Castizo
Los madrile?os nunca tuvieron el acento que se gastan el Juli¨¢n y la se?¨¢ Rita en La verbena de la Paloma, antes de que se estrenara la obra inmortal, de esto hace ya cien a?os. El acento y el habla castiza madrile?a se la inventaron Arniches, Ricardo de la Vega, Mu?oz Seca y P¨¦rez Fern¨¢ndez, seg¨²n dicen quienes de esto saben.Las se?as de identidad del madrile?o eran pocas e inconcretas siglos atr¨¢s, ¨¦sa es la verdad, y cuando aquellos geniales creadores de comedias, sainetes y enredos inventaron el habla castiza de Madrid, los madrile?os la imitaron y la asumieron para siempre jam¨¢s.
Algunos niegan la autenticidad del madrile?ismo por eso, pero est¨¢n equivocados. Qu¨¦ m¨¢s dar¨¢ si el madrile?o castizo es fruto de la evoluci¨®n o de la inventiva. El madrile?o antiguo pronunciaba Madr¨ª, tal como suena; y si fue Arniches quien le ense?¨® a decir Madriz poco importa ya, pues esa zeta bien marcada y altanera le sale del alma. Un madrile?o fet¨¦n sentencia "Juli¨¢n que ti¨¦s madre " y en esa frase encierra toda su filosof¨ªa existencial para casos de emergencia preventiva.
A veces al madrile?o apenas se le entiende; no por nada, sino porque utiliza frases redondas cuyo significado se llev¨® a la tumba la generaci¨®n que las invent¨®. Uno conoci¨® a la se?¨¢ Rosario, una mujer enteriza que gobernaba pensi¨®n. De impresionante porte, se coronaba la nuca con su buen mo?o a manera de torta de Cuaresma, luc¨ªa mant¨®n y hac¨ªa gala de un madrile?ismo castizo que inclu¨ªa honda sabidur¨ªa para encajar aquellas frases redondas en su justo momento y lugar.
Entre las muchas que utilizaba, un par de ellas dejaban al oyente sumido en la perplejidad. La primera: "No necesito ir a una de dos con limpio". Pasaron a?os sin que se supiera lo que quer¨ªa decir, hasta que apareci¨® su significado en un libro de N¨¦stor Luj¨¢n sobre la vida en el Siglo de Oro. "Dos con limpio" es la media cama que se alquilaba por una noche para compartirla con otro cliente, con la condici¨®n de que estuviera limpio".
La segunda frase, "A ¨¦sa se la ve el padre Pacheco", contin¨²a ignota. Un servidor ha preguntado a todo el mundo, incluso al propio Luj¨¢n, sin resultado alguno. Queda, pues, la conjetura: ?ser¨ªa el padre Pacheco la marca de un refajo?; ?o se tratar¨ªa, acaso, de un fraile del tiempo del rey Carolo, famoso por su cara de chichi?
Uno expone aqu¨ª (humildemente) esta curiosidad insatisfecha, por si alguien la puede desvelar. Ser¨ªa un favor personal, y adem¨¢s reivindicar¨ªa el honor del padre Pacheco, tanto tiempo sumido en el anonimato, el pobre.
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