Una II Rep¨²blica escorada a la derecha
LA II Rep¨²blica Italiana -sea igual, distinta o parecida a la anterior, nadie podr¨¢ impedir ya que as¨ª sea conocida para la historia- va a estar escorada hacia la derecha. A tenor de los primeros sondeos difundidos anoche, la coalici¨®n de derechas formada por Forza Italia, de. Silvio Berlusconi; la Liga Norte, de Umberto Bossi, y la Alianza Nacional (neofascista), de Gianfranco Fini, puede obtener la mayor¨ªa absoluta en la c¨¢mara de 630 diputados, lo que ayer mismo provoc¨® la satisfacci¨®n de los mercados y demostr¨® que los italianos han sido capaces de despedir al antiguo r¨¦gimen y a sus partidos, mejor o peor reciclados, con un adi¨®s bastante sonoro.El nuevo derechismo italiano presenta caracter¨ªsticas muy particulares. En primer lugar, Berlusconi es la derecha, pero no la del establishment de toda la vida, puesto que ¨¦sa m¨¢s bien habr¨ªa que buscarla en los partidos del centro, que apenas han sobrevivido a la presi¨®n del rodillo compresor de conservadores y progresistas. Forza Italia representa a una nueva derecha sumamente antiestatalista, con lo que ya se desmarca de sus antecesoras democristianas en el poder, y carece adem¨¢s de lo que podr¨ªamos llamar bases hist¨®ricas de ese tipo de partidos: ni grandes familias, ni poderes hist¨®rico-f¨¢cticos, ni nada parecido. Es una derecha de los negocios, muy personalizada en un l¨ªder que ha sabido convencer a los italianos de que val¨ªa la pena seguir a este nuevo flautista de Hamelin, y tras el que no parecen hallarse otros intereses que los propios de gran empresario de la comunicaci¨®n y la publicidad.
El caso de la Liga Norte tambi¨¦n es peculiar. Dada su base meramente regional, los resultados electorales de la Liga son complementarios, subsidiarios Casi del triunfo de Berlusconi. Cabe la posibilidad de que sus diputados acaben. por preferir banderas nacionales a las puramente lombardas o septentrionales. En tercer lugar surge un partido neofascista que, a tenor de los primeros resultados difundidos anoche, ha obtenido el mejor resultado hist¨®rico de todas aquellas formaciones italianas que en las ¨²ltimas d¨¦cadas han reconocido alg¨²n parentesco con el totalitarismo de Mussolini. Tampoco aqu¨ª estamos ante una derecha cl¨¢sica, sino ante un sorprendente salto atr¨¢s en la reivindicaci¨®n de un estado social, todo lo contrario de lo que representa el l¨ªder de Forza Italia.
No ser¨ªa justo decir que el gran perdedor es el PDS de Achille Ocehetto. Los ex comunistas han efectuado un tr¨¢nsito m¨¢s que digno de una situaci¨®n de muchos votos y ninguna participaci¨®n en el Gobierno de la I Rep¨²blica a un cierto repliegue electoral, pero quedando en buena situaci¨®n como futura alternativa de gobierno. Hoy no es todav¨ªa la hora de los ex comunistas convertidos en socialdem¨®cratas, pero lo importante es que han entrado en el juego electoral con una autonom¨ªa y credibilidad que no alcanz¨® jam¨¢s el partido socialista de Bettino Craxi.
El l¨ªder de Forza Italia es una notable inc¨®gnita, aunque muchos analistas afirman ya que su populismo demag¨®gico, su campa?a electoral basada en un permanente blitz televisivo y la ausencia de un programa profesional y veros¨ªmil justifican todas las reservas. Esperemos, pues, al primer acto fundacional del nuevo r¨¦gimen; a la formaci¨®n de un Gobierno, con o sin Berlusconi a la cabeza. Veamos sus nombres, oigamos sus palabras, estudiemos sus gestos. A ver a qu¨¦ se parece esta II Rep¨²blica.
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