoxas, como es el caso de la pareja enjuiciada en Valencia; de acuerdos m¨¢s o menos remunerados, a futuras madres de hijos no deseados. O bien, de adopci¨®n en otros pa¨ªses. La v¨ªa legal a esta modalidad puede ser igualmente compleja y tortuosa que la espa?ola. De ah¨ª que haya proliferado la v¨ªa irregular de la compra de ni?os, especialmente en el Tercer Mundo, que alimenta tr¨¢ficos de mafias internacionales dispuestas ¨¢ secuestros de ni?os a padres que nunca pensaron en separarse de ellos.

Los representantes de la Administraci¨®n espa?ola aseguran que las dificultades en la adopci¨®n no se deben a los tr¨¢mites, sino al progresivo descenso del n¨²mero de beb¨¦s en condiciones de ser adoptados.

Sin embarg¨®, seg¨²n datos del Ministerio de Asuntos Sociales, en 1989 hab¨ªa m¨¢s de 5.000 parejas esperando un ni?o. S¨®lo se formalizaron 1.500 adopciones, a pesar de que hab¨ªa 25.000 ni?os acogidos en la red de protecci¨®n. En 1992, unos 14.000 ni?os permanec¨ªan internados en instituciones estatales sin poder encontrar una nueva familia.