Las pensiones del siglo XXI
El debate del sistema de jubilaci¨®n condicionar¨¢ el modelo futuro del Estado de bienestar
El ministro de Econom¨ªa, Pedro Solbes, abri¨® la caja de los truenos con sus declaraciones sobre las pensiones del futuro. Y sin embargo la semana anterior el Pleno del Congreso de los Diputados aprob¨® la constituci¨®n de una ponencia para estudiar, sin l¨ªmite de tiempo, la reforma econ¨®mica de la Seguridad Social de cara a proporcionar un diagn¨®stico sobre el futuro del sistema. El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social viene preparando papeles para una eventual reforma de las prestaciones sociales desde hace varios meses y algunos de estos documentos fueron ense?ados en las reuniones celebradas durante el proceso de concertaci¨®n social de 1993.La reforma de la Seguridad Social es, seg¨²n fuentes del Ministerio de Econom¨ªa, una necesidad inaplazable. No abordarla, explican, ser¨ªa una irresponsabilidad. Es algo que todos los pa¨ªses de nuestro entorno se plantean. Incluso, representantes de la oposici¨®n que calificaron de alarmistas las advertencias de Solbes, defendieron en la comisi¨®n del Congreso creada a tal fin la necesidad de. actuar. Es lo que el ministro quiso decir y no dijo: que quienes rondan los 40 pueden tener problemas con su pensi¨®n si no se adoptan medidas.
El debate se ha iniciado en torno a los problemas demogr¨¢ficos de la sociedad espa?ola de las pr¨®ximas d¨¦cadas, dado el fuerte ritmo de envejecimiento que experimentar¨¢ la poblaci¨®n espa?ola en las pr¨®ximas d¨¦cadas. Algunos expertos en demograf¨ªa, en Seguridad Social y responsables pol¨ªticos consideran, sin embargo, que no es precisamente la demografia el elemento sustancial a tener en cuenta sobre el futuro de las pensiones o las pensiones del futuro.
Estos dem¨®grafos y economistas tratan de quitar importancia al efecto "demograf¨ªa" (aumento de las personas de mayor edad con respecto al conjunto de la sociedad y al volumen de cotizantes) sobre las pensiones futuras. Por razones distintas llegan a conclusiones similares.
Razones de edad
En la actualidad hay casi 6,8 millones de pensionistas en Espa?a. De ellos s¨®lo la mitad lo son por razones de edad. El resto perciben una pensi¨®n por otros motivos: invalidez y viudedad, fundamentalmente, y orfandad y otros, en mucha menor medida. "Por ello", dice Adolfo Jim¨¦nez, secretario general de la Seguridad Social, "los problemas demogr¨¢ficos, de afectar, s¨®lo lo hacen sobre una parte de los gastos de pensiones".Con este argumento no est¨¢n de acuerdo todos los expertos consultados. Para Almudena Dur¨¢n, dem¨®grafa, "buena parte de las pensiones de viudedad y de invalidez las perciben personas mayores, en edad de jubilaci¨®n, que lo que ocurre es que puede que no tengan derecho a una pensi¨®n de jubilaci¨®n".
Pero Dur¨¢n s¨ª da una gran importancia al proceso de envejecimiento de la poblaci¨®n. Las proyecciones sobre evoluci¨®n de la poblaci¨®n por grupos de edad parece taxativa: en 1990 algo menos del 14% de la poblaci¨®n ten¨ªa m¨¢s de 65 a?os; en 1995 este porcentaje se elevar¨¢ en algo menos de dos puntos y en el 2000 en 1,5 puntos. Para el 2010 se situar¨¢ ya en 17,86% de la poblaci¨®n total, mientras que en el 2025 superar¨¢ el 22% y en 2040 supondr¨¢ casi un tercio de la poblaci¨®n.
"No se trata tanto del porcentaje de poblaci¨®n mayor sobre el total de la poblaci¨®n", afirma Jos¨¦ Aranda, estad¨ªstico facultativo del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, "sino la cifra en s¨ª misma" que supondr¨¢ que a principios del pr¨®ximo siglo haya 6,5 millones de personas de 65 a?os o m¨¢s y que cuarenta a?os m¨¢s tarde esa cifra llegue a los nueve millones de personas.
