Por suerte, nos queda la palabra

Todo el concepto del moderno show business (tan necesario, al parecer) se derrumba ante una propuesta como La Voz y la Palabra, que Paco Ib¨¢?ez y Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo presentaron en Barcelona. Dos sillas de madera, una. mesa con faldones rojos, un cenicero, dos botellas de agua y un par de vasos en un escenario totalmente negro. Y los dos hombres, tambi¨¦n vestidos de negro, iluminados por sendos focos: uno, sentado tras la mesa y rodeado por el humo de un eterno cigarrillo; el otro, de pie con su guitarra espa?ola. Y un pu?ado de poemas. No fue necesario nada m¨¢s para mantener en vilo al p¨²blico durante m¨¢s de una hora.Goytisolo no es el mejor rapsoda del mundo ni Ib¨¢?ez tiene una voz inapelable, pero dif¨ªcilmente alguien ser¨¢ capaz de emocionar como lo consigue el poeta cuando lee su Autobiograf¨ªa (No sirves para nada) o como cuando el cantante ataca La poes¨ªa es un arma cargada de futuro.

Goytisolo le¨ªa un poema e Ib¨¢?ez, a rengl¨®n seguido, cantaba una canci¨®n buscando alg¨²n paralelismo entre ambos. La iron¨ªa se mezcl¨¦ con la ternura y la realidad de la vida cotidiana con los sue?os m¨¢s desaforados; el pasado y el presente de la poes¨ªa se dieron la mano. Palabras para Julia concluy¨® una hora y cuarto de reivindicaci¨®n pura de la palabra, entre el entusiasmo de un p¨²blico tan entregado a la poes¨ªa como a la canci¨®n. El momento m¨¢s emotivo de la noche fue ver a todo un teatro en pie, aclamando a un poeta que no sab¨ªa qu¨¦ cara poner ante el aluvi¨®n de v¨ªtores. Una imagen que deber¨ªa hacer pensar a m¨¢s de uno.