Aguja, dedal y pesetas
En Espa?a durante 1992 la moda factur¨® a precio de f¨¢brica un bill¨®n 300.000 millones de pesetas, que se convierten a precio de tienda en alrededor de dos billones y medio de pesetas.Seg¨²n el director de la Semana Internacional de la Moda, Cipriano L¨®pez, la fuente m¨¢s fiable que ha encontrado para llegar a estos n¨²meros es el IVA pagado sobre esa producci¨®n, y el dato lo ha obtenido directamente en el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda.
La tan nombrada crisis hizo sus primeros estragos sobre la moda en el periodo de rebajas que a¨²n no termina. Las prendas de invierno se estuvieron vendiendo bien hasta aproximadamente el 12 de octubre, momento en que cayeron en barrena hasta el punto de que se generaliz¨® lo de vender sin beneficios simplemente para vaciar almacenes.
30% de devoluci¨®n
A este desastre puede sumarse el hecho de que en el sector de la moda actualmente se devuelve entre el 28% y el 30% de las letras emitidas. Nada de esto quiere decir que no se venda, que no contin¨²e diariamente la fren¨¦tica adquisici¨®n de nuevos productos de serie para colocar en escaparates y perchas a disposici¨®n del consumidor.En la Semana Internacional de la Moda ha habido m¨¢s de 120 desfiles en los propios stands y la ocupaci¨®n ha llegado a las 721 unidades, con un total de 463 firmas, lo que estabiliza la cifra con respecto a febrero del pasado a?o, donde hubo m¨¢s espacio ocupado pero pr¨¢cticamente igual n¨²mero de firmas. Es decir, todos se han apretado el cintur¨®n en la operaci¨®n prestigio.
La facturaci¨®n real en el terreno de la moda es de dif¨ªcil comprobaci¨®n en la mayor¨ªa de los casos, seg¨²n el testimonio de varios organizadores especializados. Nadie es capaz de reconocer su fracaso de cara a la galer¨ªa y es por ello que de saberse cifras reales, se tardar¨¢ mucho tiempo en estar promediadas.
En cuanto a tendencias puede hablarse de influencias m¨¢s o menos bien asimiladas, mucho reciclado y hasta de papel calco, hecha excepci¨®n de algunos productos de prestigio creados expresamente para mayor gloria de su creador y donde no se adivina un sentido de la industria.
El ¨¢cido rumor de esta profesi¨®n, tan inveterado como consustancial al hecho mismo de la moda, no ha escatimado latigazos en todas partes a la poca originalidad, palabra tab¨² para calificar hoy cualquier producto de ropa. Se funciona con una especie de "fondo de armario" mental, y las referencias ajenas son no s¨®lo materia de cotilleo, sino arma real de trabajo, que suele volverse arrojadiza y herir al espectador m¨¢s o menos ilustrado cuando la prenda que se presenta s¨®lo atina a reproducir lo ajeno.
Babelia
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