"Junto a las necesidades de' recursos para pagar pensiones a todas estas personas", dice Aranda "hay que tener en cuenta el resto de gastos sociales que se van a demandar por parte de este colectivo, mucho m¨¢s elevados que los que se exigen ahora". Es tos gastos nuevos son todos los referidos a sanidad derivada de la edad, al cuidado de las personas mayores que con el tiempo van siendo incapaces de desenvolverse por s¨ª mismas y necesitan ayuda.
Crear empleo
La cuesti¨®n demogr¨¢fica es importante, se se?ala, pero no es la esencial si junto al crecimiento de la edad media de la poblaci¨®n se produce un proceso de crecimiento de la poblaci¨®n activa y ocupada; "si la tasa de desempleo desciende hasta niveles comparables con lo que ocurrre en otros pa¨ªses europeos; si la incorporaci¨®n de la mujer al mundo del trabajo se coloca en tasas similares a las que ya existen en otras zonas, el proceso de envejecimiento, al menos en un horizonte de 30 a?os, puede verse compensado". Por eso hay tomar medidas para paliar los problemas que se ven venir para plazos mayores.El sistema de pensiones de reparto est¨¢ basado en el n¨²mero de cotizantes para los ingresos, mientras que los gastos dependen del n¨²mero de pensiones, de la pensi¨®n media, del proceso de revalorizaci¨®n de las mismas y de la pol¨ªtica de m¨ªnimo s que se decida llevar a cabo como elemento de redistribuci¨®n de la renta.
Adem¨¢s, hay otros gastos correspondientes a prestaciones no contributivas que siguen a cargo de la Seguridad Social pero que, en puridad, deber¨ªan ser sufragadas por el Estado directamente. Cualquier reforma que se intenta, y de manera peri¨®dica se llevan a cabo en todos los pa¨ªses, busca volver a encontrar un equilibrio entre los ingresos y los gastos para un periodo prolongado de tiempo.
Los ingresos de la Seguridad Social proceden de las cuotas, satisfechas por los trabajadores y las empresas, y de las aportaciones del Estado. Por eso lo mejor es aumentar los ingresos gracias a la creaci¨®n de empleo que d¨¦ lugar a nuevos cotizantes. Incrementar los ingresos, subiendo las cotizaciones, permite obtener mayores ingresos en unos anos, al tiempo que se generan obligaciones mayores de pago para el futuro, ya que la pensiones de jubilaci¨®n se calculan sobre las cantidades efectivamente devengadas a lo largo de un n¨²mero determinado de a?os.
"Sin embargo", se?ala Joaqu¨ªn Almunia diputado socialista que forma parte de la ponencia del Congreso, "elevar mucho las cotizaciones supone encarecer el coste del factor trabajo con las repercusiones de p¨¦rdida de competitividad para la producci¨®n espa?ola que ello llevar¨ªa consigo". Almudena Dur¨¢n a?ade a ello que "una mayor cotizaci¨®n eleva el coste relativo del factor trabajo frente al factor capital, lo que puede incidir negativamente sobre la creaci¨®n de empleo".
El Estado puede aumentar su aportaci¨®n a la Seguridad Social permitiendo que se reduzca, relativamente la de trabajadores y empresas. Ello supondr¨ªa que una parte mayor de los impuestos actuales, u otros nuevos, se destinar¨ªan a financiar m¨¢s la Seguridad Social.
En la situaci¨®n actual, con el nivel de d¨¦ficit p¨²blico que se ha alcanzado, y con la necesidad de reducirlo, parece poco probable que se pudiera optar por una soluci¨®n de ese tipo. Otra cosa es que, como la reforma que se ponga en marcha tendr¨¢ un proceso de adaptaci¨®n muy prolongado en el tiempo, se acabe imponiendo como parte de la soluci¨®n global una medida de este tipo. Bien porque aumente la aportaci¨®n del Estado bien porque los gastos por prestaciones no contributivas, que en la actualidad pueden cifrarse casi en un bill¨®n de pesetas anuales, acaben siendo excluidos de la financiaci¨®n por la Seguridad Social.
