Integradores y apocal¨ªpticos
AUNQUE SE comprenda la decepci¨®n de algunos renovadores, v¨ªctimas de la integraci¨®n forzosa, una visi¨®n de las resoluciones del 330 congreso del PSOE permite considerar sus resultados como una victoria pol¨ªtica renovadora sin ruptura organizativa. El efecto es que por primera vez en a?os existe coherencia entre el discurso program¨¢tico y la pr¨¢ctica pol¨ªtica, adem¨¢s de una direcci¨®n identificada con ambos.La derrota pol¨ªtica del guerrismo se ha manifestado en la convalidaci¨®n de la pol¨ªtica del Gobierno, frente a su pretensi¨®n de contar con una alternativa de socialismo aut¨¦ntico apoyada por la base. Los debates han demostrado que el guerrismo carec¨ªa de alternativas incluso en los temas que hab¨ªa elegido como bandera: pol¨ªtica de alianzas, l¨ªnea sindical, pensiones. Favorecer la competitividad para poder financiar las prestaciones sociales, abandono de la cultura del asistencialismo, impulso de la reforma laboral, ventajas fiscales para los empresarios que creen empleo, no son novedades en la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno, pero s¨ª lo es su plasmaci¨®n en el programa del partido. Pero lo es sobre todo el abandono de la ret¨®rica populista con la que otras veces pretendi¨® envolverse dicha pol¨ªtica.
El envoltorio ideol¨®gico era sustancial para el guerrismo en su doble papel de guardi¨¢n de la ortodoxia y, a la vez, avalista del pragmatismo gubernarnental: los objetivos m¨¢ximos eran los de siempre, reafirmados por cada congreso; pero las condiciones concretas obligaban a aplazarlos indefinidamente. El concurso de Guerra era imprescindible para hacer pasar sin esc¨¢ndalo la contradicci¨®n entre lo uno y lo otro. Pero si se abandona la ret¨®rica y el discurso responde a lo que verdaderamente se hace, ese papel mediador, de avalista, ya no es tan importante.
Sin embargo, el guerrismo no ha sido barrido: ello no habr¨ªa sido renovador; ni siquiera democr¨¢tico. Es verdad que, si el vencedor hubiera sido Guerra, seguramente habr¨ªa intentado laminar a los derrotados, pero ello no es argumento suficiente para que sus enemigos le imiten: la renovaci¨®n surgi¨® en buena medida contra ese sectarismo. Por otra parte, muchos miembros del PSOE, al margen de cu¨¢l haya sido su voto en la elecci¨®n de delegados, son espont¨¢neamente guerristas (o por lo menos integradores), en el sentido de considerar a su partido una fortaleza asediada por el mundo exterior, de valorar por encima de todo la lealtad intrapartidaria (a despecho de filesas), de identificar la continuidad organizativa con la de un n¨²cleo de dirigentes depositarios de la memoria colectiva, etc¨¦tera. Por ello, los riesgos de ruptura organizativa no depend¨ªan s¨®lo de la profundidad del resentimiento del n¨²mero dos, y habr¨ªa sido irresponsable seguirle el juego de forzar las cosas hasta el borde de la escisi¨®n. Como ha dicho Arzalluz, s¨®lo nos faltaba que el partido que gobierna el pa¨ªs, 10 de las 17 autonom¨ªas y much¨ªsimos ayuntamientos se rompiera ahora.
El congreso de Palma, en el que se suicid¨® una UCD todav¨ªa en el poder, pero paralizada por las querellas entre sus principales dirigentes, ilustra cu¨¢les eran los riesgos que ahora corr¨ªan los socialistas. Que se hayan evitado a dos meses de unas elecciones es conveniente para el equilibrio pol¨ªtico de un pa¨ªs en el que cuatro de cada 10 electores se identifican gen¨¦ricamente con posiciones de centro-izquierda.
Pero evitar la ruptura era s¨®lo uno de los objetivos del congreso. El otro era contener el deterioro de la credibilidad del personal pol¨ªtico socialista y la deslegitimaci¨®n del sistema resultante de la combinaci¨®n entre crisis econ¨®mica y esc¨¢ndalos pol¨ªticos. Ello implicaba hacer expl¨ªcita la autocr¨ªtica insinuada hace un a?o por Gonz¨¢lez (ante los estudiantes) y demostrar la voluntad de enmienda con gestos organizativos tangibles. Tales gestos, si los ha habido, han sido tan sutiles que casi nadie los ha advertido. Mientras que los de reafirmaci¨®n en el sentido opuesto al de la autocr¨ªtica han sido muy visibles. Lo que significa que es muy dif¨ªcil que, sin mediar una derrota electoral, la renovaci¨®n ideol¨®gica alcance en profundidad al conjunto de la organizaci¨®n de un partido.
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