El veto y el voto en Bruselas
El voto por mayor¨ªa cualificada es uno de los mecanismos m¨¢s caracter¨ªsticos del funcionamiento de la Uni¨®n Europea. Se halla a medio camino entre el voto por mayor¨ªa simple (7 Estados sobre 12 o, en el futuro, 9 sobre 16) y el voto por unanimidad. El primero puede dar lugar a alianzas de peque?os pa¨ªses en contra de una mayor¨ªa de la poblaci¨®n. El segundo es de gran dificultad y da el derecho de veto a cualquier pa¨ªs en cualquier momento.La mayor¨ªa simple se utiliza en ocasiones excepcionales: cuando no hay ning¨²n procedi miento de voto previsto y en algunos temas de formaci¨®n profesional y planes de estudio. La unanimidad, que no excluye la abstenci¨®n de uno o m¨¢s Estados, se utiliza en las decisiones institucionales (la admisi¨®n de nuevos miembros, por ejemplo), algunos aspectos del Mercado Unico (derecho de establecimiento, armonizaci¨®n fiscal o medio ambiente) y los nuevos pilares de Maastricht (pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n y pol¨ªtica de interior y judicial).
La mayor¨ªa cualificada es el sistema de decisi¨®n que ha permitido la construcci¨®n del Mercado ¨²nico y la pol¨ªtica de cohesi¨®n econ¨®mica y social. No es el caso, en cambio, del Tratado de Uni¨®n Europea. Los dos nuevos pilares de Maastricht prev¨¦n que la decisi¨®n de actuar o emprender una acci¨®n com¨²n se tomar¨¢ por unanimidad (por ejemplo, abrir camino a la ayuda humanitaria en la antigua Yugoslavia), pero las modalidades de su aplicaci¨®n -en principio m¨¢s t¨¦cnicas que pol¨ªticas- se decidir¨¢n por mayor¨ªa cualificada.
La mayor¨ªa cualificada requiere la adjudicaci¨®n de un n¨²mero de votos a cada pa¨ªs, ponderados en funci¨®n de la poblaci¨®n, aunque con notables desequilibrios entre la sobrerrepresentaci¨®n, por ejemplo, de los luxemburgueses (un voto para 200.000 habitantes) y la infrarrepresentaci¨®n de los alemanes (un voto para ocho millones). Los pa¨ªses llamados grandes tienen un margen de maniobra adicional, dado por el peso espec¨ªfico de su diplomacia y de su econom¨ªa. S¨®lo un grande, Italia, no proyecta ahora su aut¨¦ntico peso pol¨ªtico. Francia, Alemania o Reino Unido pesan m¨¢s que sus 10 votos, y tienen capacidad para bloquear decisiones sin necesidad de realizar el gesto formal de un veto. Los pa¨ªses peque?os, entre los que se hallan los cuatro candidatos, son los que est¨¢n m¨¢s sobrerrepresentados. Espa?a, en cambio, cuenta con muchas dificultades para maniobrar si desaparece la minor¨ªa de bloqueo mediterr¨¢nea. Al decir de la diplomacia espa?ola, ¨¦sta es la que ha permitido mantener un nivel de peso e influencia aceptable desde 1986 hasta ahora. Su desaparici¨®n deslizar¨ªa a Espa?a al grupo de los pa¨ªses peque?os, seg¨²n los negociadores de la Secretar¨ªa de Estado para Europa.
Espa?a ha conseguido votaciones favorables en la elaboraci¨®n de numerosas directivas del Mercado ¨²nico, gracias a la minor¨ªa de bloqueo en muchos casos.
El debate planteado por Espa?a, con el apoyo del Reino Unido y de Italia, esconde un problema mucho m¨¢s serio que un mero procedimiento de voto. Buen n¨²mero de pa¨ªses ven¨ªan planteando la necesidad de reforma institucional de la Uni¨®n antes de admitir cuatro nuevos socios, con el argumento de que los m¨¦todos de trabajo y decisi¨®n ahora con 16 socios ser¨¢n los mismos que cuando la Comunidad Europea estaba compuesta por seis. La presi¨®n de los pa¨ªses m¨¢s apresurados en la ampliaci¨®n, con Alemania a la cabeza, llev¨® a que la cumbre de Lisboa Junio de 1992) decidiera ampliar sin reformas. La m¨²sica repetida desde entonces es que la ampliaci¨®n no est¨¢ en contradicci¨®n con la profundizaci¨®n y la cohesi¨®n de las instituciones. Pero la reserva de Espa?a responde a la sospecha de que es exactamente lo contrario lo que sucede.
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