Controlar gastos
En el componente de gastos es donde algunos de los expertos consideran que puede resultar m¨¢s f¨¢cil actuar. Como lo que. se busca, como se se?alaba ya en los documentos manejados en la mesa de la concertaci¨®n social, es un equilibrio para las pr¨®ximas d¨¦cadas, ya que el de las actuales est¨¢ garantizado, se puede actuar sobre la pensi¨®n media aumentando progresivamente el periodo m¨ªnimo exigible para tener derecho a pensiones contributivas. Tambi¨¦n se puede incrementar el periodo de cotizaci¨®n sobre el que se calcula la pensi¨®n futura, al tiempo que se puede aumentar tanto la edad real de jubilaci¨®n como la legal, dando marcha atr¨¢s al proceso iniciado por el primer Gobierno socialista que baj¨® la edad de jubilaci¨®n de los 70 a?os a los 65."La desaparici¨®n del sistema p¨²blico de Seguridad Social es impensable e imposible", coinciden en se?alar Adolfo Jim¨¦nez y Joaqu¨ªn Almunia. Ambos dicen que no hay ahorro suficiente para hacer frente a los compromisos adquiridos en materia de pensiones y al tiempo iniciar un proceso de capitalizaci¨®n que sustituya al actual sistema de reparto.
As¨ª piensa Juan Antonio Fern¨¢ndez Cord¨®n, director de Instituto de Demograf¨ªa, que se decanta claramente porque "el sistema de pensiones contin¨²e siendo un pacto entre generaciones que se renueva y que permite al Estado mantener una pol¨ªtica redistributiva de la renta porque, de otra forma, se ir¨ªan formando dos grupos cada vez m¨¢s diferenciados entre los pensionistas futuros".
El otro orden de intervenci¨®n en el que se trabaja es lograr reducir de forma importante el peso del resto de las pensiones sobre el conjunto de los gastos. Rebajar las pensiones por invalidez, definiendo mejor las causas que las generan y tratando de eliminar el fraude existente, es uno de los objetivos b¨¢sicos de la unidad especial contra el fraude puesta en marcha a finales del pasado a?o.
La incapacidad laboral transitoria y la invalidez suele utilizarse como v¨¢lvula de escape para generar pensiones en algunos reg¨ªmenes especiales y en momentos de crisis econ¨®mica. Las tasas de siniestralidad tienden a crecer en los a?os en los que el empleo cae.
Algunas regulaciones de empleo acaban disfraz¨¢ndose de expedientes de invalidez. Otra explicaci¨®n no tiene el incremento que se registra en esos a?os. Y no se puede olvidar que el 25% de las pensiones corresponden a invalidez.
Otro de los componentes importantes del gasto de pensiones se produce por la revalorizaci¨®n que ¨¦stas tienen todos los a?os. En los ¨²ltimos siete a?os la revalorizaci¨®n de pensiones ya existentes ha sido superior a la subida del ¨ªndice de precios de esos a?os. S¨®lo hubo un a?o en el que las pensiones subieron menos que los precios. Esta revalorizaci¨®n ha sido socialmente necesaria, dados los bajos niveles de los que part¨ªan buena parte de las pensiones. Por eso las subidas han sido m¨¢s altas en las m¨¢s bajas que en el resto.
Hay expertos que empiezan a se?alar que la pol¨ªtica de m¨ªnimos, al acercarse la pensi¨®n m¨ªnima no contributiva al salario m¨ªnimo, y de revalorizaci¨®n continuada por encima del IPC, puede estar llegando a su fin al haber alcanzado niveles aceptables.
Otra de las v¨ªas de soluci¨®n es ahondar en el concepto de pensi¨®n familiar o concurrencia de pensiones, no s¨®lo cuando se produce en una persona sino cuando tiene lugar en la unidad familiar. Cada vez van a ser m¨¢s las familias en las que ambos c¨®nyuges hayan generado derechos de pensi¨®n o casos de viudedad en los que haya tambi¨¦n una pensi¨®n propia. Limitar la percepci¨®n de ambas pensiones, al establecer topes m¨¢ximos, es una alternativa que se maneja para el futuro a medio plazo. Pero ello choca con la filosof¨ªa de dise?ar un sistema p¨²blico de pensiones en el que la capitalizaci¨®n, y no el reparto, sea el elemento esencial.